Capítulo 7

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Fuimos a un centro comercial pese a que los chicos se negaban rotundamente. En cuanto entramos Carlos y Paula desaparecieron. Álvaro y yo seguimos dando vueltas hasta que vi una tienda de ropa interior. Le guiñé un ojo y entré. Él entró detrás de mi y estuvimos mirando la ropa interior que era bastante provocativa. De repente me agarró por la cintura pegándome a él. Sentí su erección clavada en mi mientras sus besos trepaban por mi cuello. Me mordí el labio y apreté sus manos a mi cintura.

― Sólo con imaginarte en uno de estos me has puesto así ¿ahora qué hago para esconderlo?

― Es tu problema, yo no te he hecho nada.― Él me giró dejando nuestras caras muy cerca.― Ni se te ocurra.

― Tarde.― Pegó sus labios a los míos haciéndome sonreír. Sus manos bajaron por mi espalda hasta llegar a mi culo al que agarró con ganas.― Que ganas tengo de follarte por Dios.

― Y yo de que me folles.― Me da un pico.― Deja a tu novia y follamos cuando, donde y como tu quieras.

― Me encanta tu oferta, pero no dejaré a mi novia.― Me vuelve a besar.― Por una vez que follaremos tú y yo no vale la pena ¿no?

― Ya, pero no quiero que engañes a tu novia, no conmigo. Así que esto, te lo bajas con la manita.

― ¿Con tu manita?― Yo negué.― Pues tápame hasta que se me baje, por favor.

― Bueno vale...― Fuimos a caja y antes de sacar yo mi monedero, ya había pagado él.― ¿por qué lo pagas?

― Porque quiero que te lo pongas cuando vayamos a follar ¿vale?―Yo me reí.― Cuando llegues a casa, te lo pruebas y me mandas fotos ¿vale?

Yo sólo me reí y nos fuimos a una cafetería del centro comercial a esperar a Paula y Carlos. Por fin llegaron y se sentaron enfrente. Estuvimos un rato hablando, hasta que dieron las seis y media. Llevé a Carlos a Paula a casa de él y después seguimos Álvaro y yo a solas.

― ¿dónde quieres que te deje?― Él me sonrió pícaro.― No te voy a llevar a mi casa y si lo hago, no nos acostaremos.

― Vale, podemos ir a pasar el rato.― Puse cara de sorpresa.― A menos que no sepas controlarte...

― A mi casa que nos vamos, pues.

Él se rió y lo poco que quedaba de camino lo pasamos en silencio. Llegamos a mi piso y dejamos el coche aparcado en el garaje. Abrí la puerta de mi piso y le di paso puesto que se había empeñado en llevar mis bolsas. Las dejó junto al sofá y se giró a mirarme.

― Bonito piso ¿eh? ― Me encogí de hombros riendo.― Me gusta, me gusta.

― Gracias, gracias.― Reí.― Bien, pues me voy a probar lo que me he comprado― se le formó una sonrisa picara.― si quieres puedes venirte conmigo.

―No me lo digas dos veces.

Cogimos las bolsas y nos fuimos a mi cuarto. Él se quitó los zapatos y se sentó en la cama. Cogí una de las bolsas y me metí en el baño de la habitación. Me probé uno de los conjuntos y tras asegurarme de que estaba perfecta salí a la habitación. Álvaro sonrió mientras me acercaba a él.

― No te podía quedar mejor.― Sonreí mientras él me analizaba de arriba a abajo.― Ha valido la pena pagar por esto.

― ¿Sí?― él asintió.― Gracias por pagarlo, otra vez.― él rió y cogió de las manos tirando de mi hacia él.― Álvaro, no.

― Si no he hecho nada, mujer.― Se rió y tiró de nuevo de mi. Me acarició las piernas y subió hasta mi culo.― Me encanta, en serio.― Levanta la vista hacia mi y tira de mi con más fuerza haciendo que ambos quedemos tumbados en la cama.

― Álvaro ¿en qué hemos quedado?

― En que no nos acostaríamos, pero yo no me voy a acostar contigo ahora.― Me atrae hacia él y me besa.― Mejor ponte algo cómodo y vuelves aquí.

Me levanté de la cama y tras coger un pijama corto y ropa interior me metí en el baño. Me vestí y salí de nuevo al cuarto. Álvaro estaba tumbado en la cama con su móvil así que me tumbé a su lado y enseguida lo apagó. Me miró sonriendo y se acercó a mi.

― Al menos me dejas besarte que ya es algo...― me besó de nuevo poniéndose encima de mi. Huele tan bien. Bajó sus besos por mi mejilla y mi cuello donde se detuvo un buen rato arrancándome gemidos de placer.― No gimas así, que aún no hemos llegado a lo mejor...

― Á-Álvaro... ya te he dicho que no follaremos hasta que dejes a tu novia.― Él se rió.― ¿de qué te ríes?

― De que nunca he visto a nadie aguantarse como tu las ganas de follar. Los dos estamos muy cachondos, déjate llevar.

― No. Si sigues insistiendo así, te irás de aquí y no te volveré a hablar.

― Vale, tranquila. ¿miramos alguna peli a la que no prestaremos atención porque nos estaremos comiendo el uno al otro?

― Bueno...― alargué la e.― Vale.― Encendí la tele y puse el primer canal con películas que me encontré.― Listo.

Álvaro rió y me besó de nuevo. Sus besos son muy provocadores, joder. Vale tengo dos opciones: uno, me lo follo; dos, le echo de aquí... La uno, decidido. Lo siento mucho por su novia, pero ya no aguanto más. Intensifiqué el beso y le quité la camiseta. Él me miró sorprendido.

Yo sólo sonreí y le volví a besar.

Álvaro metió su mano debajo de mi camiseta y me la quitó para después deshacerse de los shorts también. Besó mi cuello y bajó sus besos a mis pechos en los que pasó un buen rato. Subió los besos de nuevo hasta mi boca mientras yo le desabrochaba el pantalón. Se lo quitó él mismo y se tumbó a mi lado haciéndome señas para que me subiera encima de él. Le hice caso y me senté encima notando enseguida la gran erección que llevaba. Me agaché a besarle mientras él me agarraba por la cintura haciendo que me moviera sobre él. Gemí cuando bajó sus manos de mi cintura al culo.

Me bajó de encima de él y me volvió a besar. Bajó una de sus manos hasta mis bragas y metió la mano. Empezó a acariciarme haciéndome gemir de nuevo. Metió uno de sus dedos dentro de mi a lo que le apreté los brazos.

― No pares, sigue...― Noté el orgasmo cerca y él metió otro dedo. Me besó y movió los dedos más rápido haciendo que llegara al orgasmo.― ¡Joder!

― Me encantará follarte, en serio...― Buscó algo en su pantalón y sacó su cartera y de esta un condón. Apenas rasgó el embalaje, su teléfono empezó a sonar.

― No lo cojas...― Me mordí el labio mientras él miraba a la pantalla.

― Tengo que irme, lo siento.

Pillowtalk |Álvaro Gango|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora