Capitulo 38. El mejor espadachín

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Disclaimer: Los personajes de Avatar el último maestro aire no me pertenecen a mí, sino a Nickelodeon y sus creadores.

Por Crystal Violeta.

"Pintar un paisaje le enseña a un guerrero a mantener el campo de batalla en su mente. En la batalla sólo tienes tu instinto para defenderte...Conocer tu entorno te ayudara a manipular lo que te rodea y usarlo a tu conveniencia"

(Piandao, libro: fuego, episodio 4: El maestro de Sokka).

Katara y su gente resistían lo que podían en la gran torre de la plaza, pero cada vez los ataques de la Nación del Fuego se hacían más intensos.

– ¿En dónde está el príncipe Zuko? – preguntó Alex, cuando uno de los misiles golpeó una de las paredes haciendo que rocas y polvo cayeran sobre ellos.

– Se supone que debía enfrentar a su hermana y venir a detener la guerra – comentó Rashel – pero ya ha pasado mucho tiempo y aún no hay señales de él. ¿Qué pasará si no puede vencer a Azula?

– ¡No digan eso! – Katara estaba molesta – Zuko vendrá como lo prometió. ¡Tiene que hacerlo!

Un proyectil se impactó en los muros de la fortaleza. Los ojos color violeta de la dama del crepúsculo se abrieron de par en par al descubrir el proyectil que el techo se venía abajo, justo sobre Katara.

– ¡CUIDADO! – gritó la joven y sin medir el peligro corrió hacia Katara. Se lanzó sobre ella y ambas rodaron por el suelo, lejos de los muros que se colapsaron.

El cabello avellana de la maestra fuego estaba lleno de polvo.

– ¿Estás bien, Katara?

– Sí. Gracias por salvar mi vida.

Ahora había un enorme hueco, debido al muro derrumbado. Katara, Akerenit y Ana usaron su agua control para formar un muro de hielo que sustituyera al que se había caído, pero todos sabían que no duraría mucho. Otro proyectil golpeó el muro haciendo cimbrar la estructura. Katara se preparó para pelear, pero en voz baja murmuró:

– ¿En dónde estás, Zuko?... Te necesitamos.

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El brazo izquierdo de Zuko estaba sangrando por las pequeñas heridas que Dereck le había infligido. Éste, seguro de su victoria, atacaba cada vez con más violencia. Aunque ninguna herida era de gravedad, Zuko empezaba a perder el control y no hacía más que retroceder ante los incesantes ataques de su oponente.

Dereck hizo una pausa para recuperar el aliento y sonrió al ver la sangre correr por el brazo de Zuko.

– Deberías rendirte pacíficamente. Con tu ojo izquierdo dañado no hay forma de que puedas ganar.

Zuko recordó un día, hace más de tres años, cuando se encontraba en altamar en su pequeño barco. Hace apenas unos días que el príncipe Zuko había sido desterrado de su país y enviado por el mundo con la misión de encontrar al avatar. Aún débil por las quemaduras recibidas en el Agni Kai, el príncipe permanecía recostado en su cama, mientras su tío Iroh le quitaba los vendajes.

No abras los ojos – advirtió su tío, como siempre, para aplicar el ungüento medicinal, pero su sobrino no lo escuchó y haciéndolo a un lado, abrió los ojos.

¡No, Zuko!, vas a lastimarte.

Zuko cerró su ojo sano y miró a su alrededor con su ojo enfermo. Su ojo izquierdo lloraba abundantemente y estaba tan inflamado que apenas podía abrirlo ligeramente. Después, empuñó su mano y gritó:

Un Amor Imposible. Zuko & KataraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora