El departamento de La Lucila era aun mejor que el que habríamos visitado en Martínez; más cerca del río, hacían de sus vistas algo majestuoso.
La mujer de Aníbal era una muchacha bastante simpática, de unos 30 años, embarazada de casi 7 meses y muy interesada en vender su departamento de soltera para comprar una casa grande en el Tigre con ese dinero y el que obtuvieran de su casa actual.
Nadia hablaba bastante, integrándome a la conversación rápidamente; a diferencia de Victoria, la súper pestañuda de la inmobiliaria que fagocitaba con la mirada a mi hermanastro. Lógicamente, Nadia estaba fuera de circuito y no le interesaba coquetear con Joaquín.
─Es bastante amplio, tiene dos dormitorios como podrán ver ─ dijo abriendo las puertas de los dos cuartos uno dispuesto al lado del otro ─el baño es completo, con bañera y todo. El departamento está hecho a nuevo, tuve varios problemas de plomería justo antes de mudarnos con Aníbal a San Fernando ─ donde actualmente residían ─. Eso sumó puntos en nuestro afán por mudarnos. Ahora queremos darle a Valentino algo más de libertad. Nos cansamos de los espacios chicos; una casa con patio es lo que buscamos ahora y para eso necesitamos más dinero ─admitió con suficiencia, tocando su abultado vientre.
Se la veía risueña, enamorada de su bebé y su marido. Me emocionó pensar en mí en la misma situación, con Joaquín a mi lado...pero el sueño se evaporaría de inmediato, con la misma rapidez en que yo misma me reprochaba ante el sinsentido que representaba aquello.
─ Las expensas no son muy altas porque no tiene los amenities de los edificios más modernos que las encarecen mucho. Los vecinos son bastante agradables y sinceramente, viví acá desde los 18 años y jamás tuve un problema ─Joaquín la miraba atentamente, asintiendo con su cabeza, mientras que yo continuaba deambulando mi vista en el río. El horizonte se teñía de colores ocre, sería hermoso tener esa vista todas las tardes de mi vida.
─Bueno, tendría que rever unos temas con mi contador ─dijo Joaquín retomando su tono profesional y operativo─y en todo caso me pondría en contacto con vos para ver cómo seguiríamos, ¿te parece?
─¡Sí, me parece perfecto! Y discúlpame que sea curiosa... ─sus ojos marrones se tornaron vivaces─ pero ¿tenés pensado volver a Buenos Aires? En el día del asado escuché que vivís en París.
─Todavía no lo decidí ─por desgracia aun no, pensé entre mí, carcomiéndome de la angustia por desconocer su decisión final ─. Por lo pronto estoy entusiasmado con la idea de comprar algo por acá en donde pueda quedarme cuando venga al país. Estuve alejado muchos años y no pretendo que vuelva a pasar─me miró de reojo con la electricidad de sus ojos azules me dejándome perpleja. Aceptar que no estaba dispuesto a "perderse" nuevamente, era un aliciente y una condena.
─Debe ser difícil cambiar tu vida...tu trabajo, tus amigos, tu familia─Nadia cerraba el departamento para ir en dirección al bloque de ascensores.
─ Si, más de lo que puede imaginarse cualquiera─se entristeció─pero por suerte, volví y me mimaron lo suficiente como para querer regresar ─sonrió. Para los simples mortales tal vez podría parecer una sonrisa amistosa, para mí, que intuía el origen de su conclusión, significaba una sonrisa repleta de promesas. Patética, me sentí recogiendo unas migajas de ilusión.
¿Pero cómo no hacerlo otra vez?
Con la opción de la piscina descartada debido a la lluvia torrencial, el calor del día y de nuestros cuerpos nos arrastrarían hacia el uso del jacuzzi. Joaquín estaba sentado en él, con la espalda sobre la fría loza blanca mientras que yo me apoyaba de espaldas su pecho, entre sus piernas flexionadas.
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11.050 ( Once Cincuenta): Vuelo al pasado
Romance"Un amor prohibido, marcado por los prejuicios morales, se desata entre Virginia y Joaquín quienes batallarán contra el tiempo y contra sus propios deseos, demostrando que no hay límites ni distancias para el verdadero amor." Advertencia: Historia...