Capítulo 39. Enemigos del pasado.

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Disclaimer: Los personajes de Avatar el último maestro aire no me pertenecen a mí, sino a Nickelodeon y sus creadores.

Por Crystal Violeta.

"Yo nunca, jamás le daré la espalda a alguien que me necesite"

(Katara, libro: fuego, episodio 3: La dama pintada).

En las cuevas subterráneas de la Nación del fuego, continuaba el combate. La batalla había sido difícil. Del equipo de Zuko solamente Piandao, Rogue, Vannya y Mika seguían en pie. Sus otros diez compañeros yacían en el suelo, agonizantes o muertos. Finalmente cayeron los últimos oponentes. Las tres guerreras se disponían a ayudar a su maestro, quien combatía con su medio hermano, pero Piandao les dijo:

– No se preocupen por mí. Ayuden al príncipe Zuko y a la princesa Ursa. Yo me encargaré de Ryu.

Las tres jóvenes asintieron pero Mika se detuvo, para recoger su arco y su saco con flechas, ya que del grupo de espadachines, ella era la única que también era una experta arquera. Rogue y Vannya tomaron sus linternas (alumbradas por luciérnagas) y juntas entraron en la fortaleza de metal con la esperanza de llegar a tiempo para ayudar a la familia real.

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En el interior de la fortaleza de metal...

Lain estaba en el suelo, sujetando su brazo herido. Repentinamente empezó a jadear como si le faltará el aire. Ursa soltó su espada y corrió al lado de su antigua amiga.

– Lain ¿qué sucede?

– Es el veneno. Mi espada... estaba... envenenada.

– ¡Qué! No te preocupes, Lain. Encontraremos una cura.

– Ozaí... me dio... un antídoto

Ursa se estremeció.

– Lain, no quiero decepcionarte, pero si Ozaí te dio ese antídoto, es posible que no funcione.

– ¿Por qué?

– Porque Ozaí no quiere a nadie y si tú sabes que él ordenó la muerte de Lu Ten, querrá silenciarte para siempre.

– ¡No es cierto!, él me ama – replico Lain con los ojos enrojecidos y respirando con dificultad.

– Tranquila, voy a buscar ayuda.

Ursa corrió hacia la puerta para buscar la forma de salir, pero al mirar atrás, vio a su amiga sacar un frasco de vidrio de su cinturón.

– ¿Lain, qué estás haciendo?

– Necesito saber quién dice la verdad, si Ozaí o tú.

Y antes de que Ursa pudiera detenerla, Lain había ingerido el contenido del frasco.

– Lain ¿Qué has hecho? – Llorando, Ursa abrazó a su amiga.

– Tiene que ser el antídoto – murmuró Lain – Sé que Ozaí me ama.

Pasaron pocos segundos para que Lain experimentara una especie de ataque. Su piel se tornó pálida con un tono azulado y de repente no podía respirar.

– ¡Mintió! – murmuró Lain con voz débil mientras las lágrimas corrían por sus mejillas – ¡Perdón... Ursa! – dijo con su último aliento.

– Por supuesto que te perdono Lain – Ursa abrazó a su amiga y lloró con ella. En ese momento los ojos de Lain se cerraron para siempre.

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Zuko mantenía su espada en el cuello de Dereck, le arrebató la llave y retirando su arma se dirigió a la puerta.

Dereck estaba deshecho, no podía concebir que había sido vencido nuevamente por el príncipe Zuko. Él, que nunca había sufrido una derrota se sentía humillado... devastado... y furioso.

Un Amor Imposible. Zuko & KataraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora