Maratón 3/3
THOMAS
Lentamente abro los ojos y un delicioso aroma a waffles, como los que mamá solía hacer, llena la habitación. Mi estómago ruge hambriento, sin embargo, el colchón era más cómodo de lo que pensaba y mi cuerpo lucha para poder levantarse.
Miro a mi alrededor... Newt.
En un santiamén me encuentro de pie bajando por las escaleras hacía el dulce aroma.
-Veo que ya despertaste.
-¿Qué hora es?- pregunto con sueño.
-En veinte hay que ir a la empresa.
Bufo. Maldita realidad.
-¿Y cuándo pensabas despertarme?
-Justo ahora.
-Minho no estará contento si llegamos tarde, ya está bastante complicado con lo de la salida y...
-¿Qué salida?- Termina la elaboración y vuelca los waffles en un plato para voltear hacia mí.
-Nos dará unos días libres para ir todos juntos a un bosque y acampar todos allí- me deja el plato en la mesa-. Deberías ir.
-¿Pero cuándo?
-El miércoles
-¿¡En dos días!? ¿Y no pensabas decírmelo antes?
-Pensaba decírtelo justo ahora- se sienta bruscamente en la silla enfrente mío.
-¿Al menos estoy invitado?
-Si se trata de la empresa es obvio que estas invitado. Y sino ¿cuál sería el problema? ¿Acaso nunca te has colado en una fiesta?
-No lo hice porque no voy a fiestas, y gracias, pero no creo que pueda ir.
-¿Otra vez siendo negativo?
-No soy negativo...
-... Eres realista. Ya oí esa frase. Vamos, apúntate, no será una fiesta de la cual te debas sentir incómodo.
-Ya sé... tal vez vaya.
-Genial, ¿compartes tienda conmigo?
-¿Qué...? Ah, ya comprendo. Querías que vaya porque no tienes compañero de tienda ¿cierto? No me sorprendes.
-No es por eso. Te hara bien cambiar de aire. Enserio.
-Seguro -dice sarcástico.
Me río
Y él se ríe conmigo.◆◆
Llegamos unos minutos tarde pero, para nuestra suerte, Minho no estaba presente para notarnos. Me gustaría que volviéramos a tener la relación que tuvimos antes de que su ambicioso padre lo ponga a trabajar a tan temprano edad. Yo estoy en iguales condiciones pero al menos no me obligarían a hacerlo, si estuvieran.
Rápidamente nos ponemos a trabajar.
Los días son mejores con él. Con Newt. Olvidamos el tema de la puerta ya que abrió fácilmente, como si nada la hubiera bloqueado jamás. Nuestra pelea se está solucionando casi por sí sola y nunca había visto a Newt sonreír en todo un día.
Estábamos en mi oficina. Newt ordenaba unos miles de papeles y yo escribía una nota para una empresa vecina. Ya era hora de volver a casa y el día se despedía para darle la bienvenida a la noche con los colores del atardecer.
De alguna forma, logré sacar el tema del enamoramiento.-Asi que... te gusto.
-No quisiera hablar de eso- dice seco.
-¿Por qué no?
-Porque es incómodo.
Silencio.
-¿Por qué te gusto?
-Ya te dije, no voy a hablar de eso ni voy a responderte.
-Vamos, Newt.
-No.
-¿Quieres besarme?
-Cállate.
-Seguro te mueres por hacerlo ahora.
-No cruces la línea.
-No sé de que hablas. Solo te estoy dando la oportunidad de besarme y tu te niegas.
-No quieres hacerlo enserio.
-¿Quién dice que no quiero hacerlo?
-Déjame terminar de acomodar esto.
-Y tu deja de ignorarme.
Y sin pensarlo antes, deja caer ruidosamente los papeles en el escritorio, se acerca a mi, y me besa en los labios. No era solo un rozamiento de labios, era algo más que un deseo, una necesidad. Por un segundo, siento que ya nada me preocupa, que todo estará bien. El mundo se detiene menos el ritmo de sus labios contra los míos que, a pesar de separarse de mí rápidamente, fue suficientemente claro para expresar todo lo que sentía, y me lo transmitió de una manera tan especial que desearía que lo volviera a hacer otra vez.