"Papá siempre lo supo".
Aquellas palabras fueron las últimas que hicieron eco en mi cabeza antes de dormirme y después de sollozar con millones de por qués en la cabeza. Ahora comprendía muchas cosas.
Joaquín jamás me había abandonado, sino que habría hecho un sacrificio enorme por mí dejándolo todo creyendo que era lo mejor, tal como impuso papá.
El momento en que supe que se iba a estudiar a París, creí morir.
La mesa estaba servida como todas las noches, religiosamente a las 9 y no faltaba ningún integrante de la familia. Lola estaba comenzando a hablar, decía palabra sueltas y todos nos obsesionamos porque se aprendiese nuestros nombres; una suerte de competencia sin sentido alguno, pero no por eso, menos divertida.
Papá ocupaba la cabecera de la mesa como siempre, mamá permanecía a su derecha, Joaquín a su izquierda y yo al lado de mamá; entre medio, Lola en su silla de comer desparramando su mamadera, plato con comida y arrojando cualquier elemento que tuviese a mano.
Parecía una noche normal sin ningún evento fuera de lo común, hasta que papá apagó la TV, mantuvo el ceño fruncido y hundió los codos en la mesa para entrecruzar sus manos, a modo de rezo.
─Quería comentarles que hemos tenido una charla con Joaquín ─su tono era distante pero firme, nada hacía vaticinar lo que vendría segundos más tarde─, una charla ni más ni menos, que relacionada a su futuro.
─ ¿Sí?,¡qué bueno hijo! ─mamá se contentó, mientras daba de comer el puré de zapallo a nuestra hermana menor. Yo permanecí expectante, oliendo algo extraño en su "charla de hombres".
─Sí, má ─susurró por lo bajo, sin subir los ojos de su plato repleto de comida, intacto.
─Acertadamente, Joaquín optó por seguir una carrera en la que seguramente podrá desplegar todo el potencial que tiene como alumno. Este año, excepto por algunos altibajos, ha tenido buenas calificaciones, cosa que nos enorgullece en demasía ─ papá lo tomó de la mano, exaltándolo. Joaquín devolvió el gesto con una mirada cargada de furia ciega, tragando fuerte.
─Abogacía─respondió lacónicamente. Parpadeé asombrada por su decisión, ya que siempre lo vería ligado a los deportes. Pero portar el apellido Dorfmann no era cosa menor, él debía ser alguien importante, por lo tanto tendría que estudiar algo acorde a semejante legado.
─¿Te gusta abogacía?─mamá dudó tanto como yo, creo que porque ambas lo conocíamos lo suficiente como para saber que era una decisión meditada a ciegas. Con el pasar de los días, deduje que la elección de su carrera no era adrede. Papá odiaba a los abogados profundamente; para él, eran cuervos, aves de rapiña que esperaban el momento de comer la carroña del caído.
─Me agrada poder defender a la gente de ataques injustos─su respuesta tenía más significado del que en su momento imaginé.
─Es muy noble de tu parte, mi amor─mamá llenaba su cara de felicidad. Pero lo haría por un momento...sólo por un momento.
- Continuando con la conversación, a medida que avanzamos, Joaquín expresó su deseo de no estudiar acá ─el gesto de papá era de extrema serenidad, muy estudiado en sus modos.
Ambas, mamá y yo, quedamos petrificadas.
─¿Por acá?...¿te referís a Acassuso ? , ¿O acá, Buenos Aires? ─ante los hechos, mamá quedó desconcertada.
─ No es en Argentina. Quiere irse al exterior─la actitud imperturbable de papá era digna de un premio teatral.
─¿Qué? ¿Por qué?─ las mismas dudas y explicaciones que buscaba mamá eran idénticas a las que se agolpaban en mi cabeza dejándome muda por un instante.
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11.050 ( Once Cincuenta): Vuelo al pasado
Romance"Un amor prohibido, marcado por los prejuicios morales, se desata entre Virginia y Joaquín quienes batallarán contra el tiempo y contra sus propios deseos, demostrando que no hay límites ni distancias para el verdadero amor." Advertencia: Historia...