Confusiones y peligros.

Pensamientos y Planes.

Ahora mismo me encontraba sólo en la cafetería de mí Universidad. Era tarde, pero se encontraba abierta debido a que siempre se quedaba alguien, o había grupos que preferían estudiar en la Biblioteca de aquí, para avanzar más rápidamente en los trabajos.

Y por otro lado, me encontraba yo. Sólo. Sin tomar café, sin nada. Sólo un montón de pensamientos que lentamente me torturaban y me hacían sentir completamente mal. Pero al mismo tiempo... me sentía tan bien por lo que había hecho hoy. Había conseguido ser valiente.

Veo entre divagaciones a Riker junto a Laura. Él la está abrazando, ya que ella había tenido una discusión con su madre porque no estaba de acuerdo con su relación, debido a la diferencia de edad.

—Todo saldrá bien —susurraba Riker para después besar sus castaños cabellos.

—Tengo miedo... —admitía Laura.

—No tienes porqué —mí hermano se separó del abrazo y ayudó a Laura a sentarse en el sillón, mientras él limpiaba sus lágrimas. Ajenos a mí presencia, ajenos a mis manos hechas puños —. Podremos salir de esto juntos. Nunca te dejaré.

Laura sonreía amploamente en medio de sus lágrimas. Mi pecho se contrajo, ella estaba sonriendo por alguien que no era yo, y eso se sentía tan mal, tan doloroso.

—Te amo... —musito ella.

En ese momento yo me levanté y me fui a mi habitación. No podía soportar más en ese lugar, no podía ver cómo se demostraban su amor. Se sentía tan mal, tan doloroso.

Me encerré en mí habitación, tomé mí celular y puse la radio, para relajarme. Me dejé caer en la cama, y miraba al techo.

Lo cierto es que él sabía que amaba a Laura desde hace mucho tiempo. Riker había presentado a esa chica en la casa, y enseguida él se fijo en lo hermosa que era. Su figura era muy bonita, al igual que sus facciones. Pero era una chica prohibida.

El tiempo pasó y Laura seguía yendo a la casa Lynch. Cada día se daba cuenta de que aparte de ser bella, era una chica humilde, era natural, no aparentaba nada para destacar y no siquiera se arreglaba demasiado. A medida que la iba conociendo, se dio cuenta de la inteligencia que poseía. Ella podía hablar de cualquier tema, era realmente culta.

Con todas esas cualidades, fue inevitable caer enamorado de ella. Era difícil esconder sus sentimientos, pero era necesario. Tragar todo el dolor, toda esa ansiedad por probar sus labios. Entonces, decidió convertirse en alguien frío, para no tener que fingir estar bien siempre.

Entonces, otro recuerdo asaltó sus pensamientos.

Ross se encontraba caminando por la calle, después de haber hecho las compras. Y en ese momento, vio un centro comercial y una conocida cabellera rubia, por curiosidad se acercó y su corazón ardió debido a la rabia.

Riker estaba besándose con otra mujer. Para ese entonces, era una desconocida, ahora era consciente de que se llamaba Lodovica.

Con toda la ira que sentía, se acercó a ellos. Reuniendo fuerzas, tomó a su hermano de su polerón y comenzó a golpearlo rápidamente.

—¡Todo tiene una explicación! —dijo Riker tomando la mano de Ross. Deteniéndolo, adolorido y sorprendido.

—¡Eres un imbécil! —respondió dándole un último golpe a su hermano, en el estómago —. Ella no te merece. Laura no te merece —dije mientras me retiraba, muerto de la ira.

Volviendo al presente, Ross fue consciente de las lágrimas que caían por su rostro. Entonces las seco lentamente, ya que no quería que por error lo vieran llorando. Aunque se sentía liberador poder desahogarse un poco, después de tantos años.

Mientras tanto, en una conocida cafetería se encontraban reunidas algunas personas. Estaban afinando los últimos detalles de su plan.

—Mientras yo forme parte del plan, todo saldrá bien. Yo soy la ruda —dijo Maya sonriendo de modo seguro.

—Ella es la mejor mala influencia de todas —Riley abrazó a su amiga.

—Lo importante aquí es que estemos concentradas, porque ahora lo primordial es tenderle una eficaz trampa a Mercedes —dijo fríamente Martina. Mientras que las chicas asentían. Ahora todo dependía de ellas, porque ya tenían algp en mente.