Capítulo 3.

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Recuerdo perfectamente la melodía de aquel día. Es como si aún retumbara en mi cabeza. Una música alegre que te invita a bailar y se introduce dentro de ti dándote una alegría y felicidad inmensa. Fue uno de los mejores días que recuerdo desde hace mucho tiempo. Recuerdo bailar dando vueltas hasta marearme con Prim y el dolor de las mejillas al sonreír tanto. Recuerdo la cara de agradecimiento, ilusión y felicitación de todas las personas a las que entregué aquel día el paquete de comida correspondiente de ese mes por ser el distrito ganador de los juegos. Ese fue el primer día que le vi desde la salida de la arena. Recuerdo su sonrisa al bailar con sus hermanos y con Hazelle. Con todas mis obligaciones como ganadora de los juegos, no había podido hablar con él en todo ese tiempo, pero ahí estaba, bailando con su familia y feliz. Le dije a Peeta que si podía hacer el trabajo de los dos por unos momentos y fui directa hacia él. Al igual que cuando él vino a despedirme en la Cosecha, ninguno de los dos dijo nada. Simplemente nos fundimos en un abrazo tan profundo, que podía oír el latido de su corazón. Latía suavemente y era agradable escucharlo. Cuando nos separamos, el sonreía, pero había algo que no termina de encajar.

-Me alegro de verte, Catnip.

-Yo también me alegro de verte, Gale.

En ese momento ambos sonreíamos, pero algo no iba bien. Lo notaba en su cara. Entonces fue cuando apareció.

-¿Katniss? Quieren que tú y yo abramos el baile de parejas adulto.-me dijo Peeta. Cuando miré para atrás me estaba ofreciendo su mano.

Gale, aún sonriendo, hizo un gesto con la cabeza para indicarme que fuera con Peeta.

-Hablaremos mañana, ¿vale?

Yo asentí, y acepté la mano de Peeta. Nuestro baile fue amenizado por "Ohhs" y "Awwns" de toda la gente del distrito, incluso cayó alguna lágrima.

Pasé todo el día bailando. Ni si quiera Haymitch se resistió a un baile con "la chica en llamas". Pero cuando por fin fui libre de bailar con quien yo quisiera él ya se había ido. La mayoría de la gente lo había hecho.

No volví a encontrarme con él hasta dos semanas después. Los días posteriores a la celebración me acercaba a su casa, pero Hazelle siempre ponía excusas bastante poco creíbles sobre  el paradero de Gale. A los pocos días opté por no acudir más a su casa.

Sucedió un domingo temprano. Yo estaba cazando en el bosque, no podía aceptar la idea de permanecer en casa sin estar haciendo absolutamente nada.

-¿De verdad lo sigues necesitando?.-su voz ahuyentó a un conejo al que estaba al punto de cazar.

Sin mirar hacia atrás, contesté:                                                                                             

-Que tengamos comida no significa que tengamos la vida resuelta, Gale. Necesitamos más cosas, como lana, ropa…

-Ya, bueno, pero hace tan sólo unos meses nuestra vida podía depender de ese conejo, ¿recuerdas, Katniss?

Me doy la vuelta para poder mirarle a la cara.

-Hace tan sólo unos meses no me evitabas ni obligabas a tu madre a poner excusas por ti-alzo la voz.- ¡Si no quieres verme al menos ten el valor de decírmelo a la cara!

Silencio largo. Gale evita mi mirada.

-Y además, ¿por qué te comportaste así en la celebración? Creí que te alegrabas de que tu amiga estuviese viva.

-Oh, la celebración dices… ¿esa celebración donde parecía que no te cansabas de bailar con el panadero? ¿Esa celebración donde lo único que hacías era soltar las risitas tontas que siempre criticas?

En Llamas. ¿Qué pasaría si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora