Capítulo 27

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*** NARRADO POR DANIEL ***

Después de una hora salimos del hotel, entramos al coche a la vista de algunas personas que nos reconocieron y empezaron a hablar pero ninguno de los dos se incomodo.

– ¿A dónde vamos, amor? – me preguntó mientras dejaba el libro y el ramo de rosas sobre el recibidor del auto.

-Pensé que querías desayunar. – la mire por unos segundos.

-Si pero me refería cuál será el recorrido – me devolvió la mirada con una sonrisa - además podemos ir a ver a Vanessa y así desayunamos los tres ¿dónde está hospedado, Omar?

Quise sonreír en ese momento pero no lo hice – no lo sé – mire las calles – tiene su teléfono apagado.

-Entonces ¿los vamos a ver?

-Antes quiero ir a otro lado, te importaría que retrasáramos el desayuno algunos minutos. – sonrió y no respondió, pero tomo mi mano dejando un tierno beso, la mire con amor y seguí conduciendo, di un par de vueltas más y llegamos a la iglesia, inmediatamente apague el coche y ambos salimos de el.

-Buenas tardes – la voz de un hombre nos hizo voltear - ¿les ayudo en algo?

-Padre Parra – extendí mi mano libre – soy Daniel Mendoza ¿me recuerda?

-Daniel – esbozó una sonrisa – por supuesto, tanto tiempo – se acercó y me dio abrazo gentil que correspondí dejando la mano de Ángeles.

-Es un gusto verlo de nuevo en mejores circunstancias.

-Lo mismo digo – miro a Ángeles – estás muy cambiada, María.

-Un poco – ella se acercó al padre también y se abrazaron - ¿cómo está todo por aquí?

-Sin novedades – se cruzó de brazos – al fin pudieron estar juntos pero ¿qué hacen aquí?

-Mi mama se va a casar – hablo rápidamente obviando los verdaderos detalles – y he venido a ver al afortunado.

-Me enteré de la noticia por la mama de Enrique Anderson, de hecho también me comentó que no se va a casar bajo mi sacramento. – suspiro.

-Si, discúlpela solo que ella aún no acepta mi relación con Daniel – me miro y tomo mi mano de nuevo – gracias por su ayuda.

-No hay nada que agradecer – puso su mano en mi hombro – este chico es bueno, no merecía una condena injusta ¿hace cuánto saliste?

-Recién hace un par de semanas por buena conducta.

-Dios nunca olvida a su hijos, me alegro de verlos juntos aunque me gustaría saber cómo fue su encuentro, hasta cuando supe de ustedes aún seguían separados.

-El destino y Dios nos ayudaron – ella habló – estábamos en la mismo ciudad sin saberlo y un amigo de él fue la clave.

-Padre Parra... – una mujer que yo reconocía muy bien salió del pasillo y al vernos se quedo de pie y una sonrisa se dibujó en su rostro - ¡Erick!

-¡Carmen! – avance hasta ella y le di un abrazo, la mujer lo correspondió de manera afectuosa – es un gusto volver a verte.

-Digo lo mismo – me sonrió – disculpa por llamarte Erick – río por la bajo – sé que te llamas Daniel.

-Discúlpame a mí por irme así y sobretodo por no ponerte al tanto, me lleve un recuerdo grato de ti. – la volvi a abrazar con el mismo afecto.

-También tengo un buen recuerdo de ti – sonrío y me susurró – ya no viene tan seguido las jovencitas a la misa. – ambos reímos.

-Doña Carmen – Angeles se acercó a nosotros – hola.

ME ENAMORÉ DE TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora