Llamada y Debate.

416 49 9
                                    

—¿Quién te llama?

Ross me interrumpe de mis pensamientos. Ya que estábamos por besarnos, pero a alguien se le ocurrió llamarme. Aún estoy sorprendida, no puedo creer que casi nos damos un beso, eso es algo muy raro. Digo... ¿Acaso mi mente me está jugando bromas? No sé, todo es muy confuso para mí.

—Es un número desconocido —en ese preciso momento abro mis ojos de par en par y el pánico se apodera de mí —. ¿Acaso puede ser Diego? —le preguntó espantada.

—Sólo responde, y si llega a ser Diego, tiraremos el celular bien lejos —responde de modo serio, eso significa que me está dando una orden.

Doy un largo suspiro. Él me mira y para darme seguridad, asiente. Yo respondo la llamada con un tímido y apenas audible: Hola.

—¿Habla Laura Marano? —pregunta la persona que me llama. Me relajo al darme cuenta de que no es Diego, porque es una mujer. Pero me pongo nerviosa, al darme cuenta de que puede ser una de esas chicas que se prostituye y lo ayuda por temor.

—Eso depende de quién la busca —respondo. Ross asiente y levanta sus dos pulgares, dándome la señal de que lo que dije está bien.

—Es obvio que eres tú —responde ella con tono creído, sé que no puede verme pero de todas formas la fulminó con la mirada —. No quiero perder el tiempo. Escucha bien, me dieron tú número por un tema importante, necesito juntarme contigo para hablar de Riker...

Con sólo oír ese nombre todo mi mundo se detiene en cinco segundos. Riker... ¿Acaso ella tiene información que puede ser importante para mí?

—... ¿Sigues ahí? Recuerda que está llamada me sale cara —dice con tono engreído. Sé nota que es una chica bastante pesada.

—¿Cómo te llamas? ¿Cómo sabes de él? —preguntó con la voz quebrada. Siento deseos de llorar, pero me estoy conteniendo porque no quiero que Ross piense que soy débil.

—Esas preguntas no tienen importancia ahora, sólo dime un lugar físico donde podamos juntarnos —exige. Apostaría que está rodando los ojos justo ahora.

Le dije que nos juntemos en la Heladería Grido. Ya que es un lugar muy conocido y así sé que no es una de esas prostitutas de Diego. Entonces... Quedamos en que mañana nos juntaremos en Grido, a las seis de la tarde, para conversar. A las seis de la tarde anda mucha gente en la calle, por lo que es una grandiosa idea ir a esa hora.

—¿Quién era? —pregunta Ross.

—No era Diego —respondo rápido. Estoy confundida y no quiero explicarle a Ross que quede de juntarme con una chica desconocida, tan desconocida que ni siquiera sé su nombre. Seguramente creerá que soy una torpe.

—¿Por qué siento que escondes algo? —pregunta mirándome.

—¿Por qué te interesas tanto si ni siquiera somos amigos? —respondo de modo pesado, y me arrepiento enseguida. Debería ser más educada, si me está ayudando. Pero... ¿Por qué me ayuda si ni siquiea somos amigos? Todo es tan raro aquí.

—Tienes razón —Ross se levanta de mala gana y se acerca a la puerta. Se queda en el marco, me desea las buenas noches y se va.

—...—

Esa noche no pude dormir muy bien, porque sólo podía pensar en Riker y en esa chica, había tantas opciones con respecto a ella, y sinceramente todas me asustaban bastante. Pero también estaba todo eso de Ross, que me asusta bastante, no entiendo por qué es tan bipolar, es algo tan confuso.

De todas formas me desperté temprano. Me di una larga ducha, después me sequé y me puse la misma ropa de ayer, ya que no tenía ninguna otra opción. Al estar lista, pude ver que Ross seguía durmiendo. Así que me fui sin decir nada, después podría enviarle un mensaje.

Fui a la Universidad con mi auto, que gracias a Dios usamos durante toda esa alocada noche que parece sacada de una película de acción. Maneje por más de dos horas, la casa de Ross quedaba bastante lejos. Cuando llegue, todo el salón ya estaba dividido en esa cosa del debate. A mí me tocaba junto a Raini, nosotras estábamos en contra del uso del uniforme.

—Laura —Raini me saludó con un abrazo —. Estaba tan preocupada por ti, después de todo lo que pasó anoche.

—¿Pasó algo más? —le pregunté aterrada.

—Ese chico recibió una llamada, por lo que se fue junto a tú prima en un auto. Pero cuando vi que se iban alejando, noté que atrás iba otro auto. Así que cerré la puerta de mi casa con seguro y vi que ese auto que apareció de la nada, ¡Los estaba persiguiendo! —me explica.

—¡Raini!

No puedo evitar abrazar a mi mejor amiga, la persona que ha sido como una hermana para mí durante mucho tiempo. Si le hubiese pasado algo, no me lo hubiera perdonado nunca, la quiero muchísimo.

—Laura, espero que...

—Laura Marano, basta de conversar tanto —me reta mi profesor —. Para usted también, Raini Rodríguez —nosotras nos acómodamos bien en nuestros asientos, me siento bastante incómoda, nunca me habían retado en clase —. Pase a debatir, Marano —anuncia la profesora.

—Suerte —me desea Raini.

Yo me levantó y veo que me toma debatir en contra de Emily. ¡Dios! Emily es una de esas chicas pesadas que nunca pierde y sabe lo que quiere. Es rica y engreída. En otras palabras, estoy realmente perdida.

Emily fue la que habló primero. Ella habló de la igualdad, y de la responsabilidad que nos trae usar uniforme, porque tenemos que comportarnos bien, para dejar bien al colegio.

—Su turno, Marano.

En el momento en el que iba a hablar, mi garganta se queda seca y mis labios se quedan pegados, no puedo hablar. De pronto, me doy cuenta de que todos me están mirando fijamente, me siento tan expuesta. Siento que... ¡Estoy bajo mucha presión! Ahora vivo sola, me persigue un hombre muy malo, pasó mucho tiempo con un bipolar, tengo que cuidar a una chica maltratada. ¡Dios!

Y después de ese mareo, todo empieza a girar aún más, siento sudor en todo mi cuerpo y de pronto... Todo se vuelve negro.

—...—

Veo tanta paz. Todo se ve tan celeste, y aparte de ese color tan alegre y tan pacífico, puedo ver nubes, nubes que parecen del más fino y al mismo tiempo grueso algodón.

De pronto, aparece una luz dorada que no deja de brillar, es una luz que te deja ciega, pero que no puedes dejar de ver, porque te llena de paz.

En eso, puedo ver que aparecen alas. Después de las alas, puedo ver a Riker. ¡Mi Riker! Me sonríe, y yo no puedo dejar de observarlo, él sonríe. Puedo verlo perfectamente, es como si estuviera aquí, conmigo y eso es algo que me llena de tanta tranquilidad, tanta paz, me siento muy segura.

—Mi pequeña y preciosa Laura... —su voz. Antes su voz era de esas voces agradables y tiernas, pero ahora es una voz celestial, es como si estuviera cantando —... Nunca desconfíes de mí. Puede que ahora escuches cosas malas, pero quiero que sigas siendo la persona que eres, y confíes en mí, siempre...

Después de decir eso, mi corazón se acelera. ¿Escucharé cosas malas de Riker? ¿Riker hizo algo malo? Puedo ver como poco a poco desaparece, su perfecta imagen se va alejando de a poco, eso es algo que me pone nerviosa. ¡No quiero que se vaya! Pero no puedo hacer nada, no puedo hablar, no puedo moverme. ¡No me veo! ¿Dónde se supone que estoy? Mi corazón cada vez se acelera más.

De pronto, abro mis ojos de golpe y me siento de un salto. Quiero salir corriendo, pero al intentarlo, siento los brazos de alguien. Alguien está abrazándome y eso me aterra. ¿Qué me está pasando?

¿Tienen alguna idea de quién habrá llamado a Laura? Si recuerdan la mayor parte de la historia, sabrán bien, creo que es un poco obvio. Bueno... Ross se ha comportado un poco mejor con Laura, aunque los dos siguen dudando mucho respecto a ellos dos. Y al final, a Jorge y a Martina los encontró Diego, ¿Qué les habrá pasado? El sueño de Laura sí que es significativo, ¿Acaso se viene algo malo? Pues... ¡Pronto sabrán! ¿Quién creen que está abrazando a Laura? Hay muchas opciones.

¡Gracias por sus votos! 

Confusiones y peligros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora