Capítulo 3. La despedida.

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Disclaimer: Los personajes de Avatar, The last airbender. No me pertenecen a mí, sino a Nickelodeon y sus creadores.

Por Cristal Violeta.

Aang, Katara, Sokka, Hakoda, Toph y Suki prepararon todo para el viaje. Tuvieron una fuerte discusión sobre su destino. Toph y Suki querían ir al reino tierra; Aang, al templo del aire y el resto, al polo sur. Al fin, llegaron al acuerdo de pasar cuatro meses en cada una de las naciones, comenzando con la tribu del agua.

El día de la partida, Zuko les organizó una gran fiesta en el palacio de la Nación del Fuego, pero no asistió al evento, lo que era considerado como una ofensa, así que para evitar conflictos, Iroh convenció a Zuko de bajar a ver a los invitados, aunque fuera por un momento.

Zuko llegó muy tarde a la fiesta y convivió con el grupo unos minutos, pero procuró evitar a Katara. Después, en privado, se entrevistó con cada uno de sus amigos y los despidió con algunos obsequios.

Al avatar, le entregó un nuevo báculo de madera muy fina; a Hakoda, una fina daga con joyas en la montura, digna para un gran jefe; a Toph le obsequió una caja de música para que la escuchara siempre que se sintiera sola; a Suki le regaló un hermoso y fino vestido de novia, para que lo usara en su boda; a Sokka le dio una nueva espada y un bumerang, también le entregó una bolsa llena de monedas de oro y le dijo:

– Te las entrego a ti, porque estoy seguro que ni Katara, ni tu padre las aceptarán, pero no quiero que pasen necesidades, así que quiero que lo aceptes. Antes de que se termine el dinero, escríbeme y yo les enviaré más, pero quiero que me hagas dos promesas.

– ¿Qué promesas?

– En primer lugar, ¡Que nunca, bajo ninguna circunstancia, le dirás a nadie de la procedencia del dinero! y en segundo lugar, quiero que mantengas su hubicación en secreto. No quiero saber en donde viven, porque no podría resistir la tentación de visitarlos y yo... no quiero interferir. ¡Júramelo por tu vida y por tu honor!

Sokka juró solemnemente que cumpliría sus promesas y Zuko lo despidió con un abrazo. Finalmente llegó el turno de Katara, pero Zuko no la mando llamar. Fue un criado él que se acercó a Katara y le entregó un fino y exótico perfume, de parte del Señor del Fuego y le dijo que lo disculpara pues tenía importantes asuntos que atender, pero que les deseaba un buen viaje.

En la noche, Katara salió a pasear y encontró a Zuko en la playa, sentado sobre la arena, contemplando el mar. Cuando él la vio, se puso de pie y se disponía a marcharse, pero ella le dijo:

– ¡Zuko, espera!

– ¿Qué quieres? – respondió secamente.

– No vas a despedirte de mi – Zuko guardo silencio – ¿Por qué estas enojado conmigo?

– ¿Qué por qué estoy enojado contigo?, ¿Qué esperabas? Dijiste que no querías volver a verme. Yo solamente cumplo tus deseos – Zuko exhaló un suspiro – Lo que más me duele, es que después de todo lo que pasamos juntos, creí que sinceramente me habías perdonado, pero veo que no es así. Parece que sigues odiándome... como siempre.

– Zuko, yo no te odio. Lo que me incomoda es que quieras ver en nuestra relación algo más que una amistad... Lo que estoy tratando de decirte es que quiero que seamos amigos, porque entre tú y yo no podría existir nada más.

– Es por la cicatriz ¿Verdad? – murmuró con pesar.

– No. Es por Aang.

– Entiendo – dijo él sin creerle – ¿Por qué hago preguntas tontas? Desde el primer momento que vi la cicatriz en un espejo, comprendí que mi vida jamás volvería a ser la misma. Que ninguna mujer podría quererme y que todas, al mirar mi rostro sólo podrían sentir asco y repugnancia.

Un Amor Imposible. Zuko & KataraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora