Capítulo 24: "El pasado"

6.4K 509 88
                                    

Narra: Emma.

********************************************
No puedo creerlo... Me han traicionado. Por una vez que entregué mi confianza a alguien y la tiró al suelo..., restregándola frente a mí, como si no valiera nada.

Ahora sólo quiero huir y no ver esos rostros nunca más. En particular el del que hacen llamar mi hermano, ése es el peor de todos. Me trae malos recuerdos..., además, lleva la misma cara de inocente de siempre. Con darle una mirada, sé que es el mismo, no ha cambiado en nada.

Hubo en tiempo en el que fuimos una buena familia. Papá siempre salía en la televisión por sus fantásticos diseños y nosotros aparecíamos junto a él, siempre lo halagaban por la linda familia que tenía. Hasta que en un momento, todo se quebró.

Flash back.

Un día fuimos llevados a una especie de reunión familiar en el salón. En aquel entonces yo tenía al menos ocho años y Adrien recién cinco, aunque para nuestras edades sabíamos muy bien lo que pasaba a nuestro alrededor. Después de todo, siempre pasábamos en la mansión porque a nuestro padre no le gustaba que saliéramos e incluso contrató profesores para ambos.

Cuando todo nuestro pequeño círculo estuvo reunido, papá comenzó a hablar con mamá como fingiendo que no nos escontrábamos allí. Al principio ni a mí ni a mi hermano nos importó demasiado, por lo que comenzamos a hacernos morisquetas mutuamente, hasta que la conversación de lo adultos comenzó a subir de tono.

-¡Pero Emma es más grande! No puedes hacer que Adrien comience a modelar en tus revistas... Menos obligarlo practicar esgrima.

-Son mis hijos también, harán lo que yo quiera. No puedo meter a Emma en un traje de varón para alguien tan pocos años, a Adrien sí. Además, sabes como están las cosas en las calles de hoy, tiene que saber defenderse desde ya.

-Gabriel, querido... ¡Tiene cinco años!

Continuaron discutiendo un rato más. Mamá sólo me nombraba para proteger a mi hermano y a mi padre hablaba de mí como un objeto que no le servía. Cuando oí que sus palabras se pasaban a gritos, le dije a Adrien que se alejara y me interpuse entre mis padres.

-N-No peleen...

Justo en ese momento, mi papá pareció colapsar y se levantó de golpe dispuesto a retirarse. En un intento de que todo se arreglara, me gané delante de él, pero sólo recibí un empujón para apartarme de su camino.

-No molestes. No me sirves, las mujeres aquí son inútiles.

Fue con esa frase que me marqué para siempre. Desde esa tarde que se veía tan normal en un principio, ya nada podía ser como antes. Ahora las discusiones de los adultos eran frecuentes y vivíamos con miedo de que los gritos se convirtieran en golpes.

Yo quedé totalmente excluida. Por las órdenes de papá, Adrien tuvo que aprender cosas básicas sobre la esgrima, y es que apenas podía sostener la espada y quedaba lleno de heridas; ahí era cuando mamá llegaba a su lado, preocupada, para preguntarle si le dolía algo. Todo se concentró en él, sólo en él.

El ambiente que antes sí podíamos llamar familiar, ahora estaba lleno de una atmósfera densa. A la hora de comer, todos bajaban su vista al plato de comida sin mirar a nadie, y cuando volvían a levantar la cabeza era para salir de la mesa e irse a su habitación.

Lo único que se oía en los pasillos eran los llantos de mamá por el cambio tan drástico y los fuertes reclamos de papá a mi hermano... Digo sin certeza que hasta algunos golpes llegaron a mis oídos. Mi trayecto por el largo pasillo que conectaba las distintas partes de la mansión se hacía eterno, pero por más rato que permaneciera allí nadie me veía, ni nadie quería verme.

Cada vez los días eran más duros... Recuerdo que mientras permanecía en mi habitación, mi padre entró de repente. Estaba alzando su mano como si quisiera desquitarse conmigo por quién sabe qué cosa. Detrás de él apareció mi madre y apenas lo detuvo.

-Ya estoy harto... Te entrometes en todo, ¡váyanse de aquí! ¡Ustedes no pueden vivir más en este lugar!

Lo que dijeran ya no parecía afectarme. Mamá lloraba mientras guardaba algunas prendas en unas maletas, me dijo que nos marcharíamos esta misma noche. Cuando su equipaje estuvo listo, me tomó de una mano y empezamos a caminar hacia la salida, pero algo la detuvo.

-¿Dónde vas mamá?

Vi como ella intentó seguir su camino sin prestar atención. Antes de subir a la limusina que nos llevaría hasta el aeropuerto, se dispuso a girar, y yo también lo hice pero solo para verificar que nos separábamos de Adrien. Sentía como si cada una de las cosas que pasaban fueran culpa de él, por él nos íbamos, por él la felicidad que alguna vez existió se había esfumado.

-Volveré hijo..., volveré.

Escuché como mi madre susurró con un hilo de voz, mientras que miraba al portero sujetando a mi hermano ahogado en lágrimas. Lástima que sus palabras nunca se cumplieron. Dos años después de haber llegado a Japón, ella murió de una enfermedad que siempre mantuvo oculta para no alterar las cosas... Y ahí, me vi totalmente sola.

Fin Flash Back.

Seguía caminando por la ciudad sin rumbo alguno. No sé qué siento, rabia, pena o un poco de ambas...

"Yo soy Le Papillon".

Una voz sonó en mi cabeza.

"Puedo darte lo que necesitas para tu venganza a quienes te han hecho sufrir, pero a cambio me tendrás que dar algo".

Emma: ... Bien.

********************************************

Los dos Chat Noir'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora