Elena
La cagada del siglo, desde luego. Creo que nací con un don para cagarla ¿no creéis? Si me pagaran por ello desde luego sería la persona más rica del mundo. Bromas aparte, mi hermano me va a dejar de hablar, estoy 100% segura de ello. Nunca le había visto tan... ¿decepcionado? Sí, ese es el adjetivo. Hace ya un cuarto de hora que se ha encerrado en su habitación y no me atrevo a ir aún. En mi habitación reina el silencio entre nosotros tres. Blas y Álvaro se miran sin saber bien qué decir o qué hacer y no les culpo, porque yo tampoco lo sé.
― Elena...― dijo Blas pasando un brazo por mi hombro.― habla con él, seguro que lo entiende.
― No, Blas... Nunca le había visto así. Fijo que ya ni me habla.
― A ver, vístete y ve a hablar con él.― me dijo Álvaro dándome mi ropa.― y nosotros supongo que mejor huimos ¿no?
― No, no, no, por favor... Quedaros aquí hasta que se solucione todo, por favor.
― Bueno vale... Pero mejor nos vestimos.
Me vestí y fui a la habitación de mi hermano. Toqué y abrí. Le vi sentado en la cama con la cabeza entre sus manos. Me acerqué poco a poco y me senté a su lado. Él me miró de reojo y... Un momento, ¿está llorando? ¿Dani está llorando? ¡he hecho llorar a mi hermano!
― Dani, por dios... ― le abracé.― ¿por qué lloras?
― ¿te parece normal, Elena? ¿crees que es bonito ver que me has estado mintiendo? Por favor... ¿cuándo la perdiste y con quien?
― Pues... La perdí a los 19, con un chico de la universidad que me gustaba mucho pero que resultó ser un gilipollas...
― Osea que me has estado mintiendo durante cinco años... En vez de decírmelo, me mientes y me tengo que enterar viendo como te has montado un trío con tu novio y tu amiguito. Esto no me ha gustado nada...
― Lo siento Dani, te lo quería decir, pero temía que te pusieras así... No me sentía cómoda mintiéndote, créeme, pero no me quedaba otra y lo siento muchísimo en serio.
― Somos hermanos, Elena. Estamos en el mundo juntos para afrontar todo juntos. Siempre me has dicho que soy la persona en la que más confías y yo siento lo mismo así que te pido que no haya más secretos ni mentiras entre nosotros ¿vale?― asentí.― Y ahora... ¿me puedes explicar lo del trío? Entiendo que no seas virgen y tal, pero... ¿un trío? ¿en serio?
― Sí, lo sé, es una puta locura... Me lo pidieron y acepté y como te habías ido con tus amigos pues decidimos hacerlo aquí.― le miré.― pero has interrumpido en el mejor momento.
― Si, lo sé porque por cómo gritabas se notaba que ya estabas on fire con ellos...
― ¡Dani, calla! ―me tapé la cara sonrojada.― qué vergüenza, por favor...
― Venga, petarda. Ve y diles que no pasa nada, que hoy no me los cargo. O...― me mira pícaro.― les gastamos una bromita inocente ¿tienes hacha?
― Sí.― me reí.― se van a cagar ¿verdad?
― Mucho tú sígueme la corriente...― asentí sonriendo malvadamente.― ¡No Elena, no! ¡No te voy a permitir esto!― elevó más su tono.― Ahora mismo vas a romper con ese novio tuyo.
― ¡Ni de coña! Antes me suicido.
― Es porque te gusta follártelo ¿no?― me aguanté la risa.― ¡Eres una puta!
Oímos pasos venir hacia nosotros y la puerta se abrió dejando ver a un Blas furioso. Enseguida me puse de pie para detenerle sabiendo lo que venía, pero no me dio tiempo a hacer ni decir nada porque ya se le había lanzado encima a Dani y le había dado un puñetazo. Álvaro le cogió por atrás y le apartó.
― ¡Blas, joder!― me agacho junto a Dani.― ¿Estás bien, Dani?
― Me cago en la puta...―se rió y se puso de pie.― Que daño me ha hecho el cabrón.
― Blas, que íbamos en broma... Él jamás me llamaría algo así ni me haría romper contigo.
― Joder... Lo siento Dani.― Álvaro le soltó.― pensé que la insultaste en serio...
― ¡Claro que no, hombre!― respondió Dani riendo.― Al menos sé que estás protegida con él.
― Hombre desde luego.― me abracé a Blas riendo.― Y eso que no habíamos acabado la broma...
― Ya ves.― Dijo Dani con fastidio.― Ahora venía la parte en la que iba a por el hacha y os amenazaba con cortaros los huevos.
― Ah...― se rió Álvaro.― suena divertida la broma ¿no?
― Mucho.― dijo Blas.― Oye... Elena, ¿podemos hablar un momento?
Asentí y salimos a la terraza pese a que hacía mucho frío. Me senté en una de las sillas y él en otra. Se quedó mirándome y con una sonrisa que me contagió, me indicó que me sentara en su regazo. Obedecí y me senté sintiendo cómo sus brazos me arropaban. Nos quedamos un buen rato en silencio mientras tenía mi cabeza en su pecho oyendo el latir de su corazón. Él suspiró y me hizo mirarle a los ojos, unos ojos que reflejaban pena. Con esa mirada y mis ojos se llenaron de lágrimas imaginando lo peor.
― Mi amor, ¿por qué vas a llorar? Si aún no he dicho nada.― me besó tranquilizándome un poco.― Lo que te quería decir es que... ¿recuerdas cuando me dijiste que pasabas las Navidades sola y te prometí que estas Navidades las pasaríamos juntos?― asentí.― Pues mi familia ha decidido que este año nos vayamos a pasarla todos con mis abuelos...
― ¿es solo eso?― él asintió lentamente y suspiré aliviada.― No pasa nada, cariño. Estoy acostumbrada a pasarla sola. Tranquilo que a ti y a mi nos quedan muchas Navidades juntos.― él sonrió y me volvió a besar.― Pensé que me ibas a dejar.
― ¡Ala! ¿por qué iba a hacerlo? Claro que no, mujer. Después de todo lo que he sufrido para estar contigo no voy a dejarte.― se rió.― Dejar al amor de mi vida... Suena muy estúpido.
― Ya, pero no sé...― me reí.― Son mis paranoias ¿qué se le va a hacer?
― Venga, vamos dentro... Tengo hambre ¿tienes algo para cenar?
― No, pero llamo para que nos traigan unas pizzas o algo ¿te apetece?― él asintió entusiasmado.― pues venga.
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Pillowtalk |Álvaro Gango|
FanfictionElena es una chica de 23 años a la que los chicos solo le gustan para la cama. Pero ¿qué pasará si llega un chico que la vuelva loca y rompa todos sus esquemas? ¿será capaz de amar o preferirá seguir con su vida?