Capítulo 30: "El camino juntos"

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Narra Marinette.

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Estaba observando la ciudad desde lo azotea de mi casa. El clima era cálido, muy agradable, el viento tibio movía mi cabello era un día tan perfecto que te hacía permanecer con una constante sonrisa... Aunque claro, no sólo el clima era el causante de ello.

Mientras me reía de la vida, unos brazos rodearon mi cintura y de inmediato sentí mi cuerpo en contacto con otro.

Adrien: Vamos princesa, es hora de comer, eres la única que falta.

Sus labios me dieron un pequeño beso en la frente, al mismo tiempo que su mano tomaba la mía para llevarme caminando más rápido.

En el salón, no encontré la mesa habitual para apenas tres personas, sino una varias veces más grande. Alrededor de ella estaban mis padres, Emma, el padre de Adrien, y restaban tres puestos. En uno de los faltantes coloqué un pequeño cuadro de Blaitt, para luego ocupar el asiento que me correspondía, al lado de mi querido rubio.

El almuerzo transcurrió de cierto normal. Era la primera vez que reuníamos de modo tan general a la "familia", y bueno, todas las cosas que nos pasaron hace seis meses no eran algo que pudiésemos pasar por alto. Luego de un tiempo, nos decidimos a hablarle a nuestros padres de nuestra relación, aunque cuando nos llenaron de preguntas de "cómo empezó", vaya, sí era muy difícil de responder.

No podía simplemente decir que Adrien vivió conmigo mientras mis padres vacacionaban, que un gato blanquinegro me intentó secuestrar un montón de veces o que las cosas se dieron y ya, tampoco iba a mentir. Aunque claro, ¡tampoco les diría que éramos Ladybug y Chat Noir a sus espaldas!

Volviendo a la cena... Mi madre parecía llevarse muy bien con Emma, hablando de cómo era Japón y la vida allí. Por otro lado, mi padre no parecía tener mucho éxito con el señor Gabriel, ningún tema lo animaba o lo hacía cambiar su serio rostro, aunque no nos sorprendía demasiado.

Yo, entre todo ese revoltijo, unía mi mano con la de Adrien bajo la mesa, mientras que una película con mis recuerdos se reproducía en mi cabeza mientras observábamos algo que, desde nuestro punto de vista, era muy increíble y hermoso.

Gabriel: Ya ha pasado el tiempo adecuado -se limpia la boca con una servilleta-. ¿Nos dirán, de una vez, para qué han creado esta " reunión"?

Por su tono de voz parecía estar molesto, aunque si lo pensábamos casi lo obligamos a venir. Fue necesaria la ayuda de Emma y por algún motivo la de Alya para convenserlo. Aún así, eso no iba a desanimarme, ni mucho menos ahora.

Compartí una breve mirada con Adrien, quién me sonrió y al mismo tiempo levantamos nuestras manos unidas.

Adrien: Antes de que digan algo -mira a su padre-, nosotros ya lo decidimos.

Marinette: S-Siendo un poco más claros -ríe-, ya sabemos qué es lo que queremos hacer con nuestras vidas, el futuro.

Adrien: No hablamos de un rebeldía, o algo así, continuaremos los estudios tal como hemos estado siempre, sólo que...

Marinette: Quisiéramos hacerlo juntos.

Como era de esperarse el padre de Adrien sólo nos dirigió una breve mirada y se retiró del lugar. Por otro lado, Emma, mamá y papá se encargaron de darnos un apretado abrazo y sus felicitaciones.

***

Se me hacía muy raro ver todo tan perfecto. Era obvio que algunas complicaciones vendrían más adelante, sin duda, pero en este preciso momento todo parecía brillar. Fácilmente podía tomar la mano de Adrien en el momento que quisiera, aunque difícilmente la soltaría.

Adrien: ¿En qué piensas?

Con él cerca, todo espacio carecía de privacidad, pero eso realmente no me molestaba.

Marinette: En ti.

Adrien: Oh~, mira qué coincidencia. ¿Adivinas en quién pensaba yo?

Marinette: ¿E-En mí?

Adrien: No, en Plagg.

Amaba verlo reírse, aunque su humor no fuera el mejor de todos. Además, sabía muy bien que después de sus bromas, me daba un fuerte abrazo o evitaba mi molestia con un beso. Ya eran hábitos, cosas que quisiera repetir toda la vida.

Marinette: Muy gracioso, señor Agreste.

Por más cosas que dijiéramos, las sonrisas no lograban borrarse de nuestros rostros. Ahora sabía, que la mirada que me dedicaba especialmente a mí, venía repleta de cariño, amor, sentimientos mutuos...

Adrien: Y tú serás la señora Agreste, ¿no?

Marinette: Falta mucho para eso -ríe-.

Adrien: ¡Es menos de lo que crees! Pronto estaremos casados, iremos a luna de miel y...

Sus ojos me recorrieron de pies a cabeza. Como reacción le di la espalda, pero sus brazos me apegaron a su cuerpo y sus labios dejaban un tierno beso en mi frente.

Adrien: Te lo he dicho antes, ¿no? Nunca te dañaría. Confía en mí.

Marinette: Eso es lo que me da miedo... Confío mucho en ti, y más de lo que crees.

Adrien: Entonces, princesa, permítame atesorar esa confianza para siempre.

Marinette: Eres un aprovechador, saber que no puedo hablar así de bonito...

Adrien: Bien, entonces, no hablemos -sonríe-.

Sólo el silencio compartió con nosotros ese momento. La sensación de tenerlo a mi lado, el nerviosismo que me da cuando nos miranos fijamente, el que calor que me transmite... Sé que estos sentimientos no se irán pronto. Puedo estar casi segura de ello.

En cuanto a este tonto gato, no puedo prometer cosas en su nombre ni puedo decir que seguirá o dejará de hacer, pero si sus acciones estarán atadas a mí, sean las que sean, seré feliz y procuraré que él también lo sea.

Amaría continuar perdiéndome en su verde mirada todas las tardes, al igual que ahora. Amo que me ame y amo amarlo. ¿Complicado? La verdad, es muy simple.

En silencio el  sol se encondía y nosotros nos centrábamos en darnos un largo beso, soltando risas en los descanzos para tomar aire. ¿Qué ya se hacía de noche? Pues no... Para mí, el camino recién se empezaba a iluminar.

Y para mi suerte, sería un hermoso camino junto a él.

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Fin.

Los dos Chat Noir'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora