La decisión de Martina.

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Después de intentar tranquilizar a Martina, los Doctores decidieron que la mejor alternativa sería sedarla, porque de ese modo se calmaría enseguida. Le pusieron cuidadosamente una inyección, con la que consiguieron dormirla después de algunos segundos. Luego de ello, una enfermera habló con Ross y le dijo que ya podía llevarla a casa, que ella no tenía ningún problema grave, pero que intentara tranquilizarla para que no le pasara algo peor.

Subieron a Martina en una silla de ruedas, Ross arrastró la silla, al salir, cargó a Martina entre sus brazos y finalmente, la recostó en la puerta trasera de su auto y comenzó a conducir, la llevaría a la casa que sus padres compraron hace un tiempo y habían dejado como "Casa de descanso", a veces iban todos en familia, o en ocasiones la utilizaban ellos en privado, cuando querían simplemente tomar un descanso, un respiro del mundo.

Al llegar, Ross dejó a Martina en la cama de la habitación principal, sintiéndose sumamente preocupado. Se dirigió a la cocina y preparó una sopa de carne con arroz, le haría bien a Martina comer algo caliente. Se lamentaba por su amiga, ya que finalmente tenía la oportunidad de ser feliz después de tanto tiempo transcurrido, y su oportunidad duró muy poco, se esfumó realmente rápido. Era algo realmente decepcionante. Triste.

Cuando la sopa estaba lista, vio a alguien a su lado. Se volvió rápidamente y se encontró con una Martina muy deprimida y llena de ojeras, incluso se veía más delgada, si es que eso fuese posible.

Ambos se quedaron quietos. Ross se sentía nervioso, no quería hacer lo incorrecto, quería ser un buen amigo, quería ayudarla pero no sabía cómo hacerlo. Martina por su parte, no quería avanzar, no quería seguir viviendo, quería estar con Jorge, quería verlo una vez más. Sin darse cuenta sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente y quiso proferir un grito, pero no lo hizo. Ross se percató de ello y quiso abrazar a su amiga, pero está no se lo permitió.

—Martina... —Ross se sorprendió ante el rechazo sufrido por parte de su amiga, eso no era usual.

Martina sonrió con sarcasmo, era la sonrisa más falsa que había hecho alguna vez. Ross la miró sorprendido. Ella se sentó en la mesa de la cocina, Ross se limitó a observarla, quería darle su espacio porque se estaba comportando de un modo extraño, eso lo alarmó un poco.

—Te prometo, te juro, te doy mi palabra... —Martina tenía sus manos juntas apoyadas sobre la mesa del comedor, hablaba con voz quebrada pero al mismo tiempo fría, era algo extraño, realmente estaba enojada, afectada —, Que conseguiré que Diego se pudra en la cárcel, que éste tanto tiempo ahí que al final tenga que morir en ese lugar —negó con su cabeza mientras reprimía un sollozo —. Ese maldito infeliz ha hecho infelices a tantas personas, ha provocado tantas muertes. Es un hijo de puta, no merece vivir. Merece pagar por todo, incluso lo más pequeño que ha hecho. No tiene derecho a vivir, es un infeliz.

Después de decir todo lo que quería, comenzó a llorar nuevamente, se sentía vacía. Ella había estado tanto tiempo con ese infeliz, sólo porque tenía miedo de alejarse de él. Nunca se dio cuenta de lo mal que estaba actuando al ser su cómplice, simplemente actuaba consumida por el miedo, fue una estúpida.

Ross la miró con tristeza, evidentemente ella estaba muy afectada no sólo por la muerte de Jorge, sino que también, por todo lo que tuvo que pasar al lado de Diego. No es fácil darse cuenta de las cosas, es como si una venda cubriera nuestros ojos, somos estúpidos en ocasiones. Pero así es el ser humano, somos imperfectos.

Se sentó al lado de su amiga y le dio un abrazo que duró segundos, ella se apartó y mirando fijamente a su amigo, sonrió entre sus lágrimas.

—Ross, no le des en el gusto a Diego... —él aludido abrió los ojos con sorpresa al escuchar aquello. Martina se enderezó y él la observaba atentamente —, No dejes que acabe con la vida de una chica tan buena como lo es Laura, no la dejes sola, cuídala. Es ella quién corre más peligro.

Tomando su cabello con desesperación, comenzó a negar con la cabeza. Laura, esa chica valiente y enamorada de su hermano. ¿Cuándo dejaría de ser tan curiosa? En el fondo, ella lo único que quería hacer era ayudar, pero en vez de ayudar, se metió en la boca del lobo. Había interferido en tantas ocasiones en los planes de Diego que éste quizás ya la tenía en la mira. Incluso él podía estar en la mira ahora que impidió que asesinara a Martina. Mierda. Las cosas se estaban complicando cada vez más.

Ross golpeó la mesa con frustración, gracias a ello, Martina dio un salto hacia atrás, no esperaba eso.

—¿Qué se supone que haga? No puedo cuidar de tres personas —Martina se dio cuenta de esas palabras y frunció notablemente su ceño —. Mi familia, tú y Laura. Sólo hay un Ross Lynch, y éste muchacho no puede con todo —apoyó su cara entre sus brazos, ahora se sentía pésimo. Quería ayudarlos a todos, pero no sabía cómo hacerlo. Martina lo miró con compasión y acarició sus rubios cabellos mientras sonreía entre tantas lágrimas.

—...—

Mientras que una castaña llegaba a su casa sintiéndose muerta. Había tenido que conducir a una velocidad impresionante, ya que tuvo el presentimiento de que alguien la seguía, pero no fue así. Agradecía que ningún policía la haya detenido, porque sino, hubiese muerto. Sentía su corazón en la garganta.

Subió las escaleras con cuidado, porque se sentía realmente mal, se sentía pérdida y sus piernas dolían. Al abrir la puerta y entrar, bastó con cerrar la puerta para caer desplomada en el suelo. Se sentía terrible, sentía que su corazón explotaría, lo único que quería era dormir y pensar que toda está mierda acabaría al despertar. Pero tenía bien en claro que no sería así, que despertaría y seguiría viviendo la misma mierda, seguiría metida en un misterio sin salida, sin solución.

¡Un capítulo lleno de emociones!

Cómo recordarán, en el capítulo anterior, Diego consiguió su objetivo al asesinar a Jorge. Aunque le faltó asesinar a Martina. 

Pero gracias a esa muerte, Martina ha decidido vengarse y arrestar a Diego sea cómo sea. ¿Qué dicen? ¿Creen que sea Martina la responsable de que Diego vaya a la cárcel después de tantos delitos cometidos? Mm... Puede ser, puede ser.

Y ahora Martina le aconsejó a Ross proteger a Laura. ¿Acaso le hará caso? Pues... Ya en el próximo capítulo verán qué decisión tomó Ross.

Confusiones y peligros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora