El deseo que ambos sentíamos en ese momento era tan grande que ni nos molestamos en encender la luz de la habitación al entrar, simplemente nos conformamos con la claridad de la luna que ingresaba por la ventana y que bañaba la cama por completo. Miré ansioso al lecho que tenía a mi lado, luego posé mis ojos sobre el cuerpo de Bruce y noté como se retiraba la corbata con fiereza. Ansiaba ser suyo una vez más, y con los sentidos plenamente estimulados, me acerqué decidido a tomar la boca de mi amante que me había sido negada minutos atrás. Poseí los labios que tenía delante con brutalidad y agarré su nuca con poderío para tener absoluto control sobre su cavidad. Nuestras lenguas se enredaron ansiosas y apenas nos permitíamos un pequeño espacio cada tanto para inhalar el aire se nos hacía cada vez más escaso. Sin despegar nuestras bocas comenzamos a retirarnos las prendas con violencia sin importarnos de arrancar los botones de las camisas y tiramos los restos de ropa en el suelo despreocupándonos por ella. Bruce rápidamente me condujo hacia la cama, y antes que me derribara sobre ésta, separé mis labios de su boca para exigir lo que estaba precisando.
—Bruce... te necesito ahora. Salteémonos el juego previo —pedí agitado con las mejillas encendidas y mi cuerpo casi temblando. Quería sentirlo adentro mío cuanto antes.
—¿Estás seguro? —Su cara era de duda, pero al verme vibrar jadeante comprendió que ya no podía esperar más.
—Sí... —susurré tocando sus labios mientras mordía los míos delicadamente.
Al instante los ojos de Bruce ardieron de pasión y su corazón palpitó con fuerza. Se alejó y lo observé extrañado mientras se acercaba a nuestras prendas tiradas en el suelo para recoger una de las camisas rotas. Volvió hacia mí decidido y aguanté la respiración, ansioso de saber lo que estaba por hacer.
—¿Confías en mí? —interrogó ávido por saber la respuesta.
—Sí, Bruce. Confío en ti —respondí con absoluta seguridad y noté una ligera mueca de satisfacción formada por sus labios.
—Date la vuelta y junta tus brazos detrás —comentó suave, pero firme, y al instante, obedecí.
Se acercó lentamente por la espalda y ató mis brazos con fuerza cosa que me hizo estremecer de pies a cabeza. Agarró el nudo recién hecho y me condujo rápidamente hacia la cama para tumbarme boca abajo sobre ésta. Se aproximó hasta mi oído y lamió el lóbulo de mi oreja para luego suspirar.
—Alza las caderas. —Tomó una de mis nalgas con fuerza mientras me hablaba por lo bajo y en seguida coloqué mi cuerpo en la posición que me pedía.
Mi rostro permanecía de lado apoyado sobre las sábanas y mis rodillas clavadas en el colchón permitían tener mi cadera alzada en una posición sumamente expuesta. Él acarició mi piel delicadamente desde la nuca hasta mi trasero y presionó suavemente el perineo logrando arrebatar un gemido ronco de mi garganta. El cuerpo entero me ardía por completo y mi respiración era cada vez más acelerada.
—Quiero que te quedes quieto. Sé que puedes soltarte del amarre, pero si lo haces... en ese mismo momento se acaba el juego —dijo seriamente y sólo atiné a asentir tragando saliva. Quería ser arremetido en ese momento, pero Bruce se estaba tomando su tiempo para disfrutar.
Al terminar de decir esas palabras el playboy se alejó de mí y salió de la habitación. La duda me invadió y comencé a removerme impaciente al verlo marcharse sin saber qué hacer. Deseaba levantarme e ir tras él, pero me mantuve quieto y a la expectativa. Por suerte Bruce no se demoró mucho y apareció repentinamente con un envase en la mano.
—Muy bien, Clark, ahora voy a darte lo que deseas. —Se acomodó en seguida en la cama detrás de mí hablándome de forma lasciva.
Mi cuerpo pedía a gritos ser atendido y comencé a mover mis caderas ansioso por qué me tomara de una buena vez. De repente sentí como un líquido frío y viscoso se derramaba sobre mis glúteos y descendía lentamente sobre mi ano logrando sacudirme por completo. Sin hacerme esperar más, ingresó con fuerza su miembro en mi cuerpo consiguiendo que mi rostro se enterrara aún más en las sábanas. Pegué un grito de placer y comencé a jadear audiblemente frente a cada embestida que daba sintiendo deliciosamente como su pene me invadía estimulando cada rincón de mi entrada. Sus manos se apoyaron con firmeza sobre mis caderas tomando con impulso mi cuerpo hacia él logrando ingresar con más fuerza sus estocadas. Yo me derretía de placer frente a sus duros golpes y mis gemidos incontrolados comenzaron a escucharse en toda la habitación. La temperatura de nuestros cuerpos había aumentado tanto que el sudor se había hecho presente perlando nuestras pieles y haciendo la unión aún más exquisita.
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Cincuenta Sombras de Wayne (Superbat)
FanfictionBruce Wayne es un hombre muy reservado que guarda muchos secretos, algunos tan oscuros que hasta sus más cercanos desconocen. Clark está encantado por descubrir ese lado del murciélago y poco a poco se va a ir sumergiendo en su mundo, un mundo del c...