Capítulo 6

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- Hola, Enrique - escuche a mi madre desde la cocina - ¿como así a estas horas por aquí?

- Quería ver a Ángeles.

- Adelante, pasa.

¡Dios! Enrique aquí, deje los platos en el mesón y salí a la sala – Hola, Enrique - sonreí - ¿como estas?

- María de los Ángeles - se acerco dándome un beso en la mejilla - ¿vas a salir? - me dio una mirada rápida.

- Si - mire el reloj - debo estar en la iglesia en 20 minutos.

- ¿Te puedo acompañar?

- Eh - mire a mama que sonreía audazmente - claro, no le veo problema - tome mi bolso que estaba en el sofá y lo cruce - nos vemos mas tarde, mama. - le di un beso en la mejilla.

- Cuídate, hija, saludos al padre y a Carmen.

- Hasta luego, señora Reese.

- Hasta luego, Enrique.

- ¿Emocionada? - pregunto Enrique una vez salimos de casa.

- Si - sonreí - ayer fue una tarde muy entretenida - apresure el paso - hoy tenemos un poco mas de trabajo.

- ¿Y mañana?

- Creo que tendremos libre, la verdad el padre Erick no me ha dicho nada.

- ¿Te llevas bien con el? - me miro interrogante.

- Si, supongo.

- No estas muy convencida ¿hay algo que no te gusta de el?

- No - lo mire segura - el es muy amable, hablamos de todo.

- Mi mama dice que estuvieron juntos todo el tiempo.

- Es lógico, soy su ayudante.

- ¿Fueron en el mismo coche?

- Enrique ¿es un interrogatorio? Porque si lo es déjame decirte que es muy molesto.

- No, solo tenia curiosidad.

- Bueno, espero hayas despejados tus dudas - cruzamos las siguientes cuadras y al final estaba la iglesia - ya están todos allí.

- Si - miro a lo lejos - allá esta mi mama.

- Gracias por la compañía.

- Siempre sera un placer.

- Ángeles - me saludo Carmen una vez llegamos - estamos ya listos para irnos - miro a Enrique – hola, hijo, tu mamá esta por allá.

- Si, ya la vi, hay muchos voluntarios este año.

- Si, todos están felices por colaborar, aunque yo creo que hay doble intención en todo esto. - sonrió.

- ¿A que se refiere? - pregunte movida por la curiosidad.

- Bueno, mi niña, Erick ha causado furor entre todas las jovencitas del pueblo - se acerco - no todos los días tenemos a un padre tan joven como el, con esos ojos negros que te miran penetrante y esos cabellos castaños que dan aires de rebeldía.

Reí ante los gestos que hacia doña Carmen al describir a Erick y la verdad era que el era muy apuesto - buenos días - Erick apareció haciendo que mi risa se volviera torpe – María de los Ángeles - sonrió - Enrique.

- Buenos días, padre - saludo Enrique muy serio - ¿como esta?

- Muy bien ¿lista para un nuevo día, María de los Ángeles?

ME ENAMORÉ DE TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora