Caminé a mi cuarto junto a Bruce haciendo todo el acopio de la calma que poseía, buscando aquietar mi corazón ansioso que latía hasta en mis oídos. En esos momentos tendría a disposición cinco minutos para tocarlo a gusto; algo que intentaba mantener como prohibido desde que habíamos comenzado nuestra relación. No había sido explícito en la restricción, pero deliberadamente evitaba mis caricias y se alteraba cuando mis manos iban a lugares que no le gustaban. Este nuevo juego sería un momento de suma intimidad por fuera de todo lo que siempre hacíamos. Necesitaba que fuera especial, único entre los dos. Era su total entrega, y en la misma, exponía su lado más vulnerable, se arriesgaba en dejar salir lo que guardaba con recelo. Había aceptado el avanzar con aquello, pero se encontraba visiblemente inquieto. Y lo entendía. Le alteraba lo inesperado, lo que no podía controlar. Le daba inseguridad. Y su cuerpo lo expresaba intentando que no fuera notorio para mí, aunque era imposible cuando estaba atento a toda sutileza de su parte. Sentía su mano aferrada a la mía temblando de manera imperceptible; su respiración afectada con lapsos en el que contenía el aliento; su corazón bombeando más aprisa. Cada vez tenía más sentido para mí su deseo de buscar el control. Era un Amo, un hombre que se mostraba seguro e inalterable, capaz de someterte a la lujuria y al absoluto placer. Siempre se paraba en su cuarto rojo con su amplio pecho y ese aire dominante y avasallador. Y todo aquello, toda esa postura imperativa, era para no exponer el dolor que había dentro de él. Así era más fácil. Un sumiso no cuestiona, obedece ciegamente y hace todo tal y como él quiere. Pero en esos momentos no había rastro de aquella personificación dominante. Frente a mí tenía a un hombre dolido que se permitía mostrarse indefenso. Que depositaba su confianza. Eso me hizo estremecer y sentir un cosquilleo que viajó desde mi vientre hasta el corazón. Me detuve a un lado de la cama y me dediqué a observarlo antes de proseguir. Sus pupilas estaban dilatadas, su pecho se movía al compás de una profunda y lenta respiración, y una imperceptible capa de sudor pincelaba su frente. Tragué grueso apretando ligeramente mis labios inundado por una tormentosa angustia.
Tenía miedo. Bruce realmente tenía miedo de que le tocara.
Mi corazón más pequeño no pudo hacerse. Me sobrevino luego un odio asfixiante, un deseo de quebrar y romper a todo cuanto pudiera hacerle daño. Mi cincuenta sombras había encontrado en la dominación la forma de estar a salvo de todo y todos, de mantener distancia, de no involucrarse sentimentalmente. Era su primera barrera de protección creada para evitar volver a ser herido. Dejé todos aquellos sentimientos para mirarle con amor, con dulzura, para hacerle saber que estaría bien conmigo.
—Si en algún momento quieres que pare...
—Te lo haré saber —contestó rápidamente. Me recordó a la primera vez que usamos el cuarto rojo. Ahora era él quien se exponía a explorar algo nuevo.
—Quiero que me guíes, que me avises si te hago daño en dónde toque. No deseo que esto sea una tortura para ti. —Solté el aire pesado que había retenido inconscientemente. Me acerqué más hasta que nuestros alientos comenzaron a mezclarse—. Voy a empezar a quitarte la ropa primero. Quiero hacer todo con calma. ¿Está bien?
La mirada de Bruce se volvía interesante. Se clavó en mí de manera profunda y silenciosa. Sopesaba mis intenciones con sumo cuidado, y no se negó ante mi petición. Aceptó aquello con un simple asentimiento y dejó sus brazos tendidos a los costados. Estaba realmente entregado a mí.
—Gracias. Pretendo tomarme esto con tiempo. —Mis manos fueron hasta el cuello de su camisa y deslicé mis dedos sobre el contorno hasta encontrarme con el primer botón. Sonreí sutilmente ante el aura territorial que desprendía. El miedo se estaba transformando instintivamente a un plano defensivo—. Prometo no pasarme de los cinco minutos. Pero comenzaremos a contar en cuanto apenas toque tu cuerpo. Esto no cuenta.
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Cincuenta Sombras de Wayne (Superbat)
FanficBruce Wayne es un hombre muy reservado que guarda muchos secretos, algunos tan oscuros que hasta sus más cercanos desconocen. Clark está encantado por descubrir ese lado del murciélago y poco a poco se va a ir sumergiendo en su mundo, un mundo del c...