Bruce se había marchado del hotel sin decir más nada, probablemente volvía a su mansión para ocuparse de los proyectos de Batman o tal vez necesitaba resolver alguna que otra cuestión sobre su empresa. En verdad realmente no importaba porqué se había ido, mi cabeza no estaba en condiciones de hacer especulaciones. Lo único que ocupaba mi mente era el día de mañana y la posibilidad de conocer un poco más de la complicada naturaleza de Bruce Wayne. La intriga me abrumaba, pensaba que probablemente me daría a conocer una propuesta que hasta ese entonces había evitado mencionar deliberadamente y de la que notablemente dudaba y no se sentía del todo cómodo en comentar. El hecho de que mi Bruce pensara que yo pudiera llegar a asustarme frente al tema, hacía que mi interés creciera considerablemente, rogando por dentro con ansiedad a que el día siguiente llegara cuanto antes.
Así fue como repentinamente decidí relajarme un poco para quitarme los pensamientos que me daban vueltas y me levanté de la cama para dirigirme al baño con la finalidad de darme una ducha ligera. Al cruzar por un espejo, me detuve frente a éste y observé mi semblante detenidamente, asombrándome por la imagen que me devolvía el reflejo. Frente a mí se hallaba un Clark Kent distinto en comparación al de horas atrás, algo en mí sentía que había cambiado. No sabía decir a ciencia cierta que era, pero lograba percibirlo con facilidad. Entonces, en cuestión de segundos, reconocí la importante diferencia: mi rostro manifestaba pura determinación. Durante todo ese tiempo mantuve distante mis deseos, observando como un espectador pasar la vida por delante, simplemente cumpliendo con mi deber y satisfaciendo las necesidades de los demás. Pero en esa oportunidad estaba completamente decidido a obtener lo que quería, y lo que más anhelaba era el tener a Bruce. Aún sin saber lo que me deparaba el día de mañana miré a través del espejo directamente a mis ojos y me hice una promesa. No importaba lo que tuviera para decirme mi amigo, no iba a dar marcha atrás bajo ningún motivo. Sabía que Bruce, aunque fuera sólo físicamente, me deseaba. Así que, con una gran parte del recorrido hecho, sólo faltaba lograr conquistarlo hasta obtener realmente su corazón; algo que sabía que sería verdaderamente difícil conociendo su forma fría y cerrada de ser. Además, le sumaba el hecho de que persistentemente se aleja de las personas que lo rodeaban, evitando recibir cualquier tipo de sentimiento que le quisieran brindar.
Tras permanecer un rato bajo el agua salí de la ducha bastante renovado, y a pesar de la hospitalidad del dueño de todo aquello, decidí cambiarme y volver a mí departamento cuanto antes. El permanecer en aquella habitación hacía que no parara de cruzárseme las imágenes de nosotros haciendo el amor. Si quería mantener la cordura antes de volverlo a ver, necesitaba poner mi mente en blanco, así que creí que salir a volar por con el fresco de la noche posiblemente lograría calmarme. De más está decir, que tal cosa nunca sucedió y que pasé nuevamente la noche entera en vela sin poder dormir. Últimamente me había dado cuenta que no estaba manejando muy bien la ansiedad.
Mansión Wayne.
La tarde del día siguiente se me había hecho larga como de costumbre, esperando a que se hiciera la tan ansiada hora de encontrarnos. Yo ya me hallaba listo para partir hacia la mansión desde hacía rato, pero me daba vergüenza aparecerme en su casa tan temprano, pese a que nunca habíamos acordado un horario. Como tampoco me sentía cómodo estando en mi departamento esperando, salí volando hacia su hogar y me mantuve dando vueltas cerca hasta considerar que era oportuna mi llegada. Mientras esperaba, aproveché a mirar de vez en cuando a la distancia, topándome con un Bruce muy concentrado en su batcave sentado frente a su computadora. A veces me asombraba de verlo varios minutos sin mover un sólo músculo, permaneciendo quieto, mirando a la nada y rumiando probablemente sobre algún asunto en específico.
Cuando vi desaparecer el sol en el horizonte, me encaminé ansioso hacia la entrada de la mansión. Al instante en que toqué timbre, la puerta de entrada se abrió y me sorprendí de lo rápido que se había hecho presente Alfred para permitirme pasar. Él mismo me encaminó hacia la sala de estar y me ofreció asiento para que esperara a su amo al que iba a ir a llamar. Pero no hizo falta de eso ya que Bruce se apareció a los pocos segundos de que tomara asiento.
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Cincuenta Sombras de Wayne (Superbat)
Fiksi PenggemarBruce Wayne es un hombre muy reservado que guarda muchos secretos, algunos tan oscuros que hasta sus más cercanos desconocen. Clark está encantado por descubrir ese lado del murciélago y poco a poco se va a ir sumergiendo en su mundo, un mundo del c...