Capítulo 21.

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Nuestra sala de mentores se ha convertido en un complejo conjunto de pantallas de televisión que ya no sé qué significan, teléfonos que suenan continuamente y gente intentando hablar más alto que otra.

Ya ni si quiera miro a las pantallas, no sé qué es lo que está pasando, sólo ogio a Haymitch discutiendo con alguien. ¿Podría ser Johanna? Quizá, no lo sé. Pero no tengo ganas de descubrirlo. Justo en el momento en el que empiezo a preguntarme si ha sido una buena idea aliarnos, Peeta me da un golpecito en el hombro. Tiene cara de preocupado, y me mira con el entrecejo arrugado.

-No tienes buena cara. Vamos a tomar el aire.-me ofrece la mano y no dudo en aceptarla.

Peeta le hace un signo a Haymitch, él asiente y me lleva hasta la cocina del bloque de mentores. Es pequeña, y no hay mesas, sólo una barra servida por un avox. Ahora mismo el avox está atendiendo a Brutus, el mentor de Alix. Le sirve una copa. Cuando va a salir se encuentra con nosotros de frente y se para. Mantiene contacto visual con ambos, pero sobre todo con Peeta. Después muestra  una sonrisa irónica y se va por otro camino, no sin antes golpear su hombro  con el de Peeta al pasar.

Peeta pone cara de paciencia y pide dos limonadas. Cuando las tenemos, me coge de la mano de nuevo y tardamos unos cinco minutos en llegar a la azotea del centro de entrenamiento, el que ha sido siempre un lugar nuestro. Sólo para nosotros, y para nadie más.

Los dos nos sentamos, y escapamos por unos minutos de los juegos del hambre. Está atardeciendo. Es una vista preciosa, pero ninguno de los dos comenta nada. Sólo nos tomamos la limonada en silencio.

-Está buena, ¿eh?-me pregunta él, tras unos minutos. Pero no sonríe. Sólo lo comenta.

Yo asiento continuamos en silencio unos minutos más.

-Peeta, lo de esta mañana…

-No tienes por qué explicarme nada, Katniss.-me interrumpe él, con una sonrisa triste.

-Pero quiero hacerlo.-espero una respuesta, pero no la recibo, así que continúo.-Necesitaba despedirme de Gale. Para siempre. Sé que no lo voy a volver a ver. Necesitaba decirle adiós.-espero una respuesta, aunque sigo sin recibirla. Sé que la explicación no es suficiente. Sé exactamente qué os lo que Peeta quiere oír, sé lo que le haría sentir mejor. Pero le mentiría. Sin embargo, la verdad sólo le haría daño. Y ya le hecho demasiado daño.-No pasó nada.-consigo su atención de inmediato.-No pasó nada, Peeta. Sólo dormimos abrazados. Como hacemos tú y yo.-Él asiente y me coge la mano. La acaricia. Yo miro hacia el atardecer que se alza sobre nosotros.

¿La verdad?  Claro que pasó algo. Nos besamos, y él me dijo que me quería. Yo le dije que también le quería, sin saber si así era. Pero la verdad también le haría daño.

Peeta me acerca más a él y yo apoyo la cabeza en su hombro. Pasan lo que creo que son veinte minutos en silencio, pero las palabras no son necesarias. El atardecer es suficiente. Gale ya lleva cinco horas en el campo. Peeta me mira, y aparta un mechón de pelo cariñosamente y me dice:

-Deberíamos volver.

-Deberíamos volver-confirmo yo.

Sin embargo, arañamos unos minutos más de nuestro tiempo hasta que ambos nos obligamos a levantarnos y volver a la vida real.

Cuando volvemos a la sala de mentores, me propongo centrarme en los juegos. Me propongo centrarme en Gale.

-¿Qué ha pasado?-le pregunto a Haymitch, mientras me siento en mi butaca.

-Emily ha bajado del árbol, ha cruzado el río y ha ido en dirección opuesta a los chicos. Ellos han avanzado unos metros y ahora están descansando en un claro. Han encontrado agua. Respecto a los demás, por primera vez en mucho tiempo, han caído dos profesionales en el primer día, distrito 3. Alix se ha quedado sin ojo, gracias a Penelope. Hubiera muerto si sus mentores no le hubieran enviado la medicina.-explica Haymitch.

-¿Cuántos han muerto?-pregunta Peeta.

-Diez. Además, Emily aún no ha encontrado agua. Tampoco parece haber muchos animales que cazar. Ah, y los chicos se han encontrado por el camino con los otros aliados. Se han encontrado por casualidad, han tenido mucha suerte. Tienen en total tres mochilas.

-¿Y ahora qué?-pregunto yo.

-Creo que pasarán allí la noche. Será lo mejor. ¿Habéis comido algo?-Peeta y yo negamos con la cabeza.-Entonces será mejor que encarguemos la cena.-concluye Haymitch.

Miro a la pantalla del grupo de Gale. Todos están al borde de un pequeño arrollo, protegidos por la profundidad del bosque.  Gale está sentado un poco más alejado del arrollo, comiendo una galleta salada. Está sentado con una chica, haciendo guardia supongo. Miro hacia atrás, y veo cómo todos los mentores están encargando la comida, así que me pongo los auriculares para escuchar la conversación de Gale con la chica, que ahora que se ha girado, veo que es Marcy.

-…y después estuve a punto de caerme y darme en la cabeza, pero frené a tiempo, en realidad sólo me he hecho esto en la espalda.-su voz es dulce y alegre. Se da la vuelta y se levanta la camiseta, dejando ver una herida profunda en la espalda. Gale le echa un vistazo y la acaricia ligeramente.

-¿Te duele?-pregunta él.

-Peor. Me escuece mucho. Pero lo puedo aguantar. No es nada comparado con los demás. Me encontré más de un cadáver bajando el volcán…

-En cualquier momento nos enviarán una crema para las heridas.-comenta Gale.

Ella asiente y sonríe. No puedo evitar sentir antipatía hacia ella. ¿Por qué está intentando ser amiguita de Gale? En cualquier momento uno de ellos matará al otro. No están en un campo de batalla para hacer amigos. Pero, ¿no es eso exactamente lo que hice yo con Rue? No. Yo intentaba proteger a Rue, nos protegíamos la una a la otra, y yo no soltaba risitas tontas. En absoluto. Cada vez me gusta menos la idea de la alianza.

Sorprendentemente, en menos de un minuto ha anochecido y sólo la luna y las estrellas ofrecen algo de luz. La pantalla que muestra lo que se está emitiendo en Panem se enciende y conectan en directo con el estadio. El grupo de tributos se reúne y mira al cielo. Suena el himno de Panem y se empiezan a proyectar en el cielo las caras de los tributos muertos del primer día. Los primeros que aparecen son los dos tributos del distrito 3: Leo y Jenna. Después, Nadine, la chica del Distrito 4. Miro hacia Finnick y hacia Mags, sus mentores. Finnick evita mirar a la pantalla y Mags dice algún tipo de oración con los ojos cerrados. A continuación, se proyecta la cara de la chica del Distrito 5, Rachel. Darren, su compañero de Distrito, que es un aliado, suspira y niega con la cabeza. El chico del Distrito 6, luego Rwall, del Distrito 8, compañero de Penelope, los dos tributos del distrito 9, y los dos del 11.

Cuando acaba la proyección, los mentores quitan el sonido a todas las pantallas y empiezan con la cena. Los tributos se reparten las guardias y deciden que Marcy y Gale estén un poco más. Peeta me llama a cenar, pero no le hago caso, quiero ver a Marcy y Gale.

Parece, que al igual que el año pasado, por las noches, los vigilantes juegan con la temperatura, porque Marcy empieza a tiritar.

-Qué frío, ¿eh?-comenta ella.

-Creo que…-responde Gale, abriendo su mochila.-Sí, aquí. Toma.-le dice, dándole una especie de camisa.-Es una sudadera, venía en la mochila. Creo que hay una en todas. Parece ser calentita, mira la tela de dentro.

-Oh…-dice ella, acariciando la tela de dentro de la sudadera.- ¿No te la quieres poner tú?

-No, no te preocupes. Estoy acostumbrado al frío.-contesta Gale, sonriendo.

-Si quieres podemos compartirla, en plan, usarla como manta, ¿sabes?

-Prefiero que la uses tú.-concluye Gale, y le ayuda a ponerse la sudadera.

-Mucho mejor. Gracias.-dice Marcy, acariciándole el brazo.

Cuando creo que mi odio hacia esa chica va a acabar rompiendo la pantalla para meterme dentro y separarles, una lucecita intermitente de color rojo de un mapa del estadio que tengo proyectado a una pantalla un poco más a la derecha, me avisa de que un grupo de cuatro personas se acerca a los aliados rápidamente. Corro hacia la pantalla de seleccionar tributo e introduzco el botón correspondiente a los profesionales. Al instante, me ofrece su paradero; hay cuatro tributos profesionales a muy pocos metros del grupo de Gale y con armas hasta los ojos. Alix va en cabeza.

En Llamas. ¿Qué pasaría si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora