Buscando un lugar dónde quedarnos.

440 47 2
                                    

Ross seguía golpeando a esa persona, hasta que me dí cuenta de que no era un desconocido.

—¡Ross, no sigas! —grité, provocando que de ese modo Ross se detuviese —. ¡Es Jorge!

Ross deja de golpearlo por un instante, y se da cuenta de que tengo razón, lo ayuda a levantarse y sin dar tiempo a conversaciones, todos subimos al auto.

—Aseguren las puertas y ventanas —ordena Ross.

—¿Por qué no nos dijiste que eras tú? —preguntó yo mirando fijamente a Jorge, que frota su hombro izquierdo.

—Porque nunca imaginé que me recibirían de ese modo, fue algo muy fuerte e inesperado —responde Jorge con el ceño fruncido.

—Lo siento —dice Ross, de modo frío —. Pero resulta que estamos bajo la amenaza de Diego.

—Yo...

Jorge no pudo terminar de hablar, porque se desmayó.

—¡Jorge! —Martina lo abrazó enseguida —, ¿Qué le pasa? —preguntó alterada, aún abrazándolo.

—Ross lo debió haber golpeado mucho, por eso se desmayó.

—¿A dónde iremos? —pregunta Martina comenzando a llorar.

—No tengo idea —responde Ross suspirando —. No conozco a nadie que nos pueda prestar su casa, o algo parecido.

—Yo tengo una amiga, es cómo una hermana —digo debido a los nervios, creo que no es una mala idea.

—Indícame cómo llegar, y estaremos ahí lo antes posible.

—...—

Como era tarde y había muy poco tránsito, llegamos a la casa indicada, en menos de lo que canta un gallo.

—Esperen aquí, un poco.

Ross se baja del auto apurado, y veo cómo revisa en todas las direcciones. Después asiente y vuelve junto a nosotros.

—¿Qué haremos con Jorge? —pregunta Martina, soltándolo.

—Yo lo llevaré.

Ross carga a Jorge, mientras maldice por lo bajo.

—Será mejor que golpees esa puerta enseguida —dice mirándome molesto —. Éste chico no es tan delgado cómo aparenta.

—Sí —respondo algo confundida.

Golpeo la puerta, y a los pocos minutos Raini abre, ya en pijama.

—¿Laura? —pregunta confundida —. No es que no me...

—No hay tiempo para hablar —Ross interrumpe a Raini, ganándose de ese modo una mirada fulminante. Entonces entra a la casa de Raini, sin pedir permiso. Martina y yo lo seguimos, y Raini cierra enseguida.

—¿Qué pasa aquí? —pregunta bastante enojada.

—Raini, en serio siento todo esto —me adelantó a responder —. Pero estamos en problemas, y son muy serios.

—Estoy dispuesta a escuchar tus explicaciones —responde cruzándose de brazos.

—Antes de que empiecen con la conversación, necesito una habitación en la cual dejar a Jorge —interrumpe Ross, que sigue parado con Jorge entre sus brazos.

—La segunda puerta a la izquierda, la habitación está algo desordenada, pero no pertenece a nadie.

—Gracias.

Ross se va con Jorge entre sus brazos, mientras Raini me mira, con una ceja en alto.

—¿Quién es ese chico? —pregunta —. ¿Por eso has estado tan rara? ¿Te enamoraste de un bad boy? —se cruza de brazos.

Confusiones y peligros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora