Capítulo 22

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NEWT

Dejamos todo atrás cuando el autobús se pone en marcha y el campamento va desapareciendo a medida que tomamos distancia.
Muchos recuerdos no serán olvidados nunca.

El asiento de mi derecha está vacío. Creí que sería aburrido el viaje hasta casa solo pero me da tiempo para reflexionar más sobre Thomas, que se encuentra sentado con Minho unos asientos más adelante.

Pienso en cómo sería todo si le dijera que no: Tendría más tiempo para ocuparme de mí mismo, lo que no me vendría nada mal. Pero ¿qué pasaría con mi puesto de trabajo? No tendría una persona para asistirle por lo cual me despedirían. No es el trabajo de mis sueños pero el pago es bueno. ¿Cómo me ganaré la vida?

Luego está la segunda opción.
Primero, deberíamos hacer nuestra relación oficial. Después, lo más probable es que viviese con él. No tengo idea dónde pero no querrá tocar mi casa de nuevo. Tal vez en la suya...
El empleo seguiría igual. Pero estoy seguro que tendremos muchísimos problemas, peleas y discusiones. Pero estoy decidio a que vamos a superarlo juntos.

Cuando llegamos al edificio busco a Thomas con la mirada pero lo veo lejos cruzando la calle llevando su valija. Se va sin despedirse.

Desempaco todas mis cosas al llegar a casa y, luego de una larga ducha, voy directo a la cama (que ya la echaba de menos) deseando soñar con él.

Al dia siguiente, me animo a llamar a Thomas sólo para hablar de cualquier tema pero no atiende su teléfono celular.

Tampoco aparece en el trabajo. Lo he buscado por todas partes sin parar pero cuando Minho me dice que Thomas se encuentra enfermo. ¿Por qué no me dijo nada?
Le agradezco por la información y sigo con lo mio.

▶◀▶◀

Han pasado tres dias, tres sin saber nada de Thomas. Le dejé más de 10 mensajes de voz (nunca contestó el teléfono) y he ido a su casa más de 5 veces y nunca se le dio por aparecer. No lo comprendo ¿Está enojado conmigo? ¿Qué hice ahora para ganarme su ignorancia? Minho nota mi malestar (de nuevo) y sus palabras me golpean como si lo hubiese hecho realmente:

-Thomas se va del país.

-¿Qué?

-Está de mudanza, según dijo él. Si no me equivoco su vuelo despega en- mira su reloj- menos de una hora.

Ahora sí me altero.

Miro mi reloj de mano y ya son las 12:25.

No me doy cuenta cuando mis piernas reaccionaron que me encuentro fuera del edificio sin saber a donde ir. Pido un taxi al único aeropuerto de la ciudad pensando que en cualquier momento podrá alejarse de mí hasta quien sabe cuando y pasar a ser no más que un recuerdo.

Le pago de más al conductor y me largo del auto. Miro mi reloj cuando entro por la purta giratoria del aeropuerto. 12:38.
No hago otra cosa aparte de correr. La gente me mira raro y es comprensible ya que no llevo valija y no tengo ningún vuelo que perder. Pero podría perder más que eso en tan solo minutos.
Siento como tengo más posibilidades de no volverlo a ver jamás mientras más segundos pasan. Si tendría que elegir un poder en este momento sería volar.
Pero aún así eso es más que imposible. Maldigo por lo bajo. Pero no por ese sueño frustrado, sino por control de seguridad en frente mío, por el que tienes que mostrar tu tarjeta de identificación y de vuelo y pasar por el detector de metales (no tengo nada de metal, ni siquiera el celular). Inconscientemente me ubico en lo último de la fila. ¡Dios, Thomas! Lo que tengo que hacer por ti...

No tengo opción. No hay otra alternativa para pasar al otro lado si salgo de la fila pero si no lo hago me atraparán y no me dejarán pasar.

¿Ya lo perdí?

Like The Air That I Breath || NewtmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora