Un Amor Imposible. Zuko & Katara

Capitulo 2. Recuerdos

DISCLAIMER.

Los personajes de Avatar the last airbender no me pertenecen a mí, sino a Nickelodeon y sus creadores.

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Aang volaba sobre Appa, cuando llegó al templo de aire del oeste.

– ¡AYÚDENME! – Gritó Aang – ¡Zuko está herido!

De inmediato todos corrieron en su ayuda.

– ¿Qué sucedió? – preguntó Sokka mientras subía al lomo de Appa.

– ¡Katara lo atacó!

– ¡Qué!

– ¡Fue un accidente! – Explicó Aang.

Rápidamente Sokka, Haru y Aang llevaron al príncipe a su habitación y lo recostaron sobre su cama.

– Encárguense de él – dijo el avatar – yo buscaré a Katara.

Aang tomó las riendas de Appa y se alejó volando. Desde el aire recorrió los alrededores en busca de su amiga. Finalmente la encontró sentada al pie de un gran árbol. Después de aterrizar, corrió al encuentro de la joven. La encontró llorando amargamente, llena de arrepentimiento por lo que acababa de hacer.

– ¡Katara, escúchame! – dijo Aang mientras sacudía ligeramente el hombro de su amiga – tienes que volver conmigo.

– No puedo. ¡Quiero estar sola! – Suspiró la joven mientras las lágrimas caían de su rostro – ¡Cómo pude hacerlo! – Exclamó Katara – ¡Cómo pude hacer algo tan horrible! – Ella cubrió su rostro con sus manos mientras lloraba intensamente – ¡yo no quería hacerlo! De verdad ¡no quería! Pensé... pensé que él derretiría el hielo... pero no lo hizo. Él usó el fuego para protegerme y yo... yo... – Los sollozos no le permitían hablar y tuvo que tomar aire para continuar – Ahora Zuko está...

– ¡Zuko está vivo! – interrumpió Aang sujetando las manos de Katara – ¡Es cierto! Zuko está vivo, pero está herido y necesita tu ayuda.

– ¡Está vivo! – Fue lo único que Katara acató a decir, pues estaba tan conmocionada que no podía reaccionar. Solamente dejó que Aang la condujera hasta Appa y en poco tiempo los dos surcaban el cielo de regreso al templo del aire. En el trayecto, Katara tuvo tiempo de calmarse y de explicarle a Aang lo sucedido.

En cuanto llegaron al templo, Katara bajó de un salto y corrió a buscar a Zuko. Lo encontró tendido en la cama, inerte y tan pálido que se le heló el corazón de la joven. Katara sacó agua de su cantimplora, la cual rodeo sus manos como si se tratara de un par de guantes que colocó sobre la herida del príncipe. El agua brilló intensamente y después se escurrió al suelo.

– ¿Cómo está? – Preguntó Aang

– La herida es seria – dijo Katara mientras tomaba más agua y continuaba la operación – tomará algunos días para sanar.

Katara continuó con su trabajo con mucha dedicación hasta que dijo:

– Es todo lo que puedo hacer por hoy. Lo mejor será dejarlo descansar.

– Ya tengo hambre ¿Cuándo vamos a comer? – preguntó Sokka.

– ¡Sólo tú puedes pensar en comer en un momento así! – replicó Katara.

– Pero Katara, no hemos comido nada desde la mañana y ya casi va a anochecer.

En ese momento el estómago de Duque gruñó y el pequeño inclinó su cabeza avergonzado.