Apaga la luz, ven a la cama. Abrázame y no digas nada.
Apaga tu móvil, no lo necesitaras por ahora.
Colócate sobre mí y mírame a los ojos.
¿Me ves?
No cariño, la oscuridad no es la culpable, yo sí puedo verte.
La luz y tu móvil no son las únicas cosas que has apagado.
¿Notaste qué no está mi sonrisa para iluminar tus noches a oscuras?
Apagaste esa sonrisa que se hacía brillar con cada una de tus llamadas, apagaste esa sonrisa que se hacía brillar con cada risa, grito, o susurro.
¿Notaste qué no está mi mirada para guiarte? Apagaste mi mirada cuando deje de ver tu nombre en mis notificaciones y llamadas. Apagaste esa mirada que tantas veces soñó con ver más de cerca tu silueta, tu sonrisa.
No repitas que alguien pueda hacerme sentir igual, una persona no puede ser creada dos veces; Sin embargo no dudo en que pueda llegar alguien que me haga recordarte, como tú me hiciste recordar un pasado lleno de colores y tormentas. Podrá llegar alguien que me haga sentir mejor, como puede llegar quien me haga necesitar de esos abrazos que solo tus brazos me pueden regalar cada noche en la que mis lágrimas me gritan tu nombre.
Te di oportunidades...
Oportunidades de brillar junto a mí, y no solo sentarte a burlarte de mí.
Oportunidades de soñar con los ojos abiertos y no morir viviendo una fantasía en sueños.
Te di oportunidades de ver la vida de otra manera, de tomarme de la mano e ir a ser feliz.
Jamás tuviste el valor de confiar en mí, quisiste creer que había algo mucho mejor, que esto no valdría la pena, que estaba loca, era algo absurdo creer que junto a mí algo bueno habría pero, ahora te pregunto:
Cariño, ¿Si tanto dudaste de mí, si muy poco te importé, por qué dejas que la almohada se humedezca con tus lágrimas?
Pero cariño, ¿Por qué aprietas tus puños y muerdes tus labios con tal exasperación?
Si esto debería darte menos importancia de la que te dio mi «amor».
Busque cientas de maneras de escuchar tu risa, di mucho de mí por recibir algo de ti, pero no fue lo que espere.
Agradezco no haber vuelto a dar todo de mí, porque hubiera quedado sin color, sin vida, como ese pasado atormentado del que me ayudaste a salir sin darte cuenta.
¿Para qué te insultas? Si, eres un imbécil. Si, eres un idiota, pero ¿de qué sirve aclarar lo que ya se de memoria? Siempre aprendemos a las malas, porque por las buenas nos parece estúpido, fácil, insólito.
Al fin y al cabo, a todos nos gusta ser masoquistas de alguna manera.
Quise confiar en tus lágrimas, resultaron ser de cocodrilo.
Quise confiar en ti, pero no se puede confiar en algo como tú.
¿Qué a dónde voy? A ser feliz.
No, mi felicidad a tu lado mucho rato se quedó, de frío se enfermó, de hambre casi murió, por amor se rindió.
¿Recuerdas todas esas veces que te rogué que te quedaras?
¿Cuantos deseos pedí cada noche?
¿Recuerdas todas esas noches reposando mi cabeza sobre la almohada dejando deslizar lágrima por lágrima?
¿Recuerdas todas esas discusiones?
¿Recuerdas todos esos suspiros?
¿Recuerdas esos minutos en silencio que se convirtieron eternos?
¿Recuerdas todas esas veces que entre lágrimas te pedía un beso?
Ya no debo rogar a nadie que se quede a mi lado, porque encontré a quien quiere estarlo por voluntad propia.
Ya no debo pedir un deseo, él puede cumplirlos sin desearlos.
Ya no debo llorar hasta dormir porque encontré quien me haga dormir con una sonrisa que recubra cada rincón de mi rostro.
Ya no debo discutir porque encontré quien sabe resolver un problema sin gritar.
Ya no tengo que suspirar porque antes de tratar de hacerlo sus labios se posan sobre los míos para emitirlo.
Ya no debo perder la cabeza tratando de buscar que decir para hacerte hablar, porque encontré quien ocupe cada minuto de silencio con una carcajada.
Encontré a quien besar cada desayuno.
«Imagina que después de esta despedida no vuelves a saber de mí, no puedes volver a comunicarte conmigo aunque trates de mil formas, no encontraras manera de ver algunos de mis perfiles, llamarme o escribirme. Y luego de unos 6, o 7 meses después revisas tú móvil y te encuentras con una llamada perdida de mi parte: ¿Te sorprenderías? ¿Te daría igual? ¿Me devolverías la llamada? O ¿Me echarías la culpa de todo?»
"El problema no es que mientas, el problema es que te creo"
Buenos días: Para cada una de tus mañanas nubladas, donde cada bostezo sea un recuerdo enmarcado.
Buen día: Para cada uno de esos días en los que te levantes sin ánimos de sonreír, y veas una sonrisa de vuelta en el resplandor del sol.
Feliz día: Para todos tus días, todos merecen tu sonrisa.
Buen apetito: Para cada una de tus comidas, donde yo no pueda acompañarte.
Felicidades, ¡Lo lograste! : No hay que definir para que momento puede acotar, siempre logras lo que quieres, siempre logras lo que te propones, por lo menos de algo si me hiciste sentir orgullosa.
Buenas noches: Cuando tu cabeza repose en un profundo sueño donde pueda verte.
Buenas noches y buenos días: Para todas esas madrugadas en las que necesites oír mi voz, donde falten nuestros suspiros y carcajadas. Donde mi voz no pueda ser la calma de tu tormenta.
Donde no haya más lágrimas que nos hagan repetir una y otra vez cuanto pudimos llegar a amarnos.
"El problema no es lo que dices, el problema es lo que callas"
Ve a ser feliz, besa como si no hubiera un mañana, haz el amor como si tu vida dependiera de ello, sonríe como si fuera la última vez.
Yo sonreiré en nombre de tus decepciones, fallas, engaños, y traiciones.
No te disculpes, no, no te disculpes.
Al final, todos buscan saberlo de la peor forma...
Nadie sabe lo que tiene ...
YOU ARE READING
Lluvia de corazonadas.
AcakDesahogos literarios, musa inefable, noches grises tal cual tatuaje sobre la espalda de un reo. El lápiz y el papel pueden ser mas que simple utensilios. instagram.com/rosalesaar/ twitter.com/rosalesaar_ ...