Cincuenta Sombras de Wayne (Superbat)

Capítulo 12: Mantente Alejado

Notas de autora:

Hola mis bellezas! Ayer 5 de enero fue un día especial para esta historia! Cumplió su primer aniversario! Wiiiiiiii yo no puedo creer que haya pasado un año ya. Aún no caigo, sabía que era en enero, pero no tan cerquita de fin de año. Me hubiera gustado compartirles la historia ayer, pero no quería apresurar las cosas, aún me faltaba darle una última revisión y valió la pena. Ahora me gusta mucho más como quedó. Así que sin más... los invito a leer y espero que la disfruten.

La presencia del ex sumiso de Bruce hizo que nuestra pequeña pero íntima conexión mientras estábamos en los sillones terminara rompiéndose. Realmente muy a disgusto mío porque me sentía demasiado cómodo entre sus brazos. Eran pocas las veces en que podíamos estar juntos sin que hubiera esa pasión que nos arrastrara a tener sexo desenfrenado. Y en aquella ocasión, luego de haber presenciado todo lo que hacían en ese club, estaba necesitando esos minutos de paz junto a él, recobrando la compostura y las energías para continuar transitando la noche. Pero Oliver Queen tenía que arruinar ese cálido momento con su repentina llegada. Ya el haber nombrado a "mi amo" como el suyo me había hecho sentir hervir la sangre por la bronca. ¡Cómo se atrevía llamarlo así estando yo ahí en frente suyo! Él debía saber por mi collar grabado con la palabra "Wayne" en su chapita, y por la obvia posición en la que estaba sobre su regazo, que en esos momentos yo era su sumiso. En seguida entendí que sus intenciones eran buscarme mugre para hacerme sacar de mis casillas y no podía permitir que eso sucediera; porque en esos instantes necesitaba ser más inteligente que él, debía mantener la compostura en todo momento para evitar que la velada se hiciera más larga de lo que debía de ser. No me convenía causarle más problemas a mi amo del que ya le había ocasionado por infiltrarme en aquel lugar en primera instancia. A fin de cuentas, Bruce y Olive simplemente requerían firmar unos papeles para dar por cerrada de una buena vez por todas su relación de amo/sumiso frente al club "SyM", nada más.

Obviamente la presencia del rubio engreído, que me miraba con suficiencia desde arriba, no presentaba signos de querer adoptar una forma sumisa y pasiva, estaba seguro que lo notaba disconforme con la idea de estar allí para terminar con el vínculo que tenían, que dicho sea de paso, era información de la cual estaba totalmente exento. Especulaba por sus palabras y su postura que el que había tomado la decisión de que se acabara la relación había sido Bruce y no él. Y con la siguiente conversación que se dio a lugar entre ellos dos, reafirmó mis sospechas y me dio a entender que debía mantenerme alerta si quería que mi posición al lado de Bruce se mantuviera como debía ser.

—Y dime, Bruce. ¿Hace cuánto obtuviste a tu nuevo sumiso? —Me miró de arriba abajo con soberbia y arrugó su nariz—. Se nota lejos que es un novato. ¿Estás seguro que es la mejor opción como compañía para ti? Tú sueles ser muy exigente, no lo veo suficientemente fuerte como para aguantar tu ritmo —amplió grande su sonrisa de forma burlona. Claramente soltaba una tras otra, palabras desafiantes para que yo perdiera la compostura; realmente hacía un enorme esfuerzo por hacerme enojar.

En esos instantes tenía ganas de saltarle encima y decirle lo bien preparado que estaba para ser el sumiso de Bruce. ¡Era Superman! ¡Por Dios! ¡Era capaz de tolerar cualquier tipo de castigo o dolor! ¡Estaba preparado para someterme a cualquier cosa que mi amo quisiera hacer conmigo! Y... ¡¿Pero de que me estaba jactando?! ¡Maldición! Cuando medité ciertamente unos instantes las palabras del playboy me sentí... ¡Agh! Más que tonto y frustrado. Vamos... a quién iba a engañar, si tal y como él había dicho, era un completo novato. Solo había experimentado una vez una sesión de sadomasoquismo y había sido sin lugar a dudas algo sumamente leve a lo que probablemente pretendería mi amo conmigo. ¡Peor que eso! Ni siquiera había podido completar un simple tour del club que se me había revuelto el estómago por la impresión que me había dado al ver todas las cosas que realizaban ahí. Me sentí peor que menos nuevamente, como si en verdad no fuera suficiente para Bruce. Que fácil que sucumbí ante las palabras desafiantes de quien intentaba hacerme sentir que no era apropiado para la práctica y específicamente para mi amo. Entonces, para canalizar esta mezcla de rabia con frustración, simplemente apreté mis dientes y cerré con fuerza mis manos en puño. No podía permitir que su lengua viperina acabara por corromper mi temple; terminaría por lograr su cometido de que rompiera con la postura sumisa que debía mantener en el lugar. De igual manera, al ser el también un sumiso, tenía total libertad para mirarlo y desafiarlo a mi antojo. Así que sin contenerme, lo fulminé con la mirada para darle a entender que detuviera sus desafíos si no quería tener problemas conmigo. Pero a él solo parecía divertirle el verme enojado sin poder pronuncia palabra alguna a modo de reproche.