Capítulo 10

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Me desperté y miré a mis lados encontrándome sola. En la casa no se oían ruidos... No se habrán ido y me habrán dejado sola ¿no? Miré mi móvil y vi que eran las 10:07. Suspiré y me levanté de la cama. Cogí el pijama que anoche me había quitado y me lo puse. Entré al baño, me lavé la cara, me recogí el pelo y bajé. Al llegar abajo oí ruidos en la cocina así que fui. Al entrar vi a Álvaro de espaldas.

Qué espalda más bonita... cómo me gustaría pasar mis dedos por ella mientras me besa haciéndome suya. Me encantaría tenerle entre mis piernas embistiéndome con todas sus fuerzas mientras yo grito su nombre. Terminar agotados, sudados e incluso con ganas de más... Joder como me gustaría...

― ¡Buenos días, Bella Durmiente!― exclamó él girándose.― Ya iba a subir a tomarte el pulso.

― ja ja ja, qué gracioso...― rodé los ojos.― ¿y donde están los demás?

― ¿cómo que dónde están? Se han ido al centro.― le miré extrañada.― no me mires así que te hemos despertado y has dicho que no querías ir. Por eso me he quedado yo contigo.

― Joder... Seguía dormida.― me reí.― ¿cuándo van a volver?

― Han dicho que no saben si comerán fuera así que ni idea... ¿quieres desayunar?

― Sí, por favor.

Me puso el desayuno en la mesa y se sentó conmigo mientras desayunaba. Cuando terminé, nos fuimos al sofá y pusimos la tele. No daban nada interesante, a parte de programas de cotilleos que para nada nos ibamos a poner a mirar.

― Podemos poner el canal porno.― dijo él sin quitar la vista de la tele.― Al menos así veremos algo que nos guste.

― Vale, ¿por qué no?― él se giró a mirarme sorprendido― ¿qué pasa?

― ¿en serio quieres ver porno conmigo? ¿con tu Alvarín salido?

― No pasa nada, con unos dedos y una paja, queda todo arreglado.― él sonrió pícaro.― Pon el canal porno.

Él cogió el mando y tras mirarme empezó a buscar en la lista de canales. Al llegar a la lista de canales porno se detuvo y me volvió a mirar buscando aprobación de nuevo. Asentí y le dio al canal. Enseguida se inundó el salón de gemidos como créditos iniciales que daban inicio a la película. Me relamí los labios y me acomodé en el sofá un poco nerviosa.

La primera escena mostraba a una chica tumbada en una cama. Estaba escribiendo algo en un diario y se oye a alguien tocando a la puerta. Entra un chico que se sienta con ella y empiezan a hablar. Llegan al tema del sexo y ella confiesa no saber demasiado. Se ponen cachondos y se empiezan a besar. La ropa vuela y enseguida la tiene a cuatro patas.

Álvaro se movió incómodo. Le miré por el rabillo del ojo y vi que su erección reventaría en esos pantalones. Yo la verdad es que estaba igual o peor. Sentía que en cualquier momento iba a empezar a gotear.

― Álvaro...― él me miró.― pareces incómodo...― él carraspeó nervioso y pasó una mano por su erección.― Si lo necesitas, te puedes masturbar.

No me puedo creer que eso acabe de salir de mi boca. Pero sí, lo he dicho... Él se quedó sorprendido pero enseguida reaccionó y tras mirar su erección, la pantalla, a mi y de nuevo a la erección, se los desabrochó y se los bajó. Metió su mano en los calzoncillos y sacó su miembro (que por cierto, era más grande de lo que me esperaba) lo empezó a mover de arriba a abajo.

Yo crucé mis piernas y las apreté tratando de disimular que en verdad estaba más cachonda que él. Estaba muy centrada en disimular hasta que sentí una mano en mi pierna. Me giré a mirarle y los ojos se me desviaron más abajo de lo que quería.

― Pareces incómoda, Elena... Si lo necesitas, te puedes masturbar.― él sonrió con malicia. Estaba repitiendo exactamente lo que yo le había dicho segundos atrás.― Puedes hacerlo, tranquila.

Me paré a pensar un par de segundos pero para cuando me quise dar cuenta, ya me había quitado los short y tenía una mano dentro de las bragas. Suspiré cerrando los ojos y dejándome llevar. Solo oía los gemidos de la película y algún que otro de Álvaro. De pronto cesaron los de la televisión. Me giré a mirar a Álvaro y él me devolvió la mirada.

― Se ha acabado la película...― me relamí los labios mirando hacia su erección.― ¿quieres ver la próxima o...?


No le dejé terminar y me abalancé sobre sus labios. Le necesitaba ya. Llevaba demasiado aguantando y reprimiendo mis ganas de tenerle dentro de mi. Tal vez tenga novia y lo que estoy haciendo ahora es de zorra pura y dura, pero lo necesito.

Me senté sobre él sin dejar de besarle y me moví sobre su erección. Él me agarró por las caderas pegándome más a él. Solté un gemido aún besándole. Se separó y me miró con deseo.

― ¿vamos a la habitación, señor Gango?

― me levanté y recogí mis short.

― Se está portando muy mal... Voy a tener que castigarla de la peor forma.― Se levantó y me dio un azote haciéndome gemir.― ¿le he dado acaso permiso para gemir?― Yo negué con la cabeza haciéndome la inocente.― Vamos a la habitación.

Subimos casi corriendo y al llegar a la habitación, me cogió y me tumbó en la cama. Me besó el cuello y me mordisqueó la mandíbula.

― Desnúdate, ya.― me habló autoritario. Le miré con una ceja alzada mientras él mantenía una expresión seria.― He dicho que te desnudes ya.

Sonreí y me quité la camiseta y la ropa interior. Él me miraba sonriendo mientras se mordía el labio. Con su dedo índice recorrió suavemente desde mi cuello hasta casi llegar a mi zona. Le miré rogando a lo que él rió con satisfacción.

― Tienes ganas de que te toque ahí ¿eh?― asentí mirándole.― Pídeme que lo haga.

― Álvaro, por favor...― rogué moviendo ligeramente mis caderas.― Tócame.


Pillowtalk |Álvaro Gango|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora