Plan, Cita y Otro Problema.

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—¿Tienes la dirección? —preguntaba Maya como por quinta vez.

—Maya, no porque preguntes algo miles de veces significa que la respuesta será afirmativa —explicaba Farkle, un poco cansado.

—Se supone que eres un genio científico —se quejaba Maya cruzada de brazos.

—Soy un Genio, pero no puedo apresurar las cosas.

Las chicas habían decidido que lo mejor que podían hacer era buscar a un genio científico, por lo que fueron directamente a la casa de Farkle. Al contarle todo, él se sorprendió muchísimo, pero después todo eso se convirtió en enojo. Él era un genio, sabía muchas cosas y seguramente al haber estado más involucrado, habría descubierto de inmediato el misterio.

Ahora estaba buscando información sobre Mercedes. Martina recordaba ese nombre, sabía que tenía que ver con los Lynch, pero no recordaba nada sobre aquella persona.

—¡Al fin! —exclamó Farkle —. Encontré su dirección, su teléfono, su correo y también a algunos familiares
—Farkle sonrió orgulloso. Martina lo miraba asombrada, ese niño era una especie de genio en miniatura, era asombroso.

—Mm... ahora tenemos mucha información, pero no podemos hacer mucho con todo esto —se lamentó Riley
—. No podemos simplemente llegar a su casa e interrogarla.

—Lo importante es tener un buen plan
—dijo Farkle —. Si los libros que he leído me han enseñado algo, es que lo más importante es el factor sorpresa.

—Definitivamente se sorprendería si ve a un montón de niños en su casa —dijo Maya cruzándose de piernas —. Podríamos meternos a su casa para investigar sus cosas.

—Nada que nos meta en problemas policiales —advirtió Martina —. Ya tuve suficiente de eso en mi vida.

—Tini, tú tuviste mucho que ver con la familia Lynch —opinó Riley —. ¿No hay algo que podamos hacer que no levante sospechas? —preguntó esperanzada. En ese momento todos miraban a Martina.

Ella empezó a recordar. Bueno... sí sabía bastante de esa familia. Incluso... los cumpleaños. ¡Oh, claro! ¿Cómo olvidar algo tan crucial?

—En dos días más es el cumpleaños de Ross —respondió sonriendo.

—¿Dices que deberíamos invitarla a su cumpleaños? —preguntó Maya.

—Eso seria un buen factor sorpresa. Se me ocurren muchas ideas para sorprenderla más de lo necesario —opinó Farkle —. Incluso otro chico podría ayudarnos bastante bien.

—Nosotros no podemos comunicarnos con ella, pero Stormie sí —explicó Martina —. Tengo una idea —sonrió ante ello.

—Tenemos que hablar sobre el tema. Hay que planear cada detalle, no puede haber ni un sólo error —dijo Farkle tomando sus manos, como lo haría un genio malvado.

—En ese caso, tenemos que hablar con algún policía —comentó Martina —. Había dos metidos en el caso, pero nunca encontraron nada. Estoy segura de que Diego les pagaba, porque sino, habrían encontrado algo aunque fuese algo pequeño —explicó ella.

—... —

—¿En serio quieres ir a comer justo ahora? Lodovica acaba de instalarse y...

—Puede cuidarse sola, ella no te robará nada —interrumpió Ross —. Vamos, es sólo para poder hablar. Mañana no tienes clases, no hay impedimentos.

Laura suspiró. Al parecer Ross no la dejaría en paz hasta que aceptará tal salida.

—Espero que sea un buen Restaurante
—respondió en tono de broma.

—El mejor —aseguró Ross.

—Eso lo veremos —respondió con un canto tomando una chaqueta negra que se encontraba cerca.

—Aceptó el desafío.

Laura fue a la habitación de Lodovica antes de irse junto a Ross. Le dejó un papel donde estaban los números de todos por si necesitaba algo. Y después se fue con Ross. Fueron en el autode éste y no hablaron en todo el camino, ya que estaban bastante nerviosos.

Al bajar, entraron a un yran Restaurante que se veía bastan fino. Les dieron una mesa y ordenaron. Ross pidió spaghetti, ya que le encantaba. Laura prefirió pedir lassaña, ya que hace tiempo no la comía. Ambos coincidieron al pedir Coca-Cola. Les sirvieron sus platos y comenzaron a comer enseguida.

—¿Qué tal tú Lassaña? —preguntó Ross amablemente.

—Deliciosa —admitió Laura —. Gracias por invitarme —sonrió tímidamente.

—¿Es broma? Gracias a ti por aceptar, hace tiempo que quería invitarte a algún lugar —respondió Ross con tono amistoso. Para Laura eso era una novedad, nunca pensó que Ross fuese amable con ella.

—Nunca pensé que tú me invitarías a salir —dijo ella sonriendo de lado —. La verdad es que estoy muy sorprendida.

—¿Qué puedo decir? Soy una caja de sorpresas.

—Eso parece.

Se quedaron en silencio por unos minutos, ninguno sabía qué decir. Sólo disfrutaban de su comida.

—¿Qué piensas, Laura? —preguntó tomándola por sorpresa.

—Ya te dije: es una lassaña deliciosa. La verdad es que es un buen Restaurante.

—Es un cumplido viniendo de ti —Ross le guiñó el ojo —. Pero no me refiero a eso, sino que... a nosotros. Ya sabes... el beso, mis sentimientos —Ross rascó su nuca.

—Oh... —Laura soltó el tenedor y vio a su compañero —, bueno... como ya te dije antes, estoy sorprendida. Nunca pensé que podrías sentir algo por mí —fue sincera. Ross asintió —. Yo... no sé qué decir. La verdad es que aún me duele que Riker no este con nosotros —admitió con dolor.

Ross apretó sus manos por debajo de la mesa, tenia rabia. Su hermano había muerto hace bastante y ella aún pensaba en él. No se daba la oportunidad de ser feliz, de empezar desde cero. Y es que... la muerte siempre duele, es cierto. Pero...también es cierto que hay que superarla.

—Laura, entiendo lo que dices pero tampoco puedes vivir en el pasado durante toda tú vida —explicó con tono suave, tratando de manejar su ira. No quería asustarla, no quería ser el falso Ross, quería ser como era. Él Ross que sólo sus amigos más cercanos conocen.

—Es difícil olvidar a alguien a quién amaste —respondió Laura con la voz cortada.

Ross era consciente de que ella estaba a punto de llorar. No. No soportaría ver eso. Es cierto, estaba actuando frío otra vez, eso no estaba bien.

—Te respeto y te aseguró que esperaré lo que sea necesario —Laura le sonrió de modo amable. Ross comprendió que ella aparentaba ser valiente, pero que en el fondo era muy sensible —. No te dejaré sola, no te preocupes —aseguró. Esas palabras sorprendieron a Laura, no imaginaba que Ross tuviese un lado tierno. Odiaba admitirlo, pero eso le gustaba bastante.

Laura iba a responder, pero en eso suena el celular de Ross. Él responde y sus ojos se abren ampliamente, su rostro refleja asombro.

—¡Debemos irnos! —exclama sorprendiendo a Laura.

Él se levanta corriendo y con la cuenta en mano paga lo que debía. Después toma a Laura de la mano y suben al auto, un poco agitados. Ross se ve tan preocupado que asusta.

—¿Qué pasa? —pregunta Laura preocupada, aunque también un poco asustada.

—Era mí mamá —responde impaciente
—. Parece que Lodovica tuvo un hecho que la asustó o algo así y ahora... su bebé se adelantó.

Laura palideció. Riker bebé estaba naciendo antes, eso no era nada bueno. Tener un bebé prematuro podía ser riesgoso para la madre, para él bebé o para ambos. Esto no podía suceder.

—Santo Dios... —susurró presa del espanto. No quería que le pase nada a ninguno de los dos. Inmediatamente sus ojos se llenaron de lágrimas.

Confusiones y peligros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora