Dormimos abrazados, siendo uno solo.
Su pecho pegado a mi espalda, acompasando nuestras respiraciones. Era la gloria. Era un sueño. Me abrazaba por delante posesivamente y respiraba en mi oído, liberando ocasionalmente un gemido. Me excitaba escucharlo.
Su barba de una semana me hacía cosquillas en la piel, durante varios pasajes de la noche, sonreí tontamente ante su contacto.
Estamos completamente desnudos, enredados entre las sábanas de su cama, la misma que nos había cobijado nuestra primera noche aquel mes de mayo y sería testigo de la última.
─ ¿Vos tampoco podés dormir? ─susurró adivinando lo que me pasaba, depositando un húmedo beso en mi nuca.
─Pensé que estabas dormido ─respondí.
─No quiero dormirme...no me quiero perder ni un solo segundo de tu compañía.
A veces podía ser tan cursi que me lo comería untado en dulce de leche. Giré sobre mí misma, dando la vuelta hasta estar frente a frente.
Acomodé su pelo, después lo desordené convirtiéndolo en condenadamente sexy. Lo moví para un lado, para el otro, se lo peiné como si fuera un flogger todo hacia adelante, después se lo paré como a un punk; me divertí viendo cómo sus ojos seguían el movimiento de mis manos.
─Después te va a doler la cabeza de revolear tanto los ojos─ lo regañé divertida.
─Cuando ya no te vea, no la voy a necesitar siquiera.
─¿Siempre vas a tener una respuesta romántica a cada cosa que te diga?
─No, puedo ser grosero también ─murmuró con su voz de trueno invadiendo los huesecitos de mis oídos.
─No lo creo, señor correctito ─sonreí dejando de peinarlo. Me tomó la mano y besó mis nudillos.
─ Preguntále sino a la amiga de Lola.
─¿A Barby?
─Si, a la tilinga esa.
─¿Por qué?¿Qué le dijiste?
─Que yo no cojo pendejas inmaduras como ella, que cojo a mujeres de verdad.
─¿En serio? ─ pregunté descreyendo que usase la palabra "coger", tan denostada por él.
─ Si. Me tenía harto─ reconoció justificándose. Eran tan tierno, que quise abrazarlo fuerte.
─Me doy cuenta─ le di un beso simpático en la punta de la nariz y no pude dejar de mirarlo embelesada.
Esos ojos azules, su pelo rubio oscuro surcado por mechones más claros...sus rasgos, esa nariz, esa boca perfecta y gustosa...
─Dejá de mirarme así, ¡libidinosa! ─ frunció la nariz desaprobando lo que hacía divertidamente.
─No puedo, ni quiero. Es mi última noche con vos así que dejá de decirme por un solo día qué hacer y qué no─al fin de cuentas, era más sano desdramatizar la situación a la que nos enfrentábamos que pasárnosla llorando ante la luna.
─Me parece justo─pasó un brazo por abajo del mío, posándolo finalmente en la mitad de la espalda. Los escasos centímetros que nos separaban generaban combustión.
─Deseo que seas muy feliz ─ dije a modo de despedida, sin caer en el dolor ni en el resentimiento. Nos tocaba vivir esto, éramos presos de un sentimiento que no se correspondía aun siendo correspondidos ─. Deseo que puedas encontrar a una mujer que te ame tanto como yo...o más, cosa que no creo sea posible─sonreí haciendo una mueca extraña con la boca y trazando con mi dedo la línea fuerte de su mandíbula, raspándome con su barba─ . Deseo que puedas formar una familia hermosa como la que Gabriela y Claudio hicieron; de todo corazón Joaquín, deseo que encuentres a una persona excepcional que te provoque cosquillas en el estómago y que sea capaz de leer tus pensamientos con solo mirarte a los ojos ─ cuando mordió su labio, yo quise arrancárselo de un solo movimiento.
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11.050 ( Once Cincuenta): Vuelo al pasado
Romance"Un amor prohibido, marcado por los prejuicios morales, se desata entre Virginia y Joaquín quienes batallarán contra el tiempo y contra sus propios deseos, demostrando que no hay límites ni distancias para el verdadero amor." Advertencia: Historia...