Capítulo 1

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Elena

Suena mi alarma a las 7.15, pero yo ya estaba despierta por lo que la apago y me levanto de la cama. Me metí en el baño para ducharme. Cuando terminé me vestí con unos vaqueros y una camiseta negra con letras blancas. Me puse mis Martens negras y una chaqueta vaquera que me quedaba un poco holgada. Me maquillé un poco y me fui a la cocina para desayunar. Cuando terminé me cepillé los dientes y tras coger mi mochila y mi móvil salí de mi piso hacia la universidad.

La universidad no estaba cerca ni mucho menos, pero me gustaba ir andando por la mañana y así ya no tenía que arrancar el coche. Llegué al centro y entré. Caminé hacia mi taquilla donde vi esa peculiar cabellera castaña.

― Buenos días ¿qué tal tu finde?― Ella se giró a mirarme con cara de pocos amigos.― Veo que sigues con la resaca ¿eh?

― Pues sí, así que deja de molestar.― Yo me reí.― Pero al menos, he conocido a alguien que me encanta.

― Ay, Paula, querida, los tíos que se conocen en las fiestas, no suelen ir más allá del polvo.― Paula rió negando.

― Pues que sepas que a parte de que fue el mejor polvo de mi vida, me ha estado mensajeando todo el finde.― El timbre sonó.― Envidiosa.

Nos reímos y entramos a clase. Nos sentamos juntas y en cuanto el profesor entró, empezamos la clase. Mientras el profesor explicaba, vi que Paula hablaba con alguien y cuando apagó el móvil de nuevo, parecía más feliz.

Para la segunda hora, ya había desaparecido sin decirme nada. Fui a la cafetería para comprar una botella de agua y ahí me encontré a Blas, un "amigo" que conocía desde que llegué a la uni. Nos sentamos a hablar y gracias a Dios, pasó el resto del día conmigo. A la hora de irnos, insistió en llevarme en coche hasta mi piso y para agradecérselo, le invité a subir.

― ¿qué peli vamos a ver?― Preguntó él desde el salón mientras yo estaba sacando algo de beber de la cocina. Salí de la cocina y lo vi sentado en el sofá.

― No sé, elije tú, que yo me voy a cambiar ¿vale?

Fui a mi habitación y me puse una camiseta y unos shorts. Volví al salón, me senté junto a él y le di al play. A medida que avanzaba la película, me iba acercando más a él y me ponía en poses más provocadoras. Él intentaba controlarse, pero yo ya sabía que no aguantaría mucho más.

― ¡Joder!― Exclamó él de repente.― Me estás provocando demasiado.― Yo me reí y me incliné hacia la mesa para coger una de las latas dejando mi trasero prácticamente en su cara. El suspiró y me agarró sentándome sobre él.― ¿Tienes ganas de jugar?

Yo no dije nada y moví mis caderas sobre su miembro haciendo que él gruñera. Me mordió el cuello dejando una marca en él. Subía sus manos por dentro de mi camiseta hasta llegar a mis pechos que apretó haciéndome gritar.

― Blas, por favor, hagamoslo ya. Te necesito.

Él rió y me quitó la ropa dejándome completamente desnuda. Bajó sus manos hasta mi feminidad y me acarició haciéndome gemir. Siguió así hasta que sentí sus dedos dentro de mi. Le agarré los brazos y eché la cabeza hacia atrás mientras él me besaba. Sentí el orgasmo acercarse cada vez más hasta que con un grito lo alcancé. Él sonrió y me besó en los labios.

Me tumbó sobre el sofá y se desnudó. Se colocó un condón y entró en mi de una sola embestida. Yo le gemía al oído porque sabía que le encantaba. Cada vez iba más rápido y me hizo llegar a un segundo orgasmo que tras un par de embestidas más alcanzó él también.

Salió de mi y me miró sonriendo.

― Siempre es un placer para mi pasar tiempo contigo.― Dije riéndome mientras le daba un beso en los labios.

― Cuando quieras, preciosa.

Nos vestimos y terminamos de ver aquella película a la que habíamos prestado tan poca atención. Se fue pasadas las seis y apenas se fue, llegó Paula. Parecía entusiasmada y no dejaba de sonreír. La invité a entrar y nos sentamos en el sofá.

― ¿Recuerdas el chico del que te he hablado esta mañana?― Yo asentí.― Bien, pues me ha mandado un mensaje diciéndome que venía de camino a nuestra Uni porque me echaba de menos, así que me he ido con él y ¡Joder! Llevaba siglos sin disfrutar tanto con un chico.― Le sonreí.― Y tú ¿qué has hecho?

― Bueno... Blas ha estado por aquí, ya sabes.― Ella me miró alzando las cejas.― ¿Qué?

― Nada, solo que os acostáis prácticamente cada día.― Yo me encogí de hombros.― ¡Oh, vamos Elena! ¿estás segura de que no sientes nada por él?

― ¡Claro que no! Solo me pone, y mucho.― Me sonrojé al recordar lo que habíamos hecho escasos minutos atrás.― No siento atracción sentimental, solo es sexo. Eres tú la que se está enamorando de... ¿cómo se llama, por cierto?

― Carlos.

Pillowtalk |Álvaro Gango|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora