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Enero y la mitad de febrero pasaron con unos cojones tremendos. Recordaba celebrar el año nuevo chino y después estar recibiendo un montón de besos y chocolates en San Valentin de parte de Sungmi gracias a un cupón válido por una semana que ella misma había creado (de lo cual no me quejaba para nada) y luego hacerle una fiesta sopresa a Hoseok en la casa de Namjoon. Taehyung terminó su cortometraje y obtuvo la mejor calificación de la clase gracias a su gran creatividad.

Al final mis padres aceptaron mi decisión con la condición de que encontrará un trabajo y estudiará de un libro de leyes que tenia mi padre padre en el ático de la casa. Y me dedicaba a pasarme los sábados con Sungmi yendo de local en local para ver si conseguía empleo.

Sungmi y yo andábamos en una etapa parecida a una luna de miel. No peleabamos y todo era risas y amor. Claro, que faltaba algo para llegar a la luna de miel. Sin embargo, aquel pequeño tema no tomo mucho tiempo en nombrarse cuando Sungsook, la hermana de mi novia me llamó una tarde para hablar conmigo un tema serio. La verdad es que estaba casi cagandome del susto porque lo único que venía a mi cabeza era un jarrón que había roto en el cumpleaños de Hoseok cuando bebí tal vez un poco más de lo que debía, pero Sungmi había preparado unos mojitos buenos, ¡Por un momento olvide completamente que llevaban alcohol!

— Oh, Jungkookie, eres tu, sientate. — me pidió Sungsook cuando abrió la puerta de la casa y me dejo pasar.

— Buenas tardes. — salude, entrando a la casa.

— Buenas tardes para ti también, hijo.

Miraba las paredes de la casa como si fueran lo más genial que alguna vez haya existido, tratando de evitar la mirada de mi vecina, hermana de mi novia y madre de uno de mis mejores amigos encima mío. Al parecer Sungsook aquel día había aprovechado su estadía en casa para limpiar, y era muy notable. No habían platos alrededor en la sala y todo estaba pulcramente limpio y brilloso. Rap Monster y Sungmi  limpiaban pero nada se comparaba a lo limpio que quedaba todo cuando Sungsook limpiaba.

— Mira, Jungkook, de lo que quiero hablar contigo es... — comenzó a explicar cuando se sentó en el sofá en frente mío, pero yo la interrumpí con el corazón casi en la mano.

— Ahjumma, prometo pagarle lo del jarrón, mire, lo siento mucho, en verdad. Desde que consiga un trabajo yo comprare uno nuevo, por favor, perdoneme... — la interrumpí, hablando super rápido. Estaba super asustado, ya que Namjoon siempre nos contaba historias de como su mamá le tiraba las pantuflas a cada rato por romper las decoraciones de la casa.

— Jungkook, no me reuní contigo para hablar del jarrón. — me interrumpió la mayor, mirándome con el ceño fruncido, haciendo que se acumularán unas cuentas arrugas en su frente — Ni me había dado cuenta de que se había roto mí jarrón favorito de porcelana. — dijo, mirándome con los ojos entrecerrados, obviamente le había discutido a alguien sobre el jarrón.

— ¿Sabía usted que se parece mucho a Sungmi? — pregunté tratando de cambiar el rumbo de la conversación, su mirada pesada me hacía encoger cada vez en el sofá.

Se frotó las cienes con los dedos mirando hacia abajo, y luego dejo salir un suspiro, observándome.

— Mira, Jungkook. Sé que tú y Sungmi están saliendo y toda la cosa. Y yo sé que este tema va a ser muy incómodo de hablar, pero voy a ser directa con ello...

Me quede observando el suelo, pensando en lo lindo y reluciente que se veía el piso de mármol aquel día.

— ¿Están tu y Sungmi usando protección? — me pregunto abruptamente, y estuve apunto de desmayarme.

Sentía un calor fuertisimo en mis mejillas, y no pude evitar mirarla con los ojos como dos platos.

— Sungm-mi y y-yo n-no... — trate de defenderme, pero me trababa tanto y estaba tan nervioso que al hablar no se me entendía nada.

— Los vi durmiendo juntos el otro día y tengo meses viendo que un día la escalera de mi patio esta debajo de tu ventana y al otro esta en la ventana de Sungmi. Y la vecina de al lado vino quejándose diciendo que hay unos gemidos que no la dejan dormir — explicó mi mayor interrumpiendome. — Jungkook, yo también fuí joven y entiendo como se siente andar con las hormonas alborotadas. Y sé lo incómodo que es tener está conversación conmigo, pero conociendo a tu mamá sé que está conversación nunca pasaría.

Me quede mirando el suelo, muy avergonzado. En ningún momento pensé que la mujer que era casi como mi tía y me había visto crecer me hablaría de tal tema. Era muy vergonzoso y mis mejillas no podían estar mas rojas. Y tenía unas ganas inmensas de golpear a Namjoon, ¡Ese malnacido! Se acostaba con Eunhee casi todos los días y a mi y a Sungmi nos echaban el perro muerto porque estábamos saliendo públicamente, pero el llevaba lo suyo escondido y nadie se enteraba.

— Me voy de vacaciones por unos días. Realmente lo necesito, la empresa está acabando conmigo. - continuo - Y tengo por entendido que tus padres se van de vacaciones, así que se quedarán solos los tres. Lo único que pido es que Sungmi no me regale un sobrino nueve meses después, ¿Vale?

Vale.

No era como si Sungmi y yo fuéramos vírgenes, pero hablar del tema era muy vergonzoso. Lo más que había echo con Sungmi besandola fue ponerle la mano en el trasero, y eso fue sin querer. Aunque ella no dijo nada, tampoco. Pero a pesar de haberla visto en sostén, aquella cosa no había pasado por mi cabeza tampoco, y el solo pensar en eso hizo que la cara se me pusiera más roja de lo que estaba.

Me paso el envoltorio, y ahí fue cuando confirme que me había dado fiebre de la vergüenza.

— Tal vez ustedes no estén haciendo nada pero es mejor evitar que lamentar. — río - Bueno, eso fue todo Jungkook. En un rato voy a tener la misma charla con ella también.

- Gracias, Ahjumma.

- No hay de que hijo, ah, y por cierto. Disculpate con Namjoon, casi le pegó esta mañana porque vi que faltaba el jarrón.

¿Disculparme con Namjoon? Matarlo estaba trescientas veces mejor.

not that bad  » jeon jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora