Capítulo 8 : "Mi chico Tumbled".

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Capítulo 8 : "Mi chico Tumbled".

Salimos del vestuario y nos dirijimos a la clase de literatura. Me senté con Lidia y estuvimos hablando hasta que el profesor entró en clase.

- Buenos días, chicos. Hoy tengo que deciros en lo que consistirá el trabajo de este trimestre. Tendreís un compañero y os dericaréis a analizar distintas novelas que cambiaron la historia de la literatura. Os repartiré al azar así que no quiero ninguna queja por parte de ninguno de vosotros, ¿de acuerdo? Si queréis quejaros podéis escribir un diario y ahogar vuestras penas ahí.

Lidia y yo cruzamos los dedos para que nos tocara juntas.

- Lidia Kelsie con Matt Brown - y se nos calló el alma. Miré a mi amiga triste y vi como ella se cambiaba para sentarse al lado de un chico de pelo negro. Miré al profesor maldiciéndolo mentalmente cuando él volvió a hablar -. Rönngren con...- dejó el suspense hasta que volvió a hablar y...- ...Aila Bennet.

¡Venga ya! Alguien me odiaba mucho como para que me estuviera castigando así el destino. En serio, no iba a aguantar todo el simestre viendo a ese chico después de clases todas las semanas. Me levanté de mi sitio y anduve molesta hasta la mesa de aquel cenutrio.

Él me miró y sentí sus ojos penetrantes en mi piel. Aparté la mirada sin poder sentirme cómoda en su presencia cuando su voz me llegó por encima de la del profesor que seguía diciendo nombres.

- Te lo advertí, ¿verdad?

No respondí, me limité a sentarme en el pupitre que estaba junto al suyo y a atender a las indicaciones del profesor sintiendo su mirada clavada en mí. Apunté las novelas que nos tocaron analizar y salí volando de clase cuando la campana tocó. Lidia corrió hasta alcanzarme y me miró como un cachorito pequeño.

- En verdad parece que el destino la ha tomado contigo, Aila, no deja de hacer que estés junto a Tumbled, debe ser que por alguna razón te odia.

- El destino me ha puesto en su lista de enemigos, eso es algo que me va pareciendo normal. No pongas esa cara, no puedo hacer nada para que me cambien de compañero, ya oíste al profesor.

- Lo sé, ojalá pudiera hacer algo por ti - dijo mientras me daba una palmada cálida en la espalda -. Si quieres podemos cambiar los compañeros, no creo que...

- No, tranquila, me quedaré con Tumbled de compañero, no será para tanto.

Ella asintió no muy convencida pero después volvió a ser la alegre Lidia y me agarró del brazo para llevarnos hasta la clase de matemáticas que se me pasó rápida, raramente. Estuve haciendo cuentas toda la hora y eso me ayudó a concentrarme.

Sí. Lo sé, soy muy rara, pero es lo que hay.

El timbre sonó y me alegré de que marcara nuestra ida a casa, por alguna razón el día había sido agotador y quería llegar a casa y tumbarme en mi mullidita cama. Sabía por qué estaba cansada pero prefería no tocar ese tema, lo mejor era hacer como si nada había pasado y apechugar con lo que me tocaba. Lidia y yo nos despedimos y vi como su chófer le abría la puerta y se marchaban al poco tiempo. Lidia me había dicho que su familia poseía una compañía de publicidad que dirigían sus dos padres y, por lo que había oído después de mi hermano Cameron, tenía bastante dinero como para permitirse ir al Westminster School de sobra. Por alguna razón, me sentía rara sabiendo que mi familia tenía mucho dinero y yendo a un colegio privado muy caro, algo en mi interior me decía que eso no era a lo que yo estaba acostumbrada.

Me dirigía hacia mis hermanos cuando Tumbled me abordó y agarró mi mano para tirar de mí hacia el jardín trasero. Solo pude seguirlo intentando no tropezarme ya que iba a la velocidad de un galgo. Llegamos hasta donde no se nos podía ver desde el colegio y me soltó para después mirarme a los ojos fijamente, ¿ahora que era lo que le picaba a aquel bipolar?

- ¿Qué pasa? - pregunté después de reunir un poco de coraje que en verdad no sabía de donde había salido -. No puedes ir por ahí y cogerme...

- Dame tu móvil.

Lo miré confundida, ¿qué estaba tramando ahora?

- ¿Para qué lo quieres?

- Simplemente dámelo, chica muda - dijo molesto mientras miraba hacia otro lado. No supe qué hacer por lo que volvió a mirarme y, un segundo después, ya estaba cerca de mí para después meter su mano en el bolsillo de mi chaqueta y sacarlo él solo, sin ni siquiera preguntar si podía. Claro que no podía hacer eso pero a él no le importaba. Tocó algunas teclas y después me lo devolvió -. Ahí está, no era tan difícil como para que hicieras esos berrinches.

- ¿Berrinches? - inquirí molesta -. No no he hecho ningún berrinche, no digas eso y...- pero no terminé ya que sus dedos tiraron del dobladillo de mi falda y me aceró hasta que mis manos, que estaban pegadas a mi pecho, se posaron sobre su pecho convirtiéndose en la única cosa que nos separaba -. ¿Q-Q-Qué haces?

- Estabas haciendo esto con tus labios - susurró para después agarrar mi labio inferior y bajarlo hasta abajo. Lo miré a los ojos sintiendo como mi corazón latía como un loco y solo pude ahogar un suspiro cuando se acercó y rozó con sus labios el que me había agarrado -. No vuelvas a hacerlo o descubre lo que pasa si lo haces.

Iba a responder algo cuando él agarró la mochila que había dejado sobre el suelo al acercarme y se alejó con paso tranquilo, parecía estar muy relajado, mientras que yo estaba teniendo un ataque de corazón interno. Miré mi móvil y vi que había guardado su número como "Mi chico Tumbled". Volví a mirar la pantalla incrédula y solté un grito para después volver sobre nuestros pasos y acercarme hasta donde estaban mis hermanos hablando animadamente.

- Hey - los saludé aún nerviosa por lo que acaba de pasar con Tumbled -. ¿Nos vamos? Tengo muchas ganas de comer, me muero de hambre literalmente.

- ¿Qué quería Rönngren? - preguntó Brandon pareciendo tranquilo pero yo podía ver el azul de sus ojos transformándose en negro.

- Em, nada, se había confundido de chica. Ya ves, parece que hay otra persona por ahí parecida a mí, ¿qué os parece? - bromeé haciendo que todos rieran menos mi hermano mayor, parecía que sospechaba algo.

Nos metimos todos en el coche y miré por la ventana al tiempo que veía a Tumbled pasar a nuestro lado montado en su moto. Miré como el viento revolvía su cabello rubio oscuro y no pude evitar sonreír al ver como una sonrisilla se formaba en sus labios al sentir el aire en su cara. Se veía más atractivo cuando sonreía, no le había visto hacerlo desde la primera vez que nos habíamos visto en el hospital.

- ¿Qué miras? - me preguntó Mark que se asomó queriendo ver lo que yo estaba mirando -. ¿Es algo interesante?

- No - dije cerrando la ventana y mirándolo con una sonrisa tranquila -. Simplemente es algo que parece que me molestará más en el futuro.

Él asintió confundido y yo me recosté en el asiento del coche jugando con el móvil en el que estaba el número de Tumbled.

Por alguna extraña razón, sentí algo dentro de mí.



En Mi Otra Vida [SL3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora