Capítulo 21

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Todo quedaba hecho trizas y ya nada volvería a ser como antes.

Fui a mi cuarto tras husmear en la conversación de Lola y Joaquín; ya había escuchado lo suficiente. Doblé algo de ropa, la metí en la enorme valija negra que estaba sobre el piso y puse la mente en blanco.

Muchas emociones, muchas palabras, demasiadas confesiones.

Dos de las tres consultas hechas a las inmobiliarias esa misma mañana habían sido contestadas para esas horas; tenía cita para ver las propiedades el lunes. Solo dos días me separaban de un futuro distinto. Ya sin fuerzas después de todo lo ocurrido, decidí reclutarme en mi habitación, decidida a no hablar más del tema, dispuesta a que las cosas caigan por su propio peso.

Alguien tocó la puerta y sin siquiera esperar a que permitiese su paso, ésta se abrió ante mis ojos.

─Hola ─sigiloso, Joaquín se asomó ─, ¿puedo pasar?

─Sí, dale. ¿Cómo fue todo? ─fingí desconocerlo.

─Raro, para serte sincero─Joaquín se acomodaba en la silla que estaba al lado de mi cama, con las piernas cruzadas, una sobre otra. Sus ojos vagaban solitarios en el cuero de la valija─. Abrir mi corazón no es algo que se me dé del todo bien ─ admitió─ .Una cirugía a corazón abierto hubiese sido más fácil, de seguro.

Liberé un suspiro simpático.

─Sin embargo cuando lo hacés parece que tuvieses experiencia en ello─ dije cómplice. ¡Qué difícil se me haría estar lejos de él! No sé si lo soportaría otra vez más.

─ Lo decís porque estas enamorada de mí.

─Arrogante...─arrojé por sobre mis pestañas, cayendo en su red de seducción.

─Así y todo te sigo gustando.

Le saqué la lengua, gesto que disfrutó.

─Lola se quedó dormida, creo que la aburrí con mi cursilería.

─Ella nunca se aburrirá de eso, estáte seguro. Además tenés un modo muy bonito de relatar historias.

─En sus ojos pude ver desconfianza, temor. Me tildó de ídolo.

Abrí mis ojos haciéndome la sorprendida.

─ ¿Sí?

─Siente que la decepcioné y la entiendo.

─Joaquín ─de cuclillas frente a él, tomé su cara entre mis manos ─ ya está, hay cosas que no vamos a poder remediar. Ahora tenemos que dejar que el tiempo pase un poco más. Se van a acomodar de una u otra manera─susurré mirando sus labios, posando un beso suave en ellos.

─ ¿Hablaste con Gabriela? ─ preguntó, moviendo mi flequillo hacia un lado.

─No quiso. Se fue al parque a meditar en soledad; sin embargo, el que me dirigió palabra fue Claudio.

─ ¿Qué te dijo?─ me puse de pie pero para mi asombro, él agarró con fuerza mi mano, arrastrándome hacia su posición. Me sentó en su regazo como una nena chiquita; pasé mis manos por su cuello, inspirando su exquisito aroma y dejando caer mis piernas hacia un lado de la silla.

─Dijo que todo lo que hizo en su momento fue para protegerte de ser como él─ hizo un gesto azorado.

─¿De ser como él?

─No quería que cometieses su mismo error: el de dejarte llevar por una pollera que te hiciera perder la cabeza. No quería que fracasases.

─Y por eso me ató de pies y manos...

11.050 ( Once Cincuenta): Vuelo al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora