Capítulo 15: "Emma y Carott"

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Narrador omnisciente

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Blaitt: ¿Me extrañaste, gatita?

La chica estaba totalmente desconcertada al ver delante de ella a alguien que hace solo unos momentos, daba por desaparecido. El gato blanquinegro salió de la maleta y se acomodó en el asiento, viendo como Marinette seguía desconcertada.

Marinette: ¿¡B-Blaitt!? ¿¡Qué!? ¿¡Cómo!? ¡Adrien me dijo que desapareciste!

Blaitt: "Oh, Blaitt, no te fuiste, ¡estoy tan feliz!"... -suspira- Yo también creía que iba a desaparecer y resulta que justo en ese momento, cuando la última partícula de mi existencia iba a desaparecer...

Hizo una mueca y apuntó el bolso de la peliazul. Desde ahí se asomó Tikki, que estaba un poco asustada por como aquella copia la observaba, claramente molesto.

Blaitt: Marinette, traslado, bla bla bla... Mi esfuerzo y mi libertad se fueron en cuanto esa criatura abrió la boca.

Marinette: Parece que lo entiendo. Lo siento... Creo, pero, ¿qué harás ahora?

Blaitt: No es que como si tuviera opción. Iré contigo; sé cómo curar a un kwami –sonríe- Así volverás lo más pronto posible y yo me liberaré de ustedes.

Marinette: Qué problema –se lleva la palma a la frente- Llamaré a Adrien para decirle que-...

En cuanto ella había tomado el celular, Blaitt se levantó bruscamente y le arrebató el aparato de las manos.

Blaitt: No, no, gatita mala. Si me metí en una maleta, doblado inhumanamente, fue para que él no me viera. ¿Cómo crees que estará si sabe que permaneceré contigo?

La chica lo pensó por un momento. Era cierto que eso le podría causar problemas, pero por otro lado, no le gustaría mentirle a Adrien de esa manera. Si ellos eran...

Marinette: ¿Qué se supone que somos? –susurro-

Se llevó la mano al mentón y pensándolo, no lo logró llegar a una respuesta. Iba a pedirle a Blaitt que la dejara hacer una llamada para resolver eso de inmediato, pero cuando lo miró, se dio cuenta de que el gato había usado su cataclismo sobre su preciado celular. Sollozó en silencio un momento, estaba en un enredo y no tenía salvación.

El viaje se había vuelto silencioso, Marinette no dejaba de mirar a su acompañante, pues aún no le daba las gracias, ¿por qué?, por todo lo que él hizo.

Marinette: Gracias.

Blaitt: -se sonroja- No sé de qué hablas. ¿Dónde se supone que vamos?

Marinette: Al aeropuerto para tomar nuestro vuelo a Tokyo.

Blaitt: Menudo fastidio.

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Fueron aproximadamente once horas de vuelo por las que pasaron ambos. Como el viaje era por la noche, durmieron toda la trayectoria para estar descansados y comenzar su trabajo en buenas condiciones.

Marinette: Tikki, ¿dónde están?

El kwami salió del bolso un momento e indicó una banca donde había una chica de pelo rubio largo y ojos de un tono celeste. Cargando todas sus cosas Marinette y Blaitt se acercaron a ella, recibiendo una mirada examinadora. En ese momento fue cuando la peliazul se alteró, se había olvidado de que no sabía decir una sola palabra en japonés.

-¿Marinette Dupain-Cheng? No te preocupes, sé hablar francés a la perfección, originalmente nací ahí. Soy Emma.

Marinette: O-Oh –suspira aliviada- Eso es conveniente.

Emma tan solo se levantó e hizo una seña para que la siguieran, su rostro demostraba una seriedad que lograba incomodar a los visitantes. Fuera del aeropuerto los hizo subirse a la limusina, que rápidamente los llevó a unos departamentos.

Marinette: ¡Increíble, el edificio es enorme!

Blaitt: Enorme será el dolor que sentirás cuando te lance todas tus maleta encima si no me ayudas.

Emma: Entren y elijan el cuarto que deseen. El edificio es mío, y aparte de la habitación quince, todas están libre.

A ambos casi se caen de la impresión, pero solo se decidieron a los cuartos más cercanos a la habitación de Emma, pues así sería más fácil la comunicación. Dejaron las maletas en el lugar elegido y se reunieron con la rubia en la entrada.

Blaitt: Y bien, ¿dónde está ese kwami?

Emma: Su nombre es Carott. Síganme.

Los guío hasta un pequeño dormitorio donde en una gran cama, se podía ver una dormida criatura de un rosado muy claro, y unas orejas similares a las de un conejo.

Marinette: Pobre...

Blaitt: Se ve menos grave de lo que esperaba. Bien, lo explicaré rápido. Este kwami tuvo contacto con una mariposa negra, ¿no? Entonces lo que necesita es un "antídoto".

Emma: ¿Y eso se consigue...?

Blaitt: Para eso está Marinette –la apunta-. Ella utiliza un yo-yo, Emma, y lo arreglaremos para que cuantos más akuma purifique, más remedio contra ellos conseguirá juntar. Puede sonar confuso, pero es muy simple.

Al escuchar aquello los ojos de la peliazul se iluminaron. Quizás su estancia en Tokyo sería mucho más corta de lo que creía.

Marinette: Y, y, ¿cuántos necesitamos?

Blaitt: Viendo este caso... Necesitarás vencer al menos cuatrocientos akuma.

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Los dos Chat Noir'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora