Capítulo 3

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El Álvaro este me pone demasiado y si sigue mirándome así, no me aguantaré. Solo quiero que se acabe esta "cita" para poder irme a mi casa. Estuvimos hablando durante casi dos horas en las que Álvaro no dejaba de provocarme. Por fin salimos de ahí para irnos, pero cuando me iba a despedir abrió la boca Paula.

― Hey, ¿y si nos vamos al cine?― La fulminé con la mirada y ella me sacó la lengua.― ¿os apetece, chicos?

― Sí. He oído que ponen una de miedo muy buena.― Dijo Carlos.― Sé que es muy típico ver pelis de miedo con chicas y tal, pero ¿por qué no?

― Bueno, pues yo lo siento pero no me apetece ir...― Álvaro rió.― ¿De qué te ríes tú?

― Eres una cagada.― ¿cómo se atreve a decir eso de mi?― Admítelo, venga.

― No. Yo no soy una cagada, pero no quiero ir al cine...― Paula me rogó con la mirada.― Pero como yo no soy una cagada, iré.

Él sonrió victorioso y me guiñó el ojo. Paula y yo íbamos hablando detrás de ellos y no pude evitar fijarme en él. Me apetecía tanto tirármelo... Me da igual todo, solo quiero tenerlo entre mis sábanas. Estaba tan centrada pensando en cómo sería en la cama que no me di cuenta de que Paula se había ido delante con Carlos y él se había puesto a mi lado.

― ¿En qué piensas?― Me sacó de mis pensamientos.― No será en mi ¿verdad?

― Claro que no, gilipollas.― Él se rió.― No eres tan importante.

― Entonces admites que sí que soy importante.― Chasquee la lengua y le di un leve empujón mientras él se reía a más no poder.

Llegamos al cine e hicimos cola para comprar las entradas. Cuando llegó nuestro turno, Paula y Carlos se adelantaron y pagaron y Álvaro fue detrás de ellos mientras yo sacaba mi cartera.

― No hace falta, ya he pagado yo por ti.― Me susurró al oído haciéndome estremecer.― Vamos.

Subimos a la sala y ns sentamos en nuestros sitios.

― Gracias por pagarme la entrada, pero podía pagarla yo...

― Ya, pero a mi me gusta ser así con las chicas guapas.― Se mordió el labio mientras me miraba a los míos.― Sé que te mueres de ganas por acostarte conmigo y créeme que yo tengo las mismas o más, pero Carlos me ha hecho prometerle que no te haría nada.

― Mejor, así te ahorras el chasco cuando yo te diga que no quiero nada contigo.― Él se rió de nuevo.

De pronto vi a alguien lanzarse a sus brazos y besuquearle la cara riendo. Era una chica de pelo castaño y ojos verdosos. La odié sin saber nada de ella. Además de que a él parecía gustarle.

― Venga, ya basta...― Dijo ella poniéndose de pie.― ¿qué haces aquí?

― He venido con Carlos, su novia y una amiga.― Dijo él señalándome. Ella me sonrió y yo le devolví la sonrisa.― Elena, ella es Alba, mi hermana.

― Encantada Elena.― Dijo ella dándome dos besos. Qué gilipollas me sentí en aquel momento.― Sé que mi hermano es la persona más pesada del mundo, pero es majo.

― Un poquito pesado sí que es, la verdad, pero bueno ¿qué le vamos a hacer?

― ¿Os dais cuenta de que estoy aquí? ― Nosotras nos reímos. ― Sé que me queréis.

― Estoy aquí con Candela y Nai, luego venid con nosotras a tomar algo.― Me dijo Alba sonriendo.

― Uf, creo que he tenido suficiente Álvaro por hoy, otro día mejor.

Pillowtalk |Álvaro Gango|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora