Capítulo 45.

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Recordad que he subido dos capítulos. Si aún no sabéis quién es el ganador de los juegos, leed el anterior. Besos y gracias por leer :D

El reloj marca las 4 de la madrugada. Haymitch, refunfuñando, venda mi mano, llena de sangre y magullada. Peeta me mira preocupado, pero no dice nada.

Ha pasado ya una hora desde que Haymitch tuvo que ir a buscar a una compañera de Wendy para que ésta le diera la llave de mi habitación. Ha pasado ya una hora desde que todos entraron en tropel en mi cuarto, sin haber sido invitados primero. Ha pasado ya una hora desde que los gritos de Prim, al ver el baño manchado por tanta sangre, me despertaron de mi ensimismamiento. Ha pasado ya una hora desde que Haymitch intenta curarme y desinfectarme la mano, sin embargo, sigue igual, sangra igual.

-Déjalo, ¿quieres?-digo yo, de mal humor, apartando la mano.

-A mí tampoco me gusta andar curando las manos de gente que se vuelve loca y arremete contra los espejos, por si no lo sabías.-gruñe él, volviéndome a coger la mano, quitando con cuidado algunos cristales que aún siguen clavados en ella.-Ni a Wendy ni a sus compañeras les va a hacer ninguna gracia arreglar el estropicio que has preparado en el centro, ¿sabes?

-No era mi intención que ellas tuvieran que limpiarlo después…-murmuro, sintiéndome culpable.

-¿Qué querías? ¿Cabrear a Snow?-pregunta Haymitch, soltando una carcajada.-Lo que a Snow le va a dar es risa. ¿Crees que los cuadros que has roto eran muy caros? Probablemente lo fueran, pero para Snow no significan nada. Las que se llevan la peor parte son Wendy y sus compañeras.

-Les pediré disculpas.

-No sólo les pedirás disculpas. Antes de que nos vayamos al 12 ayudarás a reparar todo lo que has roto, ¿entendido?-me reprime Haymitch, como si fuera un padre enfadado porque su hijo no ha hecho los deberes.-

Nos mantenemos en silencio durante unos instantes. Sin poder evitarlo, unas lágrimas silenciosas se deslizan por mis mejillas. Haymitch me mira.

-Destrozar el centro para cabrear a Snow…a quién se le ocurre.-dice, negando con la cabeza y riéndose.

-Es suficiente, Haymitch.-dice Peeta, de repente, con tono firme.

Haymitch gruñe, pero después se calla y no dice nada más. Al cabo de un rato, finalmente, cubre mi mano con la venda definitiva.

-Esto ya está.-

-Gracias.-murmuro yo, observando la mano vendada.

-Deberías…deberías dormir algo. Él se puede quedar contigo.-me recomienda Haymitch, señalando a Peeta, que se esfuerza por sonreír.

-No, quiero estar sola. Pero gracias. A los dos.-

Haymitch asiente, y me mira a los ojos. Yo evito su mirada, porque aún salen gruesas lágrimas de ella.

-Mírame.-dice él, con tono grave.-Saldrás de esta, preciosa. Vas a salir de esta.

A continuación, se inclina y me da un suave beso en la cabeza. Peeta hace lo mismo, y ambos se disponen a salir de la habitación. Sin embargo, en el momento justo en el que abren la puerta, Wendy llega corriendo, casi sin poder respirar y con rostro asustado.

-W-wendy, ¿qué te pasa?-pregunta Haymitch, preocupado y sujetando su mano.

Wendy toma aire.

-Gale está vivo.-dice, finalmente.

Noto cómo algo que aún no estaba roto en mí, se rompe en mil pedazos. Sin embargo, a los pocos segundos, tengo la sensación de que los trozos vuelven a su sitio. Pero, ¿cómo va a estar Gale vivo?

En Llamas. ¿Qué pasaría si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora