¿Qué haces aquí?

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-¿Estas mas tranquila? 

Sus fuertes brazos me rodean, protegiéndome. Las lagrimas han tardado en cesar, la tristeza se ha esfumado lentamente. Quizá ahora este con el humor suficiente como para salir de esta habitación he ir a comer algo. El estomago me ruge pidiendo comida, lo ignoro, quiero permanecer mas tiempo así con él. Esto es lo único que puede curar mis heridas, por mas profundas que sean, él las sabrá curar. 

-¿Quieres que te traiga algo de comer?-se aleja un poco de mi. Siento que me hace falta. 

-Bueno.-mi voz no suena tan demacrada como antes, o por lo menos es así como yo la escucho. 

Se pone de pie, me besa la frente y sale de la habitación. Se me vuelve a inundar el corazón de tristeza. No quiero que se aleje de mi, le puede pasar algo; no quiero que le pase nada, necesito protegerle y que él me proteja a mi, necesito tenerlo cerca para sentirme segura, segura de que no saldrá herido, segura de que él curara mis heridas. 

Tomo mi móvil de la mesita que esta junto a la cama. Son las tres de la tarde. Que día mas largo ¿Sera que en algún momento terminara? Hoy en la mañana eramos tan felices, corríamos desnudos como dos niños pequeños que no conocen el significado del pudor y ahora no puedo deshacerme del nudo en la garganta que amenaza con asfixiarme de una vez por todas. 

Me tumbo en la cama y abrazo mis piernas ¿Qué hubiese hecho yo sin él? ¿Podría haber soportado su perdida? Ahora lo entiendo, por fin he logrado comprender como era que se sentía al saber que yo podría colocar mi vida en peligro, ahora sé como sufría. 

La puerta se abre y aparece él con una bandeja en sus manos, esta contiene variadas verduras sobre ella, verduras completas, sin pelar, sin picar, también contiene un cuchillo y un tarro de atún. 

-No sé cocinar, Camila y Sebastian han dejado un nota diciendo que saldrían. Sé que soy un inútil que no sabe ni preparar una ensalada, pero no te puedo dejar sin comer-su rostro demuestra desesperación, realmente no tiene ni idea de que hacer. 

-No te preocupes-me pongo de pie y quito de sus manos  las bandeja-voy a cocinar algo, no te preocupes. 

Salgo de la habitación bandeja en mano, él me sigue. Camino despacio, mi cuerpo sigue aletargado, triste. Entro en la cocina, meto las cosas que Felipe ha sacado en el refrigerador y saco algo fácil de preparar. Supongo que tendremos que aprender a sobrevivir con los sandwich que voy a preparar. 

-No era necesario que prepararas algo tan elaborado-su voz es neutra. No expresa nada. 

-No es elaborado-doy un mordisco a mi sandwich. 

-A lo que me refería era a que no era necesario que salieras de la habitación si te encuentras mal-coloca su mano sobre la mía. 

-No me puedo pasar todo el día encerrada llorando, ademas, de tristeza dudo que pueda morir-se me quiebra la voz, él estuvo apunto de morir ¿Qué abra sucedido? 

-No hables de eso-sus ojos están muy abiertos, algo debe de haber recordado. 

-¿Qué sucedió cuando intestaste investigar? 

No estoy segura de querer hablar de ese tema, pero tengo demasiada curiosidad, necesito saber que fue lo que estuvo apunto de matar a la persona que mas amo, necesito saber quien fue capas de hacer algo tan horripilante como eso. La furia me ha comenzado a invadir poco a poco, envenenando mi corazón, llenándolo de sed de venganza. Quiero hacer pagar a la persona que ha hecho esto. 

-No quiero hablar de eso, creo que te afectaría. 

-Necesito saber que paso ¿Tu querrías saberlo si me hubiese sucedido a mi?-frunce el ceño. 

La Isla Del Escualo [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora