Capítulo 13

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Y de esas palabras hace ya seis meses. Seis increíbles meses llenos de felicidad y amor para mi. Blas ha sido lo mejor que me ha pasado en mucho. Me encanta todo en él. Él me ha hecho volver a ser quien soy, me ha devuelto mis esperanzas y mis sueños, me ha devuelto mi sonrisa más sincera y me ha devuelto las ganas de vivir la vida cada día. ¿y si no le hubiera dicho que si? ¿y si me hubiera negado a salir con él? ¿qué habría hecho yo? Probablemente seguiría tirándome a todo el que se mueve. Me habría acostado más veces con Álvaro. Obviamente habría perdido a Blas para siempre. Desde luego, hice bien en decir que si.


Ahora mismo estoy en su cocina mientras él termina de ducharse. Sé que le encantan los cupcakes así que he decidido prepararle algunos. Le mandé a comprar los ingredientes para la cobertura mientras yo hacía la masa y así no se me estropeó la sorpresa. La cobertura la he hecho de color blanco, su favorito y la masa de color rojo, que es el mío. Justo cuando terminé de colocarlos en un plato sentí unas manos en mi cintura que me provocaron una sonrisa. Su cabeza se coló por encima de mi hombro y me miró de reojo sonriendo.


― ¿qué es esto, pillina? Cuando me has mandado comprar, ¿era para esto?― asentí mientras me giraba sonriente con un cupcake en la mano.― Eres la mejor.

― Dime algo que no sepa, cariño.― él se rió y me besó.― ¿quieres probarlos?

― Eso ni se pregunta.― coge el cupcake que tenía en las manos y le pega un mordisco.― Joder... ya es la segunda cosa que más me gusta comer.

― ¿y la primera?

― La primera eres tú obviamente.― yo sonreí pícara.― Ala, ya has malpensado ¿verdad?

― ¿yo? ¿malpensando? Para nada.― me reí y me quedé mirando cada detalle de ese perfecto hombre.― Te quiero, Blas. Mucho más de lo que te crees.

― Y yo, preciosa.― me besó de nuevo.― Ahora que me he fijado... ¿y tus pantalones?

― Buena pregunta, sí señor.― me volví a reír.― Es que hacía calor...

― ¿calor en pleno mes de Diciembre?―me miró con una ceja enarcada.― Tú me intentas provocar.

― Eso es mentira. Eres tú el que va sin camiseta por la vida... ¡y tampoco llevas pantalones!

― No negaré ni afirmaré nada sin mis abogados presentes.― se rió.― Ahora tengo ganas de comerte a besos...― hizo un puchero y se acercó a mi.― ¿peli y mimos?

― ¿mi nene quiere peli y mimos?― él asintió.― Pues le doy peli y mimos.


Apenas terminé la frase me cogió como a un saco de patatas y me llevó a su habitación para dejarme sobre la cama. Se tumbó a mi lado y encendió la tele. Cambió varias veces de canal sin encontrar ninguna película decente. Suspiró y se levantó a sus estanterías donde tenía varias películas.


― ¿qué te apetece ver, cielo?― preguntó él con varios DVD en la mano.― Tal vez te apetezca ver alguna de las de Harry Potter...― mi mirada se iluminó siendo esa mi saga favorita.― Lo sabía.

― ¿ves por qué te quiero tanto? ¡Si es que eres un amor, por Dios!

― Lo sé, lo sé.― se rió.― ¿helado de vainilla, palomitas y una Coca-Cola?

― Santo cielo... ¡Deja de ser tan perfecto!


Él me mandó un beso y se fue a la cocina. Volvió al rato con el helado, las palomitas y las Coca- Colas. Le ayudé a dejar las cosas y tras poner la película se tumbó junto a mi de nuevo. Yo abrí el helado y empecé a comer de él. Lo dejé al rato porque me entró demasiado frío. Blas lo notó y me abrazó.


― ¿nos metemos en el edredón abrazaditos?― preguntó él con una sonrisa enternecedora.

― Sí, por favor.― nos levantamos y destapamos la cama para después meternos en ella.― Odio meterme y que esté tan frío.

― Ven aquí, princesa Elsa.― se rió de mi y me abrazó mientras yo le miraba sin entender el por qué del apodo.― Elsa porque eres friolera, eres mi princesa, y eres rubia de ojos azules.

― Oh... Me gusta, me gusta.― le besé.― Estos seis meses han sido geniales.

― Los seis mejores meses de mi vida, desde luego.― él sonrió.― Y hace nada estaba como loco porque no podía hacer más que acostarme contigo y quería ser algo más.

― Lo sé... Era tonta ¿qué se le va a hacer?

― Ya sé que eras tonta, me lo demostrabas día a día con tus acciones y palabras.― me hice la ofendida.― Pero te amo.


Se me paró el corazón. ¿qué acababa de decir? ¿había dicho que me amaba? ¿acababa de pasar eso? No sabía qué decir. Me bloquee. Hacía años que un chico no me decía algo así y ahora que me lo decía Blas me quedé como una gilipollas sin saber qué decir.


― Perdona, Elena. No quería que te sintieras incómoda.― le miré.― no te preocupes...

― No es eso, Blas. Es sólo que...― tocaron al timbre y puse cara de fastidio.― ¿esperabas a alguien?― él negó.― Voy a ver quien es.


Me levanté de la cama y fui a la puerta. Miré por la mirilla y reconocí esa figura. Abrí con una sonrisa pese a que estaba jodida porque me había interrumpido mi tarde romántica con Blas. Él no me sonrió de vuelta sino que se quedó serio. Parecía nervioso y no me gustó verle así.


―Hola, Álvaro.― nos dimos dos besos y le dí paso.― ¿va todo bien?

― ¿Quién es, cielo?―Blas salió al salón y saludó a Álvaro.― te noto raro ¿Estás bien?

― A ver... Lo siento por venir aquí así pero... Necesito desahogarme y Carlos no me responde al teléfono.

― Adelante, sientate aquí.― le señalé el sofá y nos sentamos.

― Yo...― dijo Blas.― ¿prefieres hablar con Elena a solas? Creo que conmigo no tienes tanta confianza...

― Si no te molesta, estaría más cómodo...

― Claro.― me miró.― Voy a sacar a Leo a pasear. ¡Leo, ven!


El pequeño perrito apareció corriendo. Blas se puso su camiseta y un abrigo y se fue. Miré a Álvaro y me fijé en que tenía unas ojeras bastante grandes. Le cogí las manos y le regalé una sonrisa.


― Verás... Es por Natalia, mi novia.― asentí.― No aguanto Elena. Estoy harto de ella. ¡La odio!

― Álvaro, rompe con ella si no te gusta...

― ¡No puedo! Ojalá pudiera... Mis padres me tienen obligado bajo contrato con los padres de ella.

Pillowtalk |Álvaro Gango|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora