Estas alcoholizada

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 -Te puedes apurar-grita Felipe desde fuera del baño. Yo aun no me he comenzado a bañar y él ya quiere que salga. 

-Aun no me he ni lavado el cabello-me comienzo a desvestir.  

-Voy a entrar-grita. Yo estoy en ropa interior. 

-Ni se te ocurra maldito- él abre la puerta y entra. 

-Vamos. Me quiero bañar contigo, ademas así podemos ir antes a la fiesta.-cierra la puerta detrás de él y comienza a quitarse la camiseta. 

-Pero yo no quiero ir a la fiesta-hago un puchero. Sigo en ropa interior, y en el reflejo del espejo puedo ver como aparece  el color carmesí en mis mejillas. 

-Pero igual iremos. Yo te debía una celebración, acaso no recuerdas que la señorita paranoica huyo del local de sushi.-inflo las mejillas y lo miro mal. 

-Sabes perfectamente porque huí. Nos podrían haber matado. 

-Pero no paso. Y no va a pasar porque yo estoy aquí para rescatarte.-me volteo frustrada. 

-Te dije que no quiero que te arriesgues por mi.-me abrasa por la cintura apoyando su cabeza en mi hombro. Esta sin camiseta y yo estoy en ropa interior. 

-Y yo te dije que no iba a hacer caso a tu petición. 

-¿Ya no habíamos discutido esto antes?-miro el techo. No me gusta discutir con él-accediste a que me dejarías investigar que es lo que realmente esta pasando. 

-No.-me volteo y lo miro a los ojos-no me diste mas opción, prácticamente me obligaste a aceptar. Comprende que yo no quiero que corras peligro; me parece una estupidez que investigues si te han dicho que puedes estar en peligro al hacerlo. Pero si no puedo detenerte, lo mínimo que puedo hacer es ayudarte a hacerlo y protegerte. 

-Tienes que comprenderme, no sé que haría si le pasa algo a alguien que me rodea, ya sea a ti, a mis amigos y familia. Tienes que entender de una vez por todas que no quiero que me protejas, si algo malo pasa, espero que solo me suceda a mi. 

Por dentro tiemblo del miedo. Todo esto me aterra, haría cualquier cosa por salvar a los que me rodean, aunque tenga que arriesgar mi propia vida, pero lo que realmente me aterra es que hasta ahora yo odiaba mi vida, tanto que pensé varias veces en terminar con ella, aunque nunca tuve el valor; el problema es que por fin empezaba a apreciar todo, por fin había encontrado a una persona a la  que le pudiera confiar mi corazón y con todo este enigma que se ha posado en mi vida estos últimos tres días, parece que el sueño de ser feliz se ha comenzado a desvanecer  dejándome nuevamente sumergida en la oscuridad que siempre he vivido.  

-No quiero seguir hablando de esto-se masajea las cienes con ambas manos. Tiene razón, yo tampoco quiero seguir hablando de esto-¿Por qué no tomamos un baño? 

-Esta bien-se le iluminan los ojos. Nunca antes habíamos hecho esto-pero ni pienses que me quitare la ropa interior. 

-Vamos, quitatela y yo me quito la mía.-lo miro achicando los ojos. 

-Suena tentador. Haber, déjame pensarlo-hago una pequeña pausa-No.  

-¿Por qué no?-me mira furioso. 

-Porque me da vergüenza, tonto.-me tapo la cara-confórmate con bañarnos en ropa interior. 

-Esta bien. Pero entra rápido a la ducha, ya estamos retrasados. 

Yo largo el agua caliente y espero a que la temperatura se regule. Entro en la ducha posandome debajo de la regadera; el agua tibia me empapa de pies a cabeza. Lo observo de reojo, se desabrocha el cinturón y la cremallera dejando caer a sus pies los vaqueros negros que lleva. Sus boxer son del mismo color que sus vaqueros, del mismo color que la ropa interior a juego, que llevo yo. 

La Isla Del Escualo [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora