-No me voy a ir contigo, mamá. – me armé de valor por defender mi decisión.
-Tenemos que llevarnos a este hombre – hablo el oficial – usted tiene ya muchas deudas con la sociedad, ahora sumado a un secuestro.
-No he secuestrado a nadie.
-Eso no es lo que dicen las pruebas.
-Yo soy la prueba – hable – no he sido secuestrada ¡por Dios!
-Oficiales, tomen a ese hombre.
-No pueden hacerlo. – Daniel, apretó mi mano con más fuerza.
Los policías se acercaron a nosotros y tomaron a Daniel por el brazo – será mejor que no ponga resistencia.
-¡Usted, no puede llevárselo! – grite.
-¡Deja que ellos hagan su trabajo, Ángeles! – mi madre grito.
Sentí como los policías me arrancaban de la mano de Daniel – ¡no! – grite mientras me aferraba aún a sus dedos pero me era imposible porque estos lo tenían ya a su alcance, llevaron sus manos tras la espalda y lo esposaron.
-Angeles, princesa. – sus rostro irradiaba el dolor.
-Mama, por favor, debes detener esto.
-Claro que no, este hombre es un asesino.
-Daniel, mi amor – me acerque a el y tome su rostro – te amo, por favor no me dejes, dijiste que no lo harías.
-Mi amor, no te dejaré – por sus mejillas rodaban las lágrimas – tenemos que ser fuertes, sabíamos que esto pasaría.
-Pero no así – las lágrimas también corrían por mi rostro – yo te amo, Daniel.
-¡Ángeles, basta de todo esto! - mi madre volvió a gritar.
-Te amo y jamás te dejaré, princesa.
-Suficiente – hablo el oficial – esto no es una novela para que estén jurando amor eterno – tomaron a Daniel por los brazos – nos vamos de aqui para que este hombre pague por todo lo que ha hecho.
-¡No! – lleve mi frente contra la de él – te amo. – me acerque a sus labios y lo bese, el correspondió a mi beso pero era un beso de dolor, un beso que muy dentro de mi me gritaba que era de despedida y que no podía hacer nada, las lágrimas corrían por mis mejillas, las sentía pelear por salir de mis ojos, de repente sentí unas manos en mi cintura y un fuerte jalón que hizo que me separará de Daniel.
– ¡He dicho que es suficiente! – mi madre me tomo por los brazos.
Los policías arrastraron a Daniel hacia la puerta – jamás olvides que te amo, princesa.
Ver a los policías llevarse a Daniel a rastras me partía el corazón, mi mama no me dejaba mover me estaba haciendo daño y por más que luchaba por salir corriendo e impedir que se lo llevarán ella no me lo permitía, la puerta se cerró de golpe y con eso se fue mi amor.
Deje de luchar y empecé a llorar como nunca lo había hecho, mi mama solto mis manos y me deje caer en el suelo, las lleve a mi rostro y llore como jamás imagine hacerlo, grite de dolor, me sentía impotente al saber que el amor de mi vida estaba siendo arrancado de mis brazos – ¡¡Daniel!! – me levante de suelo y corrí hacia la sala cuando sentí la mano de mi madre nuevamente en mi brazo. – Sueltame. – empecé a forcejear.
-Entra en razón, Ángeles – mi madre me volteo de manera brusca – ese hombre no te ama, ese hombre mato a su novia.
-¡Cállate, mamá! – la mire con rabia – tu no sabes nada, el no mató a nadie, fue su mejor amigo quien lo hizo.
ESTÁS LEYENDO
ME ENAMORÉ DE TI
Teen FictionEl amor y la vida siempre nos ponen en situaciones complicadas que casi nunca entendemos, pero dicen por ahí que el corazón jamás se equivoca, ¿será cierto? En un pequeño pueblo se desatara una historia de amor no convencional entre una pareja que...