Capítulo 4. La carta de amor.

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Disclaimer: Los personajes de Avatar, the last air bender. No me pertenecen a mí, sino a Nickelodeon y sus creadores.

Por Cristal Violeta.

Al principio, los escritos de Zuko representaban una forma de descargar su furia y su frustración y por lo tanto no eran mas que frases incoherentes y sin sentido, cargadas de insultos y palabras ofensivas. A veces eran lamentos y las oraciones, se reducían a una maraña caótica de sentimientos encontrados. En ocasiones, Zuko tomaba uno de estos rollos y se sentía avergonzado de sus propias palabras y terminaba quemándolos.

Poco a poco su escritura fue mejorando. Ya no se trataba de divagaciones sin sentido. Ahora sus textos estaban bien estructurados y eran más estilizados. Es mas, se transformaron en un lenguaje poético, lleno de frases hermosas con intensa fuerza expresiva. Zuko no imaginó que llegaría a disfrutar tanto de esta actividad. Escribir le exigía concentración, paz mental y tranquilidad de espíritu. Escribió cientos de odas y poemas a su amor perdido. Zuko sabía que no volvería verla, pero se conformaba con escribirle poemas que ella nunca escucharía. El nombre de Katara se hacía presente una y otra vez en dulcísimos versos y gradualmente se convirtió en su fuente de inspiración. Con el tiempo, sus poemas se transformaron en verdaderas obras de arte.

Ya habían transcurrido cuatro años, desde que Katara se fue. Ahora Zuko tenía 21 años, Katara 19 y Aang 17. Zuko sabía que Katara jamás lo amaría, que nunca leería sus poemas y que estaría casada con Aang desde hace mucho tiempo y probablemente tendrían hijos. Y aunque este pensamiento todavía le dolía, había aprendido aceptarlo y conformarse con su derrota. Ciertamente le hubiera gustado que Katara leyera sus poemas, pero eso no sucedería jamás, así que escribía sólo para él.

En estos años, había reinado la paz en el mundo. Zuko había enfrentado muchos problemas, pues aún existían grupos rebeldes con los cuales tenía que negociar. Reconstruir los daños que la guerra había ocasionado requirió de un gran esfuerzo, pero la gente estaba contenta con el nuevo Señor del Fuego y en toda la Nación lo querían y lo respetaban.

Por su parte, Zuko le había entregado su vida entera a la Nación del Fuego, al grado de atentar contra su salud. Antes de que el sol saliera, el gobernante empezaba a trabajar y no se retiraba, hasta por la madrugada. Al llegar a su habitación, en vez de descansar, pasaba largas horas en vela escribiendo poemas. Como consecuencia de estos excesos, Zuko se veía visiblemente enfermó. Un día, al verlo tan pálido, sus consejeros le pidieron que fuera a su habitación a descansar.

Zuko los complació, pero al llegar a su cuarto, en lugar de dormir, empezó a revisar su correspondencia. Ahí encontró una carta de Sokka que leyó de inmediato:

"Apreciado Señor del fuego Zuko.

No tengo palabras para expresar todo el agradecimiento que siento. No sé como conseguiste el antídoto, pero gracias a los doctores y a las medicinas que enviaste, mi padre se encuentra completamente restablecido.

En cuanto a Katara, con el dinero que me proporcionaste, compré la casa de sus sueños. Nunca la había visto tan feliz.

Cumpliendo tus deseos no le he dicho a nadie el origen de estos favores, pero yo te lo agradezco de todo corazón.

Sinceramente, Sokka de la Tribu del Agua".

Zuko suspiró al terminar de leer la misiva. Katara era feliz y eso era lo único que le importaba. En seguida, comenzó a escribir más poemas para su amor imposible. Esa misma noche, mientras Zuko paladeaba un exquisito vino escuchó una voz muy familiar.

– Te vez cansado, sobrino – dijo Iroh.

– ¡Tío, qué haces aquí! – Zuko se levantó para abrazar al anciano – ¿por qué no me dijiste que vendrías? Te hubiera preparado un recibimiento adecuado.

Un Amor Imposible. Zuko & KataraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora