Capítulo 4

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Nunca antes había deseado llegar a casa con tanta desesperación ¡ Me estaba volviendo loca. Álvaro es demasiado... Álvaro. Además ¿para qué me invitan a una fiesta? Y claro, antes de decir que no, Paula ya había aceptado por las dos. Pero ¿sabéis qué? Se va a joder porque me voy a llevar a Blas. Y verá qué gracia.

Paula

Cuando llegué a casa me fui directa a la ducha. Estaba cansadísima así que me puse mi ropa interior y me dispuse a meterme en la cama. Justo antes de meterme en la cama, alguien tocó la puerta. Resoplé y me levanté. Miré por la mirilla y enseguida abrí la puerta.

― Bueno, llego a saber que me recibirías así, y vengo mucho antes.― Dijo Carlos riendo.

― ¿por qué no me has dicho que venías? Te habría esperado.― Dije mientras le invitaba a pasar.― ¿qué te trae por aquí?

― Digamos que te echaba de menos.― Dijo mientras me abrazaba por la cintura y se acercaba a mi.― ¿me puedo quedar?

― Eso ya ni lo preguntes.

Él sonrió y me besó. Conocía bien este tipo de besos en Carlos. El beso se tornó más desesperado y Carlos empezó a recorrer mi cuerpo con sus manos hasta llegar a mi culo. Él sonrió sobre mis labios y me elevó haciéndome enrollar las piernas en su cintura. Yo reí al sentir sus labios en mi cuello. Me llevó hasta mi habitación y me dejó sobre la cama.

― Creo que te sobra un poco de ropa ¿no crees?― Dije yo sonriendo pícara.

― Pues ven y me la quitas.― él se mordió el labio mientras yo me acercaba a él.― Hazlo ya.

Yo me reí por su desesperación y le quité la camiseta y después los pantalones. Sonreí al ver lo que asomaba bajo sus bóxer.

― ¿Vas a estar mirando mucho rato sin hacer nada?― Dijo él mientras me empujaba para ponerse encima de mi.― Entonces lo haré yo.

Me quitó la ropa interior y después hizo lo mismo con la suya. Se puso el condón y se colocó para entrar. Lo hizo despacio como siempre haciendo de ello algo más especial. Me encantaba mirarle mientras lo hacíamos. Cada vez iba más rápido y con más fuerza. Pronto llegué al orgasmo y un par de embestidas llegó él también. Permaneció un rato en la misma posición tratando de recuperar el aliento y después se tumbó a mi lado. Me sonrió y me abrazó.

― Te quiero, Paula, ni te imaginas cuanto.― Sonreí embobada y le besé.

― Quiero pasar el resto de mis días así contigo.

Elena

Maldita sea. Yo no quiero siquiera ir a esa estúpida fiesta. ¿Y por qué estoy preparándome? ¿Y por qué coño me estoy poniendo tan guapa? Nunca me había arreglado tanto para nada. Joder.

Antes de terminar de ponerme los zapatos, llegó Blas a por mi. Bajé lo más rápido que pude y su coche aparcado con él dentro. Entré y me senté en el copiloto. Qué guapo iba el jodido... Me miró sonriendo y se acercó para saludarme. Antes de que me diera cuenta, ya me había besado en los labios. Me sorprendió que lo hiciera, al saludarnos, lo hacíamos con normalidad, no con besos en los labios.

― Si no fuera porque sé que te has esforzado, te follaría aquí mismo.― Joder.

― Blas, no me provoques tan pronto.― Él sonrió y arrancó el coche.― Gracias por venir conmigo...

― De nada mujer, eso sí, quiero saber para quién te has arreglado tanto.― Me sorprendió.― Vamos, Elena, nos conocemos muy bien ¿no? Tú nunca te has arreglado tanto para salir de fiesta ¿quién es?

― No es nadie en concreto.― Él soltó una risita irónica.― Bueno, sí es alguien en concreto, pero lo hago para joderle...

Llegamos a la casa de Alba y suspiré antes de bajar del coche. Blas me abrazó y me dio la mano. Alba abrió la puerta y me abrazó. Enseguida miró a Blas y le saludó con dos besos.

― Entrad. Paula llegó hace rato, está con mis amigas.― Dijo ella señalando a Paula que hablaba con dos chicas.― Yo vengo ahora.

Saludé a las chicas que hablaban con Paula, Nai y Candela y les presenté a Blas. Alba volvió con Carlos detrás. Me saludó con un abrazo, pero antes de que le presentara a Blas, sentí un brazo a mi alrededor que tiró de mi hacia atrás abrazándome de espaldas contra su pecho.

― Te has puesto así de guapa aposta ¿no?― Álvaro, joder, que voz más sexy.― Lo que daría ahora por arrancarte la ropa y follarte hasta que me implores que pare.

― Veo que estos pocos días que no nos hemos visto, has pensado mucho en mi ¿eh? Bueno, qué pena, yo hoy he venido con Blas, mi "follamigo".

― Vas a terminar en la cama conmigo. De esta noche no pasas.― Me mordió levemente el cuello y solté un suspiro puesto que ese era mi mayor punto débil.― ¿Ves? En nada vendrás a pedirme que te folle sin compasión.

Ambos reímos y volvimos con los chicos. Me senté sobre el regazo de Blas y vi cómo Álvaro me miraba mientras movía los labios en los que pude leer perfectamente "Sin compasión". Yo me reí negando con la cabeza.

No voy a negar que bebí un par de copas, pero era consciente de lo que hacía a cada momento. Me acerqué a Álvaro que estaba sentado mirando su copa ignorando todo lo que pasaba a su alrededor. Me senté junto a él y él me sonrió. Dejó su copa en la mesa y se giró hacia mi.

― ¿Te vas a rendir y vamos ya a la habitación o qué?― Se acercó a mi demasiado.― Vamos, no te hagas la difícil, te va a gustar, ya verás.

― ¿Y si no me gusta? ¿qué pasará?

― Es que te va a gustar si o si. Estoy cien por cien seguro.

Se levantó y me dio la mano para ir con él. Me lo pensé un par de segundos y acepté. Fuimos por el pasillo hasta una habitación y entramos. Él se quitó la chaqueta y la tiró sobre una silla. Se acercó a mi sonriendo maliciosamente acorté más la distancia y puse mis brazos alrededor de su cuello mientras él me agarraba la cintura. Se acercó más a mi y me besó. Dios Santo que bien besa este chico. Juro que es el beso que más estoy disfrutando y a la vez, el que más me está poniendo.

― Vamos a la cama.― Él tiró de mi y me tumbé en la cama. Me besó el cuello y solté un gemido.― ¿Ves cómo te encanta?

― Pues no pares...― Él sonrió y me volvió a besar el cuello y volví a gemir.― Espera, esta habitación ¿de quién es?

― Es la que uso cuando vengo a dormir con Alba ¿qué más da eso ahora?― Él rió y volvió a lo suyo.

Una de sus manos subió por mi pierna lentamente y se coló debajo de mi vestido, pero antes de llegar a su destino, alguien abrió la puerta.

― ¿Álvaro? ¿qué haces?― Dijo Alba desde la puerta.

― ¿no sabes llamar antes de entrar?― Ella no respondió.

― Te he preguntado que qué haces. ¿Sabe esto Natalia?― Él se tensó y negó.― Muy bien, Álvaro, muy bien.

― ¿Quién es Natalia, Álvaro?― Él agachó la mirada.― ¿Álvaro?

― ¡Es su novia!― Esto me cayó como un jarrón de agua fría.― ¿no te ha dicho nada?

Yo negué mientras me levantaba de la cama. Iba a irme, pero él me agarró el brazo.

― Elena, no te enfades, por favor.― Me rogó.

― ¿Que no me enfade? ¡Iba a quedar como una zorra! Eres... ¡Repugnante!


Pillowtalk |Álvaro Gango|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora