Mi primer beso...

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Llego el día de asistir al funeral de mi padre, yo con solo observar la ropa negra que tenía preparada mis ojos se llenaban de lágrimas, ya que recordaba que no solo había perdido a mi madre sino que ahora también había perdido a mi padre, con el cual había vivido más tiempo y pasado más momentos juntos, como para encariñarme y no poder soportar no volver a verlo en persona, y que solo lo podría recordar sonriendo a través de mis pensamientos. En ese momento sentí la puerta yo aún no estaba vestida así que dije:

-Salgo en un segundo-de repente sentí una voz muy especial y conocida que me decía a través de la puerta:

-Está bien, pero tus hermanos y hermanas te esperan- era él, claro que era él, así que me seque las lágrimas súper rápido, me termine de vestir, me peine y abrí la puerta muy desesperada esperando de que el aún se encontrara hay, pero para mí desilusión el acababa de entrar a la habitación de mi hermana con la cual hablaba muy animadamente cuando yo me asome por la puerta.

Luego de tomar desayuno todos juntos me dirigí al auto negro favorito de mi padre donde Nicolás nos esperaba, yo me subí tratando de no arrugar mi vestido, después de mí, subió para mi sorpresa él, supongo que en ese momento mis mejillas se enrojecieron recordando lo que había soñado hace algunos días, supongo que él en ese momento no lo noto porque yo al ver que entraba al auto gire inmediatamente la cabeza hacia la ventana intentando disimular mi nerviosismo, realmente me costaba estar cerca de él, en ese momento lo escuche pronunciar unas palabras que me sacaron de mis pensamientos.

-¿Por qué cada vez que estoy cerca de ti volteas la mirada?-repitió luego de darse cuenta que la primera vez no lo había escuchado.

-Es que...-titubee, pero en ese momento el me interrumpió con una carcajada y dijo:

-Jajaja, tú me quieres, tú me quieres-dijo casi entonando una canción, en ese instante el auto partió y debido a la presencia del chofer no pude gritarle lo que tanto deseaba.

El viaje se me hizo muy largo, deseaba con todo mi corazón saltarme ese momento triste en el cual tenía que estar toda la mañana en el cementerio, lo cual para mi recordaba muchas otras muertes de familiares y amigos que me daban una nostalgia tremenda. Durante el largo viaje solo intercambie una o dos palabras con él y con mis dos hermanas que también se encontraban en el auto mientras que el resto de mis hermanos estaban en autos separados.

Cuando por fin el auto se detuvo definitivamente, la primera persona en bajarse fue mi hermana Trini que estaba sentada de copiloto, luego se bajó Raquel seguida del Felipe y yo, después de esperar unos cuantos minutos llegaron los autos en los cuales se encontraban el resto de mis hermanos, los cuales se veían igual de tristes que yo al bajar, pero cuando observe a mi hermano mayor Javier me di cuenta que parecía muy satisfecho con todo lo que estábamos sufriendo. Cuando eran aproximadamente las doce del día empezamos a caminar muy lento a través de los caminos de arena que se encontraban rodeados de tumbas, que para mí pertenecían a personas que en esos momentos se encontraban muy tristes, ya que no tenían ni una sola flor. De repente escuche decir:

-Esas tumbas se ven un poco tristes. ¿Por qué no colocamos una flor en cada tumba?-Asentí con la cabeza y con mi hermana empezamos a colocar una por una las flores en las tumbas, ya que habíamos comprado muchas para nuestro padre y no creíamos que él se enojara porque repartiéramos uno de sus ramos entre los otros difuntos.

Cuando llegamos al final del camino nos encontramos con un mausoleo que le pertenecía a todo la familia, hasta ese día solo había estado mi madre adentro pero en ese momento estaban introduciendo el cajón de mi padre, lo que me consolaba un poco ya que ninguno de los dos estaría solo.

-Buenas tardes, pueden tomar asiento-dijo un cura que estaba terminando de colocar unas sillas frente al mausoleo-no pensaba que llegarían tan temprano pero tomen asiento, ya que voy a empezar la misa-prosiguió después de subirse a un escenario en el cual había una especie de micrófono al parecer muy antiguo.

Tome asiento esperando a que no fuera uno de esos curas que hablan y hablan, yéndose por las ramas que te termina aburriendo con sus palabras, y a la vez deseando que tampoco fuera de esos que te hace recordar todos los momentos lindos que pasaste con el difundo asiendo te llorar a mares. En ese instante sentí una mano tibia sobre mi hombro descubierto, ya que el vestido negro que ocupaba era de manga corta ya que estábamos en verano, luego otra mano con las mismas características toco mi otro hombro, para luego rodear mi cuello con ambas manos desde la parte de atrás de mi respaldo donde se encontraba otra hilera de sillas, sin tener idea de quien podría ser, gire mi rostro hacia el lado izquierdo donde me encontré cara a cara con él-¿Que hacia?-pensé antes de girar mi rostro hacia el frente con las mejillas sonrojadas, tome sus manos tratando de que soltara mi cuello pero él las tomo entrelazando sus dedos entres los míos. Realmente quería desaparecer o esconder mi rostro totalmente rojo.

-Te das cuenta que me quieres-dijo en mi oído-nuevamente estaba colorada como un tomate-prosiguió para luego lanzar una carcajada con orgullo y burla por lo que yo sentía pero intentaba ocultar.

Yo me levante bruscamente y me senté en el puesto de al lado que estaba vacío esperando que él se diera cuenta que me sentía nerviosa cerca de él, pero en ese instante el apoyo su mano en el respaldo de la silla en la cual yo estaba sentada y salto para quedar junto a mí en la silla de al lado, para después pasar su brazo por mis hombros como abrasándome. Trate de controlarme y parecer tranquila aunque por dentro solo quería salir corriendo, pero por suerte llego mi mejor amiga, la Camila, que sabía de mis sentimientos a este joven que había conocido hace algunos días, claro que ella no lo conocía, o eso creí.

Al llegar ella me vio muy incómoda, y por el gesto que hizo me di cuenta de que decía-enserio porque te colocas nerviosa si solo te está abrasando, deberías estar feliz-luego ella me saludo con un beso en la mejilla, y al verlo a él que en ese momento retiraba su brazo y se levantaba para saludar, para mi sorpresa con un beso en la mejilla y un abrazo para decirle-tanto tiempo que no nos veíamos.

Acaso ellos se conocían ¿Cómo?, ¿Cuándo?, ¿Por qué?-pensé un poco sorprendida.- ¿Se conocen?-pregunte por fin.

-Si-respondieron al unísono-nos conocemos desde pequeños éramos mejores amigos pero perdimos contacto-prosiguió la Cami.

Yo quede boquiabierta se conocían y además eran mejores amigos, y al observarlos hablar tan animadamente, ya que ella se sentó junto a él, incluso me coloque un poco, solo un poco celosa, porque en realidad ella era mucho más bonita y simpática que yo. Y si ella lo quería a él o él a ella, o mucho peor, ambos se querían. Entonces trate de calmarme y dejar de pensar estupideces para escuchar la misa que ya había empezado.

Para mi decepción, era de esos curas que te hacen llorar a mares. Al escuchar sus palabras se me nubló la vista, se enrojecieron mis ojos y solo quería salir de ahí corriendo lo más rápido posible, que en realidad era como trotar porque correr no era mi fuerte, para llorar sola.

-¿Qué te pasa?-lo escuche decir a él como si no supiera que me pasaba-¿quieres salir de aquí a dar una vuelta?-se paró, tomo mi mano y prosiguió-yo te acompaño.

Que podía hacer, no me podía negar, porque realmente quería salir de ahí, pero no sabía si quería ir con la persona que más nerviosa me hacía sentir en el mundo. Entonces tome su mano casi involuntariamente y dije-está bien-con voz algo temblorosa por el nudo en la garganta que tenía, y porque iba a ir con él.

Empezamos a caminar lentamente entre la gente, y luego por el camino de arena, internándonos entre las tumbas, luego llegamos a un lugar que parecía muy hermoso, había mucho pasto y unos asientos rodeados de flores, nos sentamos, él se sentó junto a mí, quizá muy junto a mí, yo seguía en silencio estuvimos los dos así, como unos diez minutos, por mis mejillas caían y caían lágrimas, yo solo miraba hacia abajo ya que así mi cabello suelto cubría mi cara.

-No soporto más verte llorar-dijo con voz de rabia para luego tomar mi mentón para girar mi rostro asía él, quedamos cara a cara y con sus dedos pulgares seco mis lágrimas, me abrazo cuidadosamente después de apartar mi cabello de mi cara, después coloco una de sus manos en mi mejilla.

-No llores-dijo mientras se acercaba más y más a mí, en ese instante creí que me iba a besar, él estiro un poco los labios, yo serré los ojos y dijo-Ja, parece que si crees que te besare, cambias de inmediato la actitud y dejas de llorar.

Luego se paró y se fue caminando asía el mausoleo con una sonrisa gigante en su rostro y volvió a hablar para terminar-yo sabía que me querías.

CAPITULO 7: MI PRIMER BESO.... O ESO CREI

La Isla Del Escualo [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora