THOMAS
-Muy bien, ahora presten atención...
Estábamos todos sentados en medio de una hoguera sin fuego, recién comenzaba la tarde. Ya habíamos almorzado en el comedor y, luego de una hora, hicimos una pequeña excursión investigando el lugar. Cuando nos cansamos, nos sentamos en donde estamos para que Minho se le ocurra algo más entretenido que caminar hasta que los pies no puedan dar un paso más. Le aconsejé que haga juegos como las escondidas por la noche o encontrar objetos esparcidos por doquier.
-Haremos un pequeño juego que seguramente todos lo han jugado alguna vez-. Levanta una soga gruesa y se empiezan a oír los murmuros.
Es el juego que consiste en armar dos equipos y cada uno debe tirar de un lado de la cuerda. El equipo con más fuerza gana.
Dos personas van eligiendo a quien quieren de su lado, me eligen a mí primero y luego a Newt para el equipo contrario. Me alegro que no me hayan dejado para lo último.
En fin, todos nos ponemos en posición pero antes Minho vuelve de donde se había ido (jamás noté su ausencia) con un balde lleno de agua, y lo vuelca en el centro del juego.
El perdedor no solo perderá sino que caerá al barro sin piedad.Minho no juega, solo supervisa el juego y da la señal para comenzar a tirar.
La soga se tensa ante la fuerza de 15 personas tirando de cada lado, no sería nada raro si esta se cortara. Ellos van teniendo la delantera y nos acercan cada vez más al centro, por lo que nos esmeramos más en tirar de la cuerda y ponerlos a ellos en una situación complicada. Busco con la mirada a Newt deseando verlo en el centro del charco todo embarrado. Pero las probabilidades de saber quien es el próximo en caer son imprecisas. Estabamos a punto de tirarlos a todos pero a último momento sacan una fuerza más poderosa y nos van tirando uno por uno al gran charco espeso. Caigo en cuarto lugar, salpicando por doquier la marrón suciedad. Alzo la vista y Newt me mira con un aire de superioridad, estoy demasiado embarrado y se me ocurre qur quizá alguien quiera un abrazo.-¿Un abrazo, Newt?-
-Que ni se te ocurra...- pero fui más rápido y lo dejé con una que otra mancha de suciedad.
-¡Thomas!- se queja.
-Ganaste esta vez pero la próxima prepárate para perder. Ahora ven, acompáñame a sacarme esto.
Entramos a la cabaña en busca de ropa. Él podía cambiarse pero yo tenía mucho barro en mi piel, entonces tomo una sudadera, boxers y pantalones cortos y me dirijo a las duchas. Tomo una ducha rápida y salgo con una toalla envuelta a la cintura justo cuando entra Newt y sus ojos se posan en durante un milisegundo para luego apartarlos y salir deprisa del baño como si nunca hubiese estado y no habría visto nada. Me río por el incomodo momento que debe haber pasado.
Termino de vestirme para volver a la cabaña donde ahí está él, sentado en una de las camas de la derecha mirando a la nada pensando en todo. Lo noto incómodo, extraño e inseguro, nada parecido al chico que solía conocer.-¿Estás bien, Newt?
-No- contesta apenas termino.
-Puedes decirme que te molesta cuando quieras...
-No, no puedo. No, no....
Está peor de lo que me imaginé.
-Newt, tranquilo, yo...
-Es que no puedo seguir así, Thomas. Un día nos peleamos a muerte y al otro nos estamos besando. ¿Qué es esto? Porque no lo entiendo, lo que hacemos no es normal- sus ojos son los más sinceros que vi jamás-. ¿Qué quieres de mí? ¿Ser mi amigo, mi compañero, mi novio? Siento que estás jugando conmigo y yo te sigo la corriente, fingiendo que no me pasa nada pero es todo lo contrario. No estoy seguro pero no puedo vivir sin ti, sin verte o escucharte al menos una vez al día, me estoy volviendo loco... me estas volviendo loco- hace una pausa-. Aquella vez en mi casa traté de decirte lo que sentía pero no pude y ahora que me llené de valor para hacerlo tampoco puedo, y sé por qué es. Porque ya lo sabes, sabes mis intenciones contigo pero no te importa porque quieres seguir jugando a los mejores amigos que se besan sin sentir nada. Déjame decirte algo, conmigo no funciona así. Así que si no pretendes nada bueno conmigo es mejor que ya no me hables, nunca.
Siento el peso de cada palabra sobre mis hombros que tiran de mi hacia abajo, acabando conmigo. Puedo sentir el dolor que emanan sus palabras como flechas atravesando cada centímetro de mi cuerpo. Veo la verdad en sus ojos, descosidos por todo lo malo que yo produje. Como si todo lo que le hubiese dicho o hecho hubiera sido una mentira, y le cosí los ojos con ella. Me siento como el peor ser humano en la tirra, detestable, sin nadie por querer.
Todo eso me deja sin palabras, completamente mudo; pero diga lo que diga no será válido. Lo perdí, perdí todo lo bueno que tenía. Siempre pensé que, entre nosotros dos, él era el débil e inseguro pero es obstinado y más valiente que yo, mucho. Nunca me hubiese atrevido a decirle lo que siento, y no lo he hecho y no lo haré nunca, porque es poco fiable que me vuelva a hablar.No sé porque lo hacía, jugar con él, como ha dicho. Es que nunca quise que mis intenciones fueran lastimarlo o hacerle algún mal. Pero no hacia más que retrasar lo que era algo inevitable.
Se levanta y camina hacia la puerta, pero antes de salir se detiene y me mira.
-No voy a volver a besarte.
Dicho esto sale de la habitación.
So sad...