Capítulo 16: Rompecabezas Resuelto.

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Aunque ver a mi amo excitado por mi actitud dominante y mi negación a su orden me resultó extraño y llamativo, no perdí demasiado tiempo pensando aquello, ya escuchaba algunas exclamaciones de asombro tras la oficina, preguntando qué había sucedido por culpa de ese estruendoso estallido. Supuse que no tardarían en ir a ver por nosotros y decidí apresurar mi investigación antes de tener que dar explicaciones que no dudarían en pedir. Cambié mis ropas en un parpadeo a mi investidura, y salí de inmediato por la ventana rota en busca del francotirador.

No tuve suerte en mi exploración. A pesar de todos mis sentidos súper desarrollados y la velocidad con la que acudí al edificio de enfrente, él atacante al parecer había desaparecido sin rastro alguno de su presencia, ni siquiera de su arma; como si realmente se hubiera evaporado. Estaba perplejo y desorientado. Nadie podía esfumarse así a menos que hubiera usado magia, y si hubiera sido el caso, me habría dado cuenta en seguida.

Escuché a Lois golpeando la puerta, llamándonos, y supe que no podría seguir investigando sin delatar mi verdadera naturaleza. Volví hasta la oficina y me enojé con Bruce por no cumplir mi pedido al exponerse entre los vidrios, observando los mismos y sacándole fotos. Parecía que se regalaba a una muerte segura ante el sujeto que le había disparado. ¿Acaso no era consciente del peligro que se cernía sobre su persona?

Aquel hombre nunca le importaba su bienestar, no se detenía ante nada y siempre analizaba absolutamente todo a costa de su seguridad.

—No quiero un berrinche de tu parte por no hacerte caso. Para cuando el proyectil atravesó la ventana supe que el sujeto ya se había marchado. —Se incorporó extendiendo su mano en clara señal de exigirme la bala.

—No lo he encontrado. Se ha escabullido como una rata. —Le di lo que quería.

—Y no lo encontrarás. Sé quién es el responsable de esto, mejor dicho, la mano derecha del grupo que dictó la orden. Conozco sus juegos, sus trampas, sus habilidades y destrezas. —Me hizo señas de que ya había que atender a la gente que se juntaba afuera.

—Estás en peligro —afirmé con preocupación—. Deberías tomar recaudos. Déjame acompañarte el resto del día para vigilar tu protección.

Los insistentes goles tras la puerta continuaban—: ¡Clark! ¡Señor Wayne! ¿Qué sucede? —preguntaba Lois moviendo la manija de un lado a otro. Ya escuchaba un murmullo al otro lado y se tejía una futura e innecesaria irrupción al lugar por la fuerza.

—Olvídate de esa absurda idea. Todo seguirá normal —susurró Bruce volviendo a su lugar y se sentó como si realmente nada hubiera pasado. ¿Cómo rayos hacía eso? Yo sentía hervir mi sangre y estaba alarmado por el hecho reciente, y él estaba impasible sin expresión alguna—. Será mejor que les abras —sugirió guardándose el proyectil en el bolsillo de su saco—. Yo hablaré, tú no digas nada. No quiero que esto se salga al exterior ni que armemos una primicia.

Asentí ante su petición y destrabé la puerta para que ingresaran. Ahí estaban parados Lois, Jimmy y unos cuantos más que miraron hacia el interior, pero no se atrevieron a poner un pie adentro. La única con coraje y decisión fue mi amiga, que se unió a nosotros toda curiosa y comenzó a mirar hacia todos lados, encontrando el desastre de los vidrios desperdigados por el suelo.

—¿Están bien? Oímos un ruido y nos preocupamos. ¿Qué sucedió? —preguntó indagadora con las manos a la cintura—. Para colmo les estuvimos llamando varias veces y no respondían. Nos estábamos preocupando por ustedes.

—Quédese tranquila, señorita Lane. Estamos bien. Fue un descuido mío el que la ventana se haya roto. —Expresó con una sonrisa y calma propia de su personalidad en público. Por el contrario, yo estaba nervioso, no sabía qué se iba a inventar, y mi amiga lo notaba al verme directamente a la cara—. Resulta que estoy trabajando con unas terapias nuevas para el estrés. Vivir en mis zapatos día a día puede ser demasiado apabullante.

Cincuenta Sombras de Wayne (Superbat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora