Prisoner~ [Wigetta] EN PAUSA

Condena ~

POV'S Frank~

Con frecuencia me sentía un ser indeseado en esta ciudad, lo curioso era que yo había nacido y crecido aquí... Y no hace poco también luche para proteger a todos y cada uno de sus habitantes en aquella estúpida guerra sin sentido.

Tuvo que pasar un buen rato al igual que unas cuantas tragedias para que me diese cuenta de lo que en verdad estaba ocurriendo justo frente a mis narices y dejara esta farsa a un lado para comenzar a hacer lo que en verdad era correcto. Con el paso del tiempo me fui dando cuenta de que las personas solamente se quieren a sí mismas.

Pero, no digo que todos seamos así... la gente suele ser egoísta y si bien para ciertas cosas hay que serlo, la gente de este lugar lo tomaba como ley de vida.

Sé que todos cometemos errores, eso nos hace lo que somos. Sin embargo, todos buscamos eso que han querido denominar "felicidad" pero creo que hemos entendido mal el concepto de la misma.

Incluso a mí me tomo un tiempo asimilarlo, y es que estuve buscando esa respuesta por todos lados hasta que un día de repente vino a mí.

Viene de nuestro interior y eso es lo que proyectamos hacia los demás, al igual que un líder en medio del campo de batalla, al igual que una madre hacia sus hijos.

Algo así como una visión que me hizo ver el mundo de una manera diferente, y darme cuenta de que todo lo que alguna vez pensé que era verdad no fueron más que simples mentiras... mentiras por las que ahora estoy aquí, mentiras que no dejare pasar por alto ahora que sé que puedo hacer una diferencia.

− Me pregunto si alguien extrañara esos pasteles...− la voz de mi compañero llamo mi atención al igual que aquellos postres detrás de la vitrina hicieron con su apetito.

La mayoría del tiempo damos una vuelta por estos lugares cuando los comercios cerraron y la gente además de policías y vigilantes abandonaban la zona.

− Nadie va a robar nada, ya hicimos lo que teníamos que hacer. Volvamos a casa... − dije, haciendo énfasis en lo último antes de que este volviese resignado con aquel bate aun en sus manos.

− ¿No vienes tú? – respondió de mala gana, mientras volvía a colocar su arma sobre su espalda y tomaba aquella mochila entre sus manos.

− Tengo que hacer una última visita a nuestro proveedor de medicinas, los alcanzare después... − me despedí, tenía que darme prisa antes de que las patrullas nocturnas salieran y me encontraran por ahí; ahora mismo no soy muy amigo de la ley por este lugar.

Di media vuelta, abriéndome paso entre las oscuras y frías calles del centro directo hacia aquel callejón donde solía reunirme con mi viejo compañero.

Después de mi "condena" noté como mi crecimiento personal iba en aumento, aunque mi situación legal o económica se desplomó, al igual que mi reputación ante aquellos altos mandos que no dudaron en mandarme a fusilar cuando les dije que se había terminado.

Luchar con el recuerdo de lo que fui muchas veces es como un balde de agua helada que me atormenta por momentos, pero espero dejarlo atrás algún día tal y como lo hice con mi vida aquí.

Una traición marca tu vida, en especial si es de parte de tú mejor amigo, de alguien a quien aprecias y admiras... pero no te mata, te hace más fuerte, te enseña a ver a las personas de diferente manera, y tal vez nadie entienda tu dolor o lo que estés pasando, pero es tú decisión si seguir adelante o sufrir por un error que ya fue.

Hoy sigo de pie gracias a mi fuerza de voluntad, gracias a mis ganas de liberarme de aquel recuerdo y sobre todo gracias a la ayuda de mis nuevos amigos que me han ayudado a sobreponerme y ayudar a la nueva comunidad en la que me encuentro viviendo, como un desertor, como un forastero... como un traidor.