Pillowtalk |Álvaro Gango|

Capítulo 11

― Así me gusta preciosa...― puso su dedo en mi clítoris haciendo que suspirara y me agarrara a las sábanas de la cama.― ¿te gusta?― Asentí.― Pues más que te va a gustar.

Se puso a mi lado besándome con mucha pasión. Gemí al sentir uno de sus dedos dentro de mi. Él sonreía sin dejar de besarme. Se separó de mi y me miró a los ojos sin dejar de mover el dedo. Cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás dejando mi cuello a su entera disposición. Él no desaprovechó y enseguida lo atacó besando y mordiendo. Dejó de mover su dedo y lo sacó a lo que yo respondí con un gemido de desaprobación.

― Shh... Tranquila que ahora viene lo mejor.― me volvió a besar y me subió encima de él.― Hoy te voy a dejar más satisfecha que nunca.

― ¿ah sí?― me restregué un poco sobre su erección.― Será difícil...― él sonrió y me acerqué a su oído para susurrarle.― Eso quiero verlo.

Él rió y se quito la ropa que le quedaba. Sentí enseguida su erección rozándome. Me mordí el labio inferior y eché la cabeza atrás. Abrió uno de sus cajones y sacó condones. Le quité uno de las manos y lo abrí sonriendo. Él me miraba expectante mientras le ponía el condón en la punta para después agacharme a colocarlo con la boca. Álvaro respondió con un gruñido para después sonreírme y cogerme por las caderas para colocarme sobre su miembro. Me miró a los ojos e hizo presión para que empezara a meter su miembro. Gemí al sentir cómo se deslizaba dentro de mi.

― Joder... Se siente genial...― empecé a moverme lentamente sin perder el contacto visual con él.― Eres la mejor.

― Gracias...― Aceleré mis movimientos mientras sus manos acariciaban mi cuerpo.― Dios...

Con sus manos paró mis movimientos y antes de protestar, colocó mis manos sobre su pecho para sujetarme y me alzó un poco para después empezar a moverse él con una rapidez increíble. Sólo alcanzaba a gemir mientras sentía mi orgasmo más cerca. Él me miraba sabiendo lo que estaba provocando en mi. Me agaché hacia él y le besé. Mis labios atraparon los suyos quienes de vez en cuando también soltaban gemidos y suspiros. Aceleró más su ritmo si cabía haciéndome llegar al orgasmo. Apreté sus brazos y le mordí el labio inferior mientras soltaba más gemidos. Disminuyó su velocidad hasta parar.

― Joder, Álvaro...― me reí.― eso sí que ha sido una buena follada y lo demás son tonterías...

― Madre mía... Blas debe ser el hombre más feliz del mundo follando contigo, en serio.

― ¡Venga ya!― me reí.― no es para tanto...― me tumbé a su lado y me tapé con la sábana.― Ahora que ya te he ayudado a engañar a tu novia, no me importaría repetir otro día...

― Desde luego...― me abrazó contra su pecho.― ¿te puedo hacer una pregunta a la que seguramente no me querrás responder?

― Bueno...―me reí.― Si sabes que no te voy a responder, pero lo quieres intentar, adelante.

― A ver... un día Carlos y yo hablamos con Paula de ti y nos dijo que cuando ella te conoció, tú salías con un chico y que rompiste con él y al pasar un tiempo dejaste de querer salir con los chicos mas allá de la cama... ¿puedo saber qué pasó?

― Osea que Paula os ha contado eso... Bueno pues no sé qué más necesitas saber... Sería muy hipócrita contarte qué pasó pero como tienes tantas ganas te lo digo...― suspiré.― me enteré de que ese chico me había engañado. Con muchas chicas. Por eso pensé que si lo único que buscaban los hombres eran chicas con las que acostarse, yo les daría chicas con las que acostarse. Y ahora... se me ha ido de las manos y me he acostado con un chico con novia...

― Bueno pero es diferente Elena...―le miré confusa.― más adelante te lo explicaré y lo entenderás.―me acarició el pelo.―qué gilipollas tu ex... ¿cómo puede engañarte? ¡Hay que ser tonto!

― Pues no... Tendría sus razones para hacerlo y no le culpo...

―No, Elena, no. Era gilipollas. Engañar a una chica como tú... Eres guapa, inteligente, tienes sentido del humor, follas de puta madre ¿qué más se puede pedir en esta vida?

― Pues no sé...― me reí.― Álvaro...― él me miró.― tengo ganas de más.

― ¿ah sí?― él sonrió y miró su reloj.― Tenemos media hora, osea, de sobra.

Me puse encima de él y le besé mientras que con mi mano masajee su miembro para ponerlo erecto de nuevo. Le miré y sonreí pícara.

― ¿qué vas a hacer, pillina?― alcé las cejas divertida y me escabullí hacia abajo― Elena, no que pierdo el control de...― me metí su miembro en la boca.― ¡Oh, joder! Dios, nena...

Sonreí aún con su miembro en la boca mientras empezaba a chuparlo mientras jugueteaba con mi lengua. Él me miraba con esos ojos llenos de lujuria mientras que con sus manos empujaba mi cabeza para meterme más miembro. Me lo saqué y masajee un poco para descansar la boca.

― Ven aquí que hoy te voy a dejar agonizando.― se levantó y me colocó a cuatro patas. Yo sonreí y bajé mas mi cuerpo dejando mi culo más arriba.― En esta pose pareces muy sumisa... Me encanta.

Se puso otro condón y empezó a entrar en mi haciéndome gemir como si no hubiera un mañana. Empezó a embestir con mucha fuerza y me encantaba. Se agachó a la altura de mis hombros y yo me alcé un poco. Me mordió el cuello y el hombro e incluso la espalda. Se acercó a mi oído y suspiró en él haciéndome estremecer.

― Te voy a azotar ¿te apetece?― asentí rápidamente.― tienes ganas ¿eh?

Se irguió de nuevo y sentí cómo me acariciaba el culo para después alzar la mano y estrellarla contra mi trasero. Gemí y me sentí mucho más excitada. Repitió la acción en mi otra nalga y tuvo el mismo efecto. Lo hizo de nuevo, pero con más fuerza.

― ¡Dios, Álvaro, sigue!― se empezó a mover más rápido y me azotó de nuevo haciendo que alcanzara el orgasmo.― ¡Joder!

― Shh... Esa boquita...― aún con la voz ronca.― si todas las chicas fueran como tú, el mundo sería un lugar más feliz.

― Ya lo creo, ya...― salió de mi y se puso sus calzoncillos para después sentarse en el borde de la cama.― Ay, mi Alvarín.― le abracé por detrás.― más polvos así, por favor...

― Dalo por hecho preciosa.― me besó.―Y ahora ve a ponerte tu bikini, que hay que disimular para cuando vengan esos.