Capítulo 17 : Despedida, ¿o reencuentro?.

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Åke y yo habíamos quedado como despedida. Él era también de los que creía que iba a volver más tarde, no había tenido el valor de decirle la verdad.

Esta vez, me resultó más cómodo hablar con él ya que había recordado muchas cosas de cómo era y de lo importante que era en mi vida tenerlo a mi lado. También fue bastante duro decirle adiós, él había formado parte de una etapa importante de mi vida y era difícil despedirse. Pero tenía que hacerlo, no me hacía bien engañar y estaba hiriendo a los que estaban a mi alrededor. 

Pero tenía que verlo una vez más, me había "despedido" pero quería volver a ver su cara aunque fuera desde la distancia sin que él me pudiera ver a mí. Así que fui hasta donde había oído que jugaba al baloncesto y comprobé que estaba allí. 

En verdad quería correr hasta él y abrazarlo para después no soltarlo hasta que se hiciera de noche pero no podía, tenía que dejar de ser tan egoísta y hacer lo mejor para todos.  Solo me quedé viendo como sonreía y palmeaba las espaldas de sus compañeros. 

Ese Tobias tan sonriente me encantaba, podría estar todo el tiempo viendo como guiñaba un ojo o su blanca sonrisa pero el avión salía esa misma tarde así que lo miré por última vez y anduve lejos de él sintiéndome más vacía a medida que avanzaba. 

Llegué al aeropuerto y subí al avión sintiéndome una mierda, estaba dejando a la persona a la que amaba atrás y aquello hacía que me sintiera en el mismo lodo. Quizás aquello era lo mejor pero seguía doliendo, dolía a morir, me sentía una estúpida diciéndome a mí misma que Tobias estaría mejor sin mí pero mi corazón no aceptaba aquel argumento, solo hacía que mis ojos derramaran lágrimas y lágrimas.

 Quizás aquello era lo mejor pero seguía doliendo, dolía a morir, me sentía una estúpida diciéndome a mí misma que Tobias estaría mejor sin mí pero mi corazón no aceptaba aquel argumento, solo hacía que mis ojos derramaran lágrimas y lágrimas

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Solo cerré los ojos sintiendo el sabor salado de las lágrimas en mi boca y me concentré en no pensar en él aunque, incluso cuando soñé, él fue lo único que vi.  


*Dos años después*

Lo había olvidado.

Eso era lo que me repetía a mí misma una y otra vez y a veces hasta incluso me lo llegaba a creer pero después venían los sueños en los que él aparecía. Los sueños que me demostraban que todavía seguía en mi cabeza. Mi trabajo me mantenía distraída, llevaba un año en el después de graduarme en un colegio de Pekín bajo una identidad falsa. No podía utilizar el nombre de una muerta por lo que había conseguido una identidad falsa. Había teñido mi cabello de rubio y siempre llevaba unas lentillas de color azul por lo que me veía completamente distinta.

 Había teñido mi cabello de rubio y siempre llevaba unas lentillas de color azul por lo que me veía completamente distinta

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Ya no era Aina, ahora me llamaba Xia, Liu Xia. Según mi nueva vida, había sido adoptada por una pareja china cuando tenía trece años y, como había estudiado chino en el colegio, lo sabía hablar un poco por lo que me había tenido que centrar en perfeccionarlo. Al principio me había sentido morir en esa ciudad recordando todo lo que había dejado en Inglaterra pero la vida había seguido, había pasado página y ya había confirmado que las personas de las que me había alejado habían integrado a Aila hasta que todo había vuelto a su lugar. Solo quedaba la incertidumbre de cómo estaba Tobias, él era la única persona de la que no sabía nada. Llevaba dos años tratando de saber aunque fuera si se había graduado o le iba bien con sus padres adoptivos, Hannah y Simon Rönngren.

- ¡Xia!

Oír mi nombre hizo que mis pensamientos se fueran lejos y que me centrara en el presente. Estaba en mi segundo trabajo : una cafetería situada en uno de los barrios más ricos de Pekín. Después de trabajar como profesora de inglés en la Escuela de Idiomas de Pekín, iba a la cafetería y trabajaba el resto del día por lo que no tenía mucho tiempo para hacer otras cosas, ni siquiera para pensar.

Me giré y me encontré a XiaoYan mirándome desde el otro lado de la barra. Él trabajaba conmigo en la Escuela de Idiomas y siempre que almorzábamos juntos, su presencia me resultaba tranquilizante, había algo en el que me hacía sentirme cómoda. Todavía no sabía qué era.

- Hola, XiaoYan. Acabas de terminar tu trabajo, ¿verdad?

- Exacto. Hoy estaban los niños más pequeños y, lo creas o no, han dado más guerra de la que suelen dar. Sigo pensando en por qué los padres los apuntan tan pequeños a aprender inglés si no tienen el mínimo interés en el idioma a su edad.

- Paciencia, recuerda que esa clase es la que más dinero te da. No creo que haya tantas personas adultas en China queriendo hablar inglés, los señores mayores pasan de otros países. Además, ¿quién iría a tu clase si tú eres el profesor? - bromeé.

XiaoYan asintió para después reírse.

Por alguna extraña razón, él siempre estaba de buen humor menos cuando le tocaba esa clase de niños de siete años

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Por alguna extraña razón, él siempre estaba de buen humor menos cuando le tocaba esa clase de niños de siete años. Siempre intentaba que los demás estuvieran sonriendo por lo que me alegraba de que ahora fuera yo la que había hecho que él estuviera sonriente. 

-  Xia - dijo cuando terminó de reír a carcajadas. Me miró con expresión de niño inocente por lo que supuse que me iba a pedir algo, ya lo conocía lo suficiente para saberlo -. Mañana se va a celebrar una fiesta en mi casa para la familia de acogida inglesa de mi hermana y me preguntaba si tú...me querrías acompañar - dijo mirando hacia abajo. 

- Me encantaría - dije sin pensar. Tenía que hacer otras cosas para salir un poco de la rutina y refrescar mi mente por lo que aquella fiesta me parecía ideal para hacerlo. 

XiaoYan sonrió y siguió con su café a la vez que ambos establecíamos una conversación alegre y cómoda. Poco después de que él se fuera, terminó mi turno por lo que me despedí de mi jefa y anduve en dirección a mi casa. Pekín siempre me había parecido desde el exterior una ciudad en la que era imposible vivir pero ya me había acostumbrado a camuflarme entre la multitud, es más, me gustaba porque llegaba a pasar desapercibida. 

Miré a todos los lados contemplando el paisaje hasta que vi a alguien. Esa persona se parecía a él, eran exactamente iguales pero quizás...No, eran imaginaciones mías. Tobias no podía haberme encontrado, me había encargado de ir muy lejos.

Era imposible que él estuviera en Pekín por lo que me tranquilicé y seguí andando entre la gente. 

En Mi Otra Vida [SL3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora