Capítulo 8

261 22 0
                                    

― ¿Cómo que te tienes que ir?―Me incorporé.― ¿estás de coña?

― No, de verdad que me tengo que ir.― Se levantó y se empezó a vestir.

― Pero vamos a ver... ¿me estás diciendo que después de todo lo que hemos aguantado por acostarnos, me vas a dejar ahora con todo el calentón?

― No puedo hacer nada, de verdad que lo siento.― Se pone sus deportivas.― Yo también me quedo con el calentón, y el mío es mayor.

― Pues quedate― me levanto y pongo mis brazos al redeor de su cuello― y terminamos lo que hemos empezado.

― Me encantaría...― me besa y aprieta mi culo.― pero no puedo...

― ¡Pues nada vete! ― Me separo y me siento en la cama con los brazos cruzados.― que conste que esto será lo más cerca que estarás de acostarte conmigo.

― Joder...― Suspira y me da un beso en la mejilla.― Ya sé que no es verdad, tendré más oportunidades y no las desaprovecharé.

Y sin decir nada más se fue.

Me quedé en silencio durante un rato pensando en lo que acababa de pasar. No señor. Elena nunca se queda con el calentón. Cogí mi móvil y marqué el número de Blas.

― Dime preciosa

― Blas, ¿estás ocupado?― Puse voz inocente.

― Para ti nunca estoy suficientemente ocupado... ¿me necesitas ahora?

― Sí... ¿vienes? Estoy en mi casa y demasiado encendida...― Me muerdo el labio inferior.

― En cinco minutos estoy allí. Te quiero.

Colgó tras decir eso. Últimamente le noto demasiado cariñoso... Espero que no sea lo que pienso porque si es así, dejaré de verme con él.

En seguida tocaron a mi timbre y fui a abrir casi corriendo. Allí estaba él tan sexy como siempre. Sonrió y me saludó con un beso en la boca mientras entrabamos a mi piso. Él cerró la puerta detrás de nosotros y me llevó hasta la habitación.

― Te veo demasiado encendida... ¿me lo explicas o qué?― me empezó a besar el cuello.― ¿quién ha sido?

― Álvaro... Hemos venido aquí y me ha dejado con todo el calentón...

― Qué gilipollas... ¿Cómo puede dejar a una chica como tú con tal calentón?― sonreí y le besé.

Tras tres orgasmos paramos y me tumbé en tu pecho para recuperar el aire. Él me abrazó mientras me acariciaba la espalda. Cada vez es más sospechoso su comportamiento, pero no quiero preguntar por miedo a la respuesta porque no quiero dejar de hablar con él.

― Sí que te ha dejado con ganas eh... Nunca habías necesitado tanto, cariño.

― Pues sí...―me reí.― pobre de él que no mojará hoy...¡tengo una idea! A modo venganza, le mandaré una foto nuestra para que vea que él ha sido el único que se ha quedado con el calentón.

― Qué mala eres a veces― se rió mientras me besaba la mejilla.― pero te quiero así...

― Esto... Blas ¿cómo que me quieres? Ya sabes lo que te dije al principio...

― Ya, ya lo sé. No te lo digo en plan de estar enamorado, sino que soy tu amigo y los amigos se quieren... ―me sonrió.― a menos que quieras que deje de decirte que te quiero

― No, puedes decirme que me quieres todo lo que quieras si es tal y como me lo has dicho.― saqué el móvil y puse la cámara.― Posa muy puto.

― No, tengo una idea mejor.― Me quita el móvil y hace una foto de nuestros cuerpos desnudos sin que se vea nada.― ¿qué te parece?

― Me casaría con esta foto, desde luego. Esta noche se la envío.

― ¿salimos a dar una vuelta? me apetece salir contigo hoy.

― Venga vale, pero sólo porque eres tú eh, que por otro no haría ni la mitad de cosas que hago por ti.

― Me lo tomaré como un 'te quiero'

Me preparé para salir y nos fuimos. Me llevó por el centro dando vueltas

y a cenar. A las once y media, me dejo en la puerta de mi casa y se fue. Me tiré en el sofá y saqué el móvil para mandarle la foto a Álvaro. Tras mandarla dejé el móvil en el salón y me fui a poner mi pijama. Desde mi habitación podía oír los mensajes que llegaban sin cesar. Fui a ver y eran todos de Álvaro. Me reí y le respondí sólo el emoticono del beso con corazón.

Me volví a mi cuarto y me metí en la cama. Empezó a sonar mi móvil y lo cogí.

― ¿te ha gustado mi foto?― me reí.― Sé que sí, no hace falta que disimules.

― Eres muy mala... te castigaré, ya verás.― me volví a reír.― No sabes lo mucho que me has puesto con esa foto. Justo cuando la había conseguido bajar, la vuelves a subir.

― ¿te ponen mis fotos? Pues te mandaré fotos mías cada noche... y en cuanto al castigo... ¿qué tipo de castigo, señor Gango?

― No me llames señor Gango o te juro que te estampo contra la pared.― Se me escapó un gemido.― Te pone el sexo duro ¿eh? Pues tu castigo serán azotes, te ataré, te morderé...

― mmm... Me encanta cómo piensas... Estoy deseando que llegue el día en que me hagas todo eso, yo me dejaré hacer lo que quieras...

― ¿lo que yo quiera?― Respondo con un ahá.― Uff... No deberías haber dicho eso, porque te voy a dar por donde nunca te han dado.

― Lo siento, llegas un poco tarde. Me la han metido ya por todos los lugares por donde se puede meter.

― Más que mejor, me han dejado el trabajo mucho más fácil.― Se ríe.―Tengo ya un par de cosas que haré contigo que estoy seguro que te encantarán.

― ¿tú crees? porque yo soy muy difícil de complacer y seré muy exigente y estricta allá tú

― ¿me estás retando? Porque hoy ya he viso que con un par de caricias te derrites y con un par más te corres.― Yo me sonrojé.― que por cierto, me ha encantado tocarte y tus gemidos... Todo en ti me pone como una moto en serio...

― Me has puesto cachonda sólo hablando...― puse tono sensual.

― Últimamente te noto demasiado cachonda, a la mínima te enciendes. Tendré que tomar medidas, señorita.

― Castigueme señor Gango.

Pillowtalk |Álvaro Gango|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora