Perfecta. Esa es la palabra que describiría esa noche con Álvaro. Estuvo llena de besos y caricias. ¿que si hicimos algo? Todo. Lo hicimos absolutamente todo. Y fue genial, de lo mejor. Ya ni me acordaba de lo bien que sienta hacerlo con él, esa sensación de plena satisfacción que siente una al acabar con él. Esta semana promete, estoy segura de ello.
Acababa de despertarme y vi que Álvaro estaba en el baño por lo que me puse a mirar mi móvil. Tenía llamadas de Blas, de Paula, de Carlos, Dani, mi madre... ¿Mi madre? Pero si hace meses que no me llama. Suspiré y miré los mensajes. Parecía que Blas les había contado lo ocurrido y querían saber que estaba bien. Les mandé un mensaje diciendo que estaba genial para que no se preocuparan y dejé el móvil de nuevo en la mesita. De mi madre ya me encargaré después.
Oí la puerta del baño abrirse y me hice la dormida. Sentí como se ponía sobre mi y me empezó a dar besos por la mejilla, el cuello y los hombros. Intenté aguantar la sonrisa, pero se me escapó.
― Ya sé que estás despierta, pillina. No hace falta que finjas más.― abrí los ojos y le miré.― Buenos días, preciosidad. ¿Qué tal has dormido?
― De maravilla... La cama es muy cómoda y no he pasado frío.― él se hizo el ofendido.― ¿qué pasa?
― ¿La cama es muy cómoda? Querida, son mis brazos, entre los que has pasado la noche, los que son cómodos. Y pasa lo mismo con lo del frío: yo te he dado todo mi calor corporal esta noche.
― Mmmm... Pues puede ser, sí.― le acaricié la espalda con la yema de mis dedos.― Si es que eres adorable.
― ¿adorable? ¿en serio? ¿ahora te parezco adorable? Anoche no te parecía adorable. Era otro adjetivo un poco más sucio... ¿verdad?
― Muy verdad, pero es un secreto ¿vale?― él sonrió y me besó.― ¿desayunamos?
― Sí, claro. Lo subieron hace rato ya... Mira hay...― intentó levantarse y le paré poniendome encima de él.
― Creo que no me has entendido...― me desabroché el sujetador mientras me movía encima de él.― ¿desayunamos?
― Oh... Ese tipo de desayuno ¿eh? Me gusta cómo piensas.
Al rato me encontraba completamente desnuda moviéndome sobre él con una rapidez de jamás había usado. Tal vez estuviera descargando mi ira allí... Él cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás. Eso era algo que Blas siempre hacía... Intenté no pensar en ello, pero no pude. Paré en seco y me derrumbé. Joder no, odio llorar y encima delante de la gente. Me tapé la cara mientras sentía cómo las lágrimas empapaban mis mejillas.
― Elena...― me abrazó contra su pecho.― Tranquila, no pasa nada.
― No quiero llorar...― me dejé caer junto a él.
― ¿y por qué no? Es algo normal llorar. Necesitas desahogarte, no te preocupes.
― Es que joder... Me duele que me engañe porque yo creía que era feliz conmigo y veo que no. Me duele haberle abierto mi corazón y que solo se haya reído de mi de esta forma. Me duele haberle dicho y demostrado lo mucho que le amaba y que él sólo pensara en engañarme. He confiado en él, me he entregado a él, después de sufrir tanto me he dejado llevar con él ¿y para qué? ¿para que me engañe?
― Elena, sé que estás muy dolida, pero él te quiere. No ha estado riéndose de ti. Esto no ha sido más que un desliz, un error pero él te quiere... He hablado con él y está destrozado. Ahora disfruta de las vacaciones y cuando volvamos hablas con él ¿vale?
― Vale...― él me secó las lágrimas.― Gracias y perdona por dejarte a medias...
― Creo que yo te dejé a medias una vez si no recuerdo mal... En paz. ― nos reimos.― Tenemos el tiempo justo para desayunar e irnos.
― ¿nos vamos a ver la ciudad?― él asintió.― Está nevado, me encanta.
― Ya somos dos. Venga arriba a desayunar.― él se levantó y yo no me moví mientras se ponía sus calzoncillos y un pantalón.― ¿no te vas a mover?
― Es que me da pereza.
―¿pereza? Ahora verás.― se tiró sobre mi y me empezó a hacer cosquillas mientras le rogaba que parara.― ¿te levantas?―me hice la pensativa y me besó.― ¿y ahora?
― Bueno, vale...― me levanté de la cama y me puse mi ropa interior. Él ponía la mesa dándome la espalda. Me acerqué a él y le abracé por la espalda.― qué buena pinta tiene todo...
Desayunamos y nos preparamos para salir. Al rato salimos a la calle y vi lo bonito que se veía todo nevado. Nos subimos a un taxi y enseguida mi móvil empezó a vibrar. Miré la pantalla y vi que me llamaba mi madre. Suspiré y respondí.
―Hola.― con sequedad.
― Elena, tesoro ¿cómo estás cariño? Tu hermano nos a contado lo ocurrido con ese novio tuyo.― maldito Dani... ― ¿lo llevas bien, cariño?
―Sí, dentro de lo que cabe...
―Bueno, ya sabes que tanto tu padre como yo estamos aquí para lo que quieras...
― Sí, lo sé muchas gracias.
― Te dejo que disfrutes tu viaje, te quiero hija.
― Gracias.― colgué.― vaya con Dani...
Al rato volvió a sonar, pero esta vez era Blas. Me froté la frente sin saber si responder pero me decidí a hacerlo.
― Buenos días, Blas.
― Buenos días cariño... ―dijo él con un tono tan dulce que me hizo sonreír.―¿qué tal has pasado la noche?
― Muy bien, la verdad... ¿y tú?
― Fatal... No podía dejar de pensar en ti y en lo gilipollas que he sido...― él suspiró.― Sé que ya no me quieres, es más, me odias...
― No digas eso... Anoche te lo dije por el enfado, pero es imposible que te odie.
― ¿en serio? Dios... No sabes lo aliviado que me siento ahora. Elena, te juro que me arrepiento de lo que hice y jamás volverá a pasar pero no quiero acabar con nuestra relación porque siento que sin ti ya no soy nada... Perdóname, por favor...
― Blas, te perdono, tranquilo... Hablaremos bien de esto cara a cara, no te preocupes ¿vale?
― ¿seguimos juntos entonces?
― Sí, supongo... Yo tampoco puedo vivir sin ti pero yo... Digamos que me he vengado y me he acostado con Álvaro, lo siento...
― No, no, tranquila. Ya te dije que podías hacerlo con él. A mi no me molesta.
― Gracias... Te quiero Blas.
― Te amo, princesa.
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Pillowtalk |Álvaro Gango|
FanfictionElena es una chica de 23 años a la que los chicos solo le gustan para la cama. Pero ¿qué pasará si llega un chico que la vuelva loca y rompa todos sus esquemas? ¿será capaz de amar o preferirá seguir con su vida?