Gratitud ~

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Esa tarde Frank sorprendió al chiquillo sentado en medio de aquella sala enorme, Una especie de sala de juego improvisada, una televisión de plasma reconstruida, junto a un par de viejas máquinas de árcade y uno que otro librero.

Los sofás desgastados al igual que sillas y mesas con una madera casi podrida ayudaban a darle un aire casi hogareño; por lo general era un centro de ruinan después de que los sujetos asignados regresaran de su patrullaje; la sala contaba con los artefactos suficientes para una distracción y diversión después de un día agotador huyendo de la muerte.

− Y dime – saludó, acercándose por detrás llamando su atención − ¿Cómo te ha ido? – ni siquiera pudo responder antes de que el mayor se sentase a su lado, dejándose caer en ese viejo sofá.

− Estuve pensando lo que me dijiste el otro día, aunque crea que volver es un suicidio si tú quieres podría regresarte de vuelta con tu esposo, compañero... debes extrañarlo – una sonrisa se esbozó en los labios de Guillermo, aquel comentario, aunque bien intencionado estaba tan fuera de la realidad.

− Este lugar es extraño, pero ellos han sido amables conmigo, me han tratado bien ¿de verdad continuaran con este asunto tonto? – hizo énfasis en lo último, logrando una extraña reacción en él.

− ¿Tonto? – Frank se levantó, aun ante la mirada de sorpresa del chiquillo quien no terminaba de entender porque continuaban dentro de eso.

− Parece que no tienen oportunidad, viviendo así, huyendo...− titubeo − ellos son más y aun así lo intentan – no era una mentira que hasta ahora los desertores eran cazados al igual o más que los enemigos en medio de aquella guerra.

− Claro que lo hacemos, si no lo hacemos nosotros ¿Quién lo hará? – se defendió, dando un par de pasos por el lugar, se veía algo alterado por su comentario.

− No lo entiendo, la ley está en su contra y... − deteniéndose solo cuando su brazo golpease contra el concreto; un golpe directo que logro que más grietas se dibujaran alrededor de su mano y un silencio invadiese aquella sala.

− ¿Y qué? Se supone que vida se hizo para que seas feliz, claro que para que aprecies eso tendrás que vivir la tristeza y el dolor hasta ser fuerte... un viejo compañero mío dijo que; Era mejor morir en pie que vivir arrastrándote por los demás, siendo un esclavo de los motivos estúpidos del primer idiota que ha decidido vivir en esta guerra.

Tenemos la desventaja, lo sé, créeme que lo sé, en más de una ocasión quise darme por vencido después de los miles de enfrentamientos, después de todas esas vidas caídas ante mis ojos.

Fue después de mucho tiempo que aprendí que no sirve de nada quedarte sentado esperando a que todo llegué de repente, así como si nada.

Como líder de esta rebelión no me sirve de nada quedarme pensando en que no pude hacer para evitar esas tragedias, las vidas que no logré salvar, de nada servirá agobiarme y en pensar lo peor de mí – dio un suspiro, intentando relajar el tono de su voz.

− Cuando eres alguien como yo no puedes quedarte ahí en tu miseria esperando ser rescatado por algo mágico que incluso tu sabes que no va a aparecer; Porque si es así ¿de qué habrá servido el sacrificio de todas aquellas personas que creyeron en ti? −

− Lo siento, te he gritado... − se disculpó al notar el cambio sobre el rostro del chiquillo − Lo que quiero decirte es que comiences a pensar más positivo, a creer más en ti y en mi cuando te digo que se lo que estoy haciendo.

− No pierdas la esperanza, suena difícil lo sé... más para alguien como tú que creció siendo educado con la única tarea de obedecer, pero solo inténtalo. Verás todas las cosas que cambiaras solo con una nueva actitud y la fuerza de voluntad necesaria – culminó con aquella sonrisa cálida, esa sonrisa a la que Guillermo estaba comenzando a acostumbrarse.

Prisoner~ [Wigetta] EN PAUSAWhere stories live. Discover now